Televisión sin Detodo – Carolina Espada

Televisión sin Detodo - Carolina Espada

Publicado en: Tal Cual

Por: Carolina Espada

El mejor regalo es un libro. Así me dije con una serenidad y una sabiduría que me pasmaron tras recibir un wasap alarmante: “¡URGENTE! DIRECTV anuncia suspensión de contratos con Venezuela”. Mayúsculas, signos de admiración y negrillas que no me sobresaltaron para nada. Estamos acostumbrados a las desgracias cotidianas. Y el mejor regalo es un libro, pero a mediodía ya estaba buscando en las gavetas de mi mamá el control remoto del televisor.

Lo encontré junto a la cajita de botones de nácar de mi abuela; el cofrecito de sándalo que ya no huele; el frasquito con la nostagia de un perfume que se evaporó; el álbum con las tarjetas de Primera Comunión de todos los niños de la familia; y un envoltorio de un chocolate italiano exquisito (por si se volvía a Varese a ver a los primos y se pudiera comprar otra vez). ¡El controlito! Había olvidado lo pequeño que era. ¡Nada que ver con el comando intergaláctico de DIRECTV!

Con el olvido que dan los años en desuso, tardé en conseguirle unas pilas que le sirvieran. Luego, el sustico, ¿funcionaría tras tanto tiempo arrumado entre los recuerdos? La tecnología SONY es grande. ¡Se activó a la perfección! Súbita angustia. ¡¿Y si…?! ¡¿Y si había cadena?! Auxilio. Trece años sin transmisiones interrumpidas ad nauseam ad infinitum. Uno se desacostumbra y vive mejor. Pero, ¿estaría preparada para el shock? Uno. Nada. Dos. Ahí viene. Tres y la imagen de un comentarista en Meridiano TV. ¡Aleluya! Aunque la verdad es que soy tonta: Vida – DIRECTV + Cadena = Estallido Social (por la medida bajita). Así que : Vida  DIRECTV + Programación Nacional (venida a menos, pero programación) = Pueblo Contenido.

Como era la hora de la cotufa, me instalé a ver el canal de los especialistas en deporte: un narrador en una incómoda butaquita que parecía quedarle pequeña y con cara de no usar medias; a su lado, en otra poltroncita, una muchacha con minifalda. Pura pierna y melena. ¿Por qué las mujeres creen que se ven sexys si se están pasando la mano a cada rato por la cabellera? Muletilla capilar femenina de librito (es que juro que estoy buenísima, chica, ¿qué te pasa?, deja la envidia).

Y comenzó el programa de deportes: A mí me gusta mucho la comida zuliana. A mí también. Es distinta a la que se come en Caracas. Distinta pero divina. Lo que más me gusta son los patacones. ¿Sí? Yo creo que son muy pesados. A mí que me los pongan con Detodo: salsa rosada, lechuga, tomate, ajo, cebolla, carne mechada, jamón y queso rallado. Eso es demasiado para mí y dígame las arepas tumbarrancho, la propia locura, porque…

Ahí uno hace una pausa en la cotufa, grita “¡¡¡Aaayyy, nooo!!!” y cambia de canal. Nada bueno que ver. Nada. Que me perdone el sacerdote de Vale TV; creo que estaba hablando de José Gregorio Hernández; no me animé a pedirle un milagrito.

De regreso a Meridiano y ya la pareja había abandonado el tema gastronómico de la provincia y ahora filosofaba sobre cuál era el mejor jugador de básquet en la Historia de la Humanidad Sideral. Qué fastidio. Perdón, pero qué fastidio. Uno no puede oír una disertación sobre los huevos chimbos en el Sur del lago y después escuchar loas a Michael Jordan. No. Y todavía me quedaban cotufas.

Finalmente pusieron imágenes. ¿Las instalaciones olímpicas de los juegos suspendidos en Japón?; ¿entrevistas a atletas que se habían preparado para llevarse una presea de oro y ahora veían el sueño postergado?; ¿un reportaje sobre como la distracción del covid-19 nos hizo olvidar el escándalo en las Ligas Mayores de Béisbol con lo de las señas descifradas? No. Videos “de archivo” de partidos de fútbol con aquellos estadios atestados de gente. Eso va a ser material arqueológico de sumo interés… dentro de 100 años.

De vuelta al canal 5. Vale TV siempre había sido la salvación con sus programas de ballenas eternas y de perritos de la pradera comidos por águilas desalmadas. Dejé el televisor prendido como cosa perdida, como para acostumbrarme a su compañía, pero lo que hacía era añorar a DIRECTV, con su CNN y las ruedas de prensa del señor Trump.

Tan bueno que era quedarse dormida con sus bufonadas. Y tan divertido que era oír que el noble y valeroso pueblo de Nueva York, haciendo gala de su solidaridad, amor al prójimo, altruismo e inmenso sacrificio, hace meses había sobrevivido estoicamente a un apagón parcial de 5 horas. ¡Apagón… parcial… 5 horas… JajaJajaja! ¡Que vengan para Maracaibo con 40 grados a la sombra y sin aire acondicionando, sin electricidad ni siquiera para prender un ventilador! ¡Que vengan para que vean cómo se bate el cobre sin agua y se prepara un patacón!

 

 

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