Por: Editorial Analítica
Al desear a todos los que nos leen y nos siguen un venturoso 2019, no podemos, sin embargo, soslayar los retos que tendremos que enfrentar en los primeros días del mes de enero, si queremos que se produzca un cambio en nuestro país para enderezar los entuertos ocurridos en Venezuela en las dos décadas perdidas.
El 5 de enero, fecha en la que debe reinstalarse la principal y única institución democrática que aún no ha sido derruida por la planta destructora del socialismo del siglo XXI. Nos referimos, por supuesto, a la Asamblea Nacional, que contra viento y marea, y con todas las dificultades imaginables, ha mantenido encendida la vela de la libertad y de la democracia.
Por eso consideramos que la fecha emblemática para la restauración de la democracia es el 5 del mes que comienza mañana, porque al apoyar la instalación de nuestro Parlamento estamos dándole vida al David que podrá enfrentar el 10 a un, perdonen el simil, Goliat con pie de barro, que pretende usurpar, sin haber sido legitimado, la majestad de la figura de la jefatura del Estado.
Nuestra Carta Magna es clara y precisa al señalar los periodos de funcionamiento de las instituciones fundamentales de Venezuela y nadie puede, ilegítimamente, atropellar y pasar por encima de las normas establecidas en ella. La Constitución de 1999 es hoy el instrumento legal que une a todos los venezolanos, sin importar qué ideología o creencia podamos tener.
El 5 de enero es el día en que damos cumplimiento al precepto constitucional que fundamenta en un órgano, la Asamblea Nacional, la voluntad soberana del pueblo venezolano. El 10, por el contrario, de llevarse a cabo la toma de posesión de Maduro, configuraría una violación a la Constitución y, por ende, quien pretenda llevarla adelante se convertirá en un mero usurpador de esa función pública, ya que no representará la expresión de la voluntad soberana del pueblo, sujeta a lo que manda nuestra ley suprema.
Si queremos y creemos que la democracia es la mejor forma de gobierno para asegurar la paz social, a través de la reconciliación nacional y el cumplimiento obligatorio de todo el ordenamiento jurídico imperante, debemos respaldar la instalación del principal organismo que asegura la vigencia de la democracia.
Tengamos fe y optimismo en que el cambio favorable para nuestro país tiene una fecha de inicio y esta es el 5, y no el 10, que de ocurrir sería más bien la del retroceso.