Pasaron las muy esperadas elecciones en España. Los resultados fueron más o menos los pronosticados. Pero hay algunos puntos en los que vale la pena detenerse y, también, mojarse las patas. Lo primero es resaltar el aumento de la participación electoral. Eso sí no aparecía tan claramente en los estudios de opinión. De allí que hasta los más hábiles analistas estén sorprendidos. Resulta que a los españoles, a quienes más de uno han acusado de apáticos, decidieron que nadie iba a decidir por ellos. Eso es un punto no menor.
Por supuesto que hay ganadores y perdedores. Es claro que los del PSOE han conseguido la fórmula para salir del hueco en el que estuvieron por varios años. Básicamente hicieron una revisión profunda, en los modos y relatos, hasta podría decirse que genética. Los populares pierden apoyos y escaños. No creo que esto en realidad les haya tomado por sorpresa. Pero les viene bien la zurra para que si hubiere aún alguien en el partido que dude de la necesidad de hurgarse hasta el carozo para reinventarse, pues los resultados ponen en titulares rutilantes que no pueden ni deben esperar más para acometer esa compleja tarea. Si Casado va a liderar ese proceso, bueno, puede ser. Es un tipo inteligente y lo suficientemente joven como para entender que el mundo no se acabó porque perdieran unas elecciones. Así que a sobarse los morados y a empezar en la reconstrucción, que como diría la pulga el viaje es largo y el pelaje abundante.
Perdieron los señoritos de Podemos. Pues resulta que a la mayoría de los españoles, Iglesias los aburre a morir. Y el pelo largo ya no impresiona. El partido se le dividió y ahora tiene que ver cómo le “jala” a Sánchez para que no los deje vestidos y con los crespos hechos. La pedantería es muy mala consejera.
Ciudadanos hará bien en metabolizar bien lo ocurrido y entender que estos resultados – en los que les fue muy bien – no son tampoco como para creerse lo que pueden ser pero aún no son. Y para ello tienen que ingeniárselas para convertirse en piezas importantes para los españoles que no votaron por ellos y también para Sánchez.
Hay tres organizaciones a las que harán bien los analistas en no perderles la pista, a saber, EUR, Bildu y Vox. El peor error que se puede cometer es el menosprecio. Y tampoco hay que mirar por encima del hombro a los del PNV.
Vienen ahora más elecciones para los españoles. Municipales, autonómicas y del PE. Sánchez no tiene un pelo de tonto. Y va a medir muy bien cada paso que dé. Y sí, si le toca, pues habrá de tragar grueso. Es un juego en múltiples tableros.
Se equivocan quienes ven como trágicos los resultados electorales en España. Si a ver vamos, cerrado el paso a los radicales de derecha e izquierda; gana el europeísmo; aumenta la participación. Sánchez negociará para hacer gobierno.
soledadmorillobelloso@gmail.com
Lea también: “La muralla protectora“, de Soledad Morillo Belloso