Médicos y sanitarios venezolanos, en la última fila – Floralicia Anzola

Floralicia Anzola

Por: Floralicia Anzola

Hay realidades que golpean, apestan y duelen.

Cuando decimos que más de 600 médicos venezolanos han muerto de Covid, cuando agregamos que solo el 42% de todos los médicos venezolanos ha recibido una dosis de vacuna contra el coronavirus, cuando confirmamos que según su antigüedad, como mucho ganan entre 3 y 18$ al mes, tenemos constancia del desprecio al ser humano que ostenta, orgullosa, la dictadura madurista.

Este lunes, la ONG Médicos Unidos Venezuela, publicó su reporte de decesos por COVID-19 en el personal sanitario del país. Se trata de la pérdida de 602 galenos, profesionales que tratando de salvar vidas, perdieron la suya.

Pero también, Médicos Unidos Venezuela realizó una encuesta nacional acerca de la vacunación que revela que, de 2.970 médicos consultados en gran parte del territorio nacional, el 58 % respondió que hasta finales de mayo no había sido vacunado contra la COVID-19. Es decir, siguen arriesgándose a perder su vida y no es un asunto de interés para Maduro.

Otro resultado de la encuesta publicada el 31 de mayo, sobre la vacunación de médicos en el país, en instituciones públicas, es que el 36% de los  galenos encuestados, respondió que aún no ha sido inmunizado, ni siquiera con una primera dosis. Mientras que de los consultados en instituciones privadas, 73 % no ha sido vacunado.

Y el régimen inhumano que desde su Olimpo tropical, gestiona Maduro, miente.

El ministro de Salud de Venezuela, Carlos Alvarado, aseguró en marzo que 98 mil personas del personal sanitario, según él, el  90 por ciento de los trabajadores de la salud habían sido vacunados contra la COVID-19. Pero, según cálculos de la organización no gubernamental (ONG) Monitor Salud, se estima que en Venezuela existen aproximadamente 400.000 trabajadores de la salud. La cifra del personal de salud vacunado representa entonces apenas 25 % de la totalidad.

Sobre estas declaraciones, la Presidenta del Colegio de Enfermería de Caracas, Ana Rosario Contreras dijo el viernes 28 de mayo en medio de una protesta solicitando vacunas para el personal sanitario venezolano: “Yo tengo que decirle al ministro de Salud (Carlos Alvarado) que lo primero que tiene que hacer es decirle la verdad al país. Cuando él habla de que un 90% de los trabajadores de salud están vacunados, se refiere a Caracas pero Caracas no es Venezuela. Lo invito a que vaya a Portuguesa, donde en este momento el repunte de Covid ha generado un estado de alarma, donde los hospitales están colapsados, donde las enfermeras no tienen protección; que vaya al estado Barinas (…) las enfermeras se están cubriendo con bolsas negras, que vaya a Aragua donde lo que hay es un 40 % de personal”.

El viernes 28 de mayo, el Ministro Alvaradoanunció que abrirían un registro aparte para los trabajadores sanitarios que aún no han sido vacunadosa través de la página web del Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria (SACS).

Es decir, no están contados todos los que son.

El caradurismo es impresionante, nuestros médicos y sanitarios están en la última fila ante los ojos de Maduro.  Es evidente la ausencia de un plan de vacunación que contemple y priorice a los más vulnerables y sobre todo a aquellos que están en el frente de batalla, los que por fuerza deben estar en contacto con los infectados. También lo es el desprecio por la carrera médica, el esfuerzo de estudios y de su entrega que mal pagan a los médicos, de los recursos e insumos para trabajar que escasean, por lo que no luce nada raro que se haya registrado hasta marzo de este año, la salida de más de 32 mil médicos del país.

Son pocos los países que saben aprovechar estos talentos sin exigirle más años de estudios y recomenzar desde cero, por lo que irse, para muchos también supone dejar de ejercer.

Un país que beatifica y bendice a un médico civil de comienzos del siglo 20, el Dr. José Gregorio Hernández, parece maldecir a los que como él se dedican a sanar desde tierras venezolanas  en pleno siglo 21.

 

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