Publicado en: El Universal

La ciencia política habla de Estado fallido aunque en derecho internacional solo existen estados sin calificativos. Dos politólogos norteamericanos, Steven Ratner y Gerald Helman acuñaron el concepto hace casi 30 años. Son naciones en dramática disolución porque la vida es invivible, incapaces de satisfacer necesidades básicas, prestar servicios de salud, electricidad, agua potable o seguridad ciudadana. Grupos irregulares o delictivos arrebatan el monopolio institucional de la fuerza.

Robert Rotberg matiza que previos al precipicio hay estados en vías de  fallar, fracasar, colapsar o desestructurarse. Venezuela va en ese tramo pero acelera con la actual dualidad de poderes que no parece proclive de resolverse porque se creó un statu quo  y muchos intereses atravesados. No hubo hasta ahora una guerra civil  con cisura territorial, porque las FF.AA no sucumbieron a la prédica de  la intervención militar democrática, el quiebre militar. 
No han funcionado coros de sirenas mitad humanos y mitad burros. Según estudiosos, Somalia es la tormenta perfecta, tanto que somalización equivale a Estado fallido,  éxodos en masa, hambruna, guerra civil, terrorismo y desintegración  territorial. Datos recientes indican que funcionaban apenas siete  hospitales, habían robado el cableado eléctrico, todas las escuelas  cerraron, no existía ya red de agua potable, ni policía, ni bancos, ni  ejército regular. 
Ni sistema de pasaportes, identificación, ministerios, ni aduanas. Cuestiona la idea de Estado fallido Noam Chomsky, uno de los más importantes semiólogos del siglo XX, pero también en sus análisis políticos, reo de estafa continuada y mentira con alevosía. Su disgusto nace de que casi todos los fallidos fueron plazas revolucionarias, satélites soviéticos o chinos. Una vez que se desintegró la URSS, la corriente se lleva a sus criadas e improductivas tiranías en África y Asia.
Socialismo fallido
Cuba se salva porque cuando queda sin subvención soviética y llamaba al hambre período especial,  Chávez la adoptó. En esa morgue o cerca están: Somalia, Uganda, Ruanda,  Burundi, República Centroafricana, Zimbabwe, Congo, Sierra Leona,  Mozambique, Liberia, Sudán, Chad, Yemen, Irak, Libia, Afganistán,  Birmania, Camboya, Kirguistán, Uzbequistán, Turkmenistán, Tayikistán,  Siria et.al. El socialismo africano. Pese a las ensoñaciones diurnas las  tropas extranjeras cambian cáncer por Sida 
¿Cuántas intervenciones militares extranjeras llevan Haití y Somalia? En esos países el infierno se abrió cuando las guerras civiles dividieron al ejército y el país quedó en manos de bandas. La historia se repite: un bufón megalómano y pueril con cabeza cuajada de tonterías, vino a cambiar el mundo y lo logró, gracias a la trivialidad de las élites. A diferencia de Chomsky, organismos internacionales, de seguridad, y centros académicos, dan a la discusión primera magnitud y carácter de tragedia.
La CIA crea una Fuerza de Tarea en Estados Fallidos (SFTF) y un Comando Africano (AC). La OCDE tiene el Grupo para Estados Frágiles  (FSG) Somalia se funda en 1960 con un régimen democrático que muy  pronto comienza a ahogarse en la polarización política y el odio entre  los grupos dirigentes. La incapacidad para establecer un consenso de  convivencia trae la revolución encabezada por Siad Barré en 1969, alfil  de la Unión Soviética que nacionaliza la economía e inicia hostilidades  con la vecina Etiopía. 
Una tiranía feroz e  inepta, aplasta clanes y tribus a nombre del socialismo que abre puertas  a la hambruna. El frente opositor derroca la república socialista a  comienzos de los 90, pero incapaces de establecer acuerdos, estalla la  guerra civil. En medio de la violencia a partir de 1996 cinco regiones  se declaran autónomas o independientes. Una coalición de grupos  islámicos toma la capital, y ante la anarquía los países vecinos,  Burundi, Kenya y Etiopía, invaden Somalia para frenar el drama de  millones de refugiados. 
Sanchezcos
Como el ejército quedó destruido, EEUU, Europa y la Unión Africana deciden nueva intervención militar, que dura diez años, para respaldar y estabilizar “la transición”. Solo dieron a mafias, narcotraficantes y piratas argumento para acciones terroristas. Hoy el gobierno apoyado por occidente apenas controla la capital Mogadiscio y los funcionarios no pueden siquiera salir de la ciudad. Sin problemas étnicos ni religiosos, la moderna, petrolera y democrática Venezuela, se hunde y coquetea con disolverse.
Sus élites “alquilaron habitaciones en el hotel del abismo” diría  Lukács. Empujaron y empujan la carreta hacia él durante tres décadas. En  alguna religión de India, Leviatán es un espíritu no del mal, sino del  caos. Derrocar del proyecto modernizador de Carlos Andrés Pérez instaló  el caos en el gobierno y en importantes grupos de poder que luego fueron  opositores a la revolución. 
Veinte años atrás, amigos criptochavistas tomaban con sorna sanchezca las advertencias sobre lo que vendría. Hoy criptoradicales, las asumen de la misma manera. Hay tres puntos clave para frenar la locomotora sin frenos. Un acuerdo de conciliación que cierre la brecha, lo que implica seguridades mutuas. Mantener la unidad de la FF.AA; y que nuestros países amigos no apuesten a somalizarnos, a matarnos de hambre.
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