Pensar con las tripas – Carlos Raúl Hernández

Tolstoi: Guerra y gas - Carlos Raúl Hernández
Cortesía: El Universal

Publicado en: El Universal

Por: Carlos Raúl Hernández

“Le seguimos pagando a Putin por la energía para que no consiga recursos en otras partes”. No lo dice Cantinflas, sino nada menos que de la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen. Es como si Hans fuera feliz porque su mujer se acuesta con el chofer, “y no tiene que buscar sexo fuera del hogar”.

1. La irresponsabilidad de los dirigentes democráticos europeos y norteamericanos, no registra empacho en lanzar Ucrania a la debacle como carambola para destruir la economía rusa, pero por los resultados ha sido un error gravísimo, infantil. Identificar a Putin con Hitler y presentar la guerra una “cruzada por los valores occidente” no salvará a Ucrania, y quien pierde no es Putin sino esta y las democracias occidentales. Putin llega al poder en el año 2000, Europa -EEUU lo ven como “un KGV”, y él intenta convencerlos de que es un aliado occidental, elegante, glamoroso, aeróbico, decidido. Como pruebas de lealtad, en 2001 y 2003 Putin apoya las invasiones a Afganistán (350 mil bajas) e Irak (850 mil bajas; mientras, según ONU, en Ucrania van 4000 víctimas) y facilita el uso de sus bases militares en Bielorusia, Armenia, Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán.

2. Las potencias lo menospreciaron y, por el contrario, durante veinte años lo acorralan, incorporando a la OTAN países del área de influencia rusa, contra las más elementales nociones de geopolítica, sumidos en el error de que unipolaridad mundial a la caída del comunismo, era irreversible. Violentan los mandamientos uno y dos de la diplomacia de Kissinger, que mantuvo el equilibrio mundial desde los años 70 hasta hoy: “no permitirás que se conforme un bloque entre China y Rusia” y “Ucrania no debe ser de la OTAN sino neutral” (para algún cagatintas de medio pelo, Kissinger debe ser “putinista” encubierto). Desde 1990 hubo negociaciones entre Rusia y EEUU para que OTAN no se ampliara más allá de la Alemania Unificada. A pesar de eso, en 1999, incorporan Hungría, Polonia y República Checa. En 2004, Rumania, Estonia, Lituania, Letonia, Eslovaquia, Eslovenia, Bulgaria; en 2009, Albania y Croacia, y en 2017, Georgia, Macedonia, Bosnia y Herzegovina, con lo que OTAN llega cerca del pescuezo ruso.

3. Desmantelada la Unión Soviética porqué se mantiene y fortalece una organización creada contra ella, y para Rusia es una ruda amenaza. Un ejército de plañideros, tontos de diploma, y unos que no lo son y se valen de los aquellos, argumentan que el principio de soberanía permite que cada nación haga lo que le da la gana, y desconocen que soberanía y geopolítica tienen relaciones íntimas pero peligrosas que los adultos deben conocer. Fidel Castro en 1962 comprobó esos límites cuando los soviéticos sacaron, desmontaron las ojivas atómicas de Cuba sin siquiera informarle. Noriega, superhombre en Panamá y terminó sus años preso en Miami. La incapacidad para medir el coeficiente soberanía-geopolítica perdió a Saddam Husein, a Muamar Gadafy y muchos otros. La asociación es lineal: ni EEUU podría aceptar bases en Cuba, México o Canadá, ni Rusia en su frontera ucraniana. Hay quienes no disciernen los hechos y tampoco entienden las explicaciones.

4. Un plan mentalmente mermado, porque Ucrania no puede ganar y perderá más de lo imaginable. Putin pedía que Ucrania no entrara en OTAN y ni siquiera reconocía a los prorusos que declararon repúblicas en el Dombas. Pero después del infinito error va a obtener inmensamente más de sus peticiones anteriores y si la guerra se prolonga demasiado Ucrania puede convertirse en un recuerdo, por obra de sus defensores y la novatada de Zelensky. Rusia desplegó en diciembre pasado tropas en la frontera para enseñar las garras y exigir que Ucrania no entrara a la OTAN, como recomendaba Kissinger en 2014 y cualquiera que tuviera un poco de sentido de la realidad, uso de razón. Hasta ahora no ha utilizado su letal aviación ni los aterradores misiles hipersónicos, que acabarían el conflicto rápidamente a costa de una mortandad masiva de civiles. Al contrario de lo planeado, la guerra favorece a Rusia, descompone la economía mundial y la inflación en EEUU y Europa alcanza los puntos más altos en cuarenta años, lo que afectará gravemente a sus gobiernos. Hay alarma en los organismos internacionales por actual escasez y previsible crisis de alimentos en Àfrica.

5. El barril de petróleo podría llegar a 300 dólares, según calificadoras de riesgo, el metro cúbico de gas se dispara en 40 y 50%, y la economía rusa, el rublo, se fortalece mientras los aliados sufren problemas insolubles. Europa no puede embargar la energía rusa porque paraliza la sociedad. Rusia y Ucrania son los mayores productores mundiales de trigo, es decir, el pan nuestro de cada día, y hoy están bajo control de Putin, y se anuncia que en un par de meses los ucranianos tendrían que quemar las cosechas podridas en los silos. Van 4000 víctimas certificadas por la ONU, no porque Putin tenga buen corazón, sino porque cuida políticamente en lo posible su guerra, cuyos efectos perversos se devuelven contra los gobiernos occidentales Europa. La irresponsabilidad colocó en sus manos la palanca del mercado de alimentos (además petróleo y gas). Si esta es una guerra en defensa de las instituciones democráticas, se disimula muy bien.

 

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