Publicado en: KonZapata
Por: Elizabeth Fuentes
Cuando la fama de rico y famoso del primo de Rafael Ramírez, Diego Salazar, comenzaba a diluirse entre el resto de los nuevos millonarios del régimen, vuelve el apellido de la realeza chavista a ocupar su espacio en los primeros lugares del Ranking de la Corrupción, documentada esta vez nada menos que por la Fiscalía de Nueva York.
Valdría la pena hacer una suerte de árbol genealógico y que desde el tronco gigantesco de Rafael Ramírez vayan brotando y multiplicándose decenas de ramificaciones donde los personajes, casi todos con el mismo apellido en algún lugar de su identidad -hermanos, sobrinos, primos cercanos, etc.-, logren a su vez reproducir sus propias ramas para, entre todos, levantar un imperio multimillonario que podría pagar, en agradecimiento al tesoro que han encontrado en las arcas del Estado, la deuda que tiene Venezuela con Uruguay por la adquisición de alimentos, esos que utilizó el régimen chavista para comprar votos en 2012 y les ha permitido a algunos de los Ramírez seguir enriqueciéndose a mansalva.
Y es que al lado del celebrity Diego Salazar, el hombre que regala relojes carísimos, el que le “roba” los chefs más famosos de Caracas a otros de sus pares, el que sólo contrata chicas con genes de Miss en su oficina, e inauguró una discoteca en el sótano de su casa para darse el lujo de cantar con su propia banda -todo ello con el sudor de su apellido, que le permitió hacerse de todos los negocios de seguros y reaseguros de PDVSA durante la gestión de su primo Rafael-, han comenzado a aparecer ahora otros menos mediáticos, pero igual de ágiles al momento de hacer millones fáciles y rápido.
Por ejemplo, Fidel Darío Ramírez Carreño, hermano de Rafael Ramírez, quien fuera Director General de Salud de PDVSA y uno de los médicos que seleccionó el Gobierno para “informar” sobre el estado de salud del presidente Hugo Chávez, es hoy uno de los acusados por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York por lavado de dinero, esquema delictivo según el cual la empresa KCT Cumaná II Internacional enviaba millones de dólares a la empresa Miami Equipment & Export Co., la cual a su vez los transfería a cuentas privadas de funcionarios y ex funcionarios del gobierno de Venezuela, dinero soportado en facturas falsas por supuestos servicios prestados.
Entre esos ex funcionarios figura el doctor Fidel Darío Ramírez Carreño sobre quien el fiscal de New York, John H. Kim, asegura tener las pruebas de que recibió cientos de miles de dólares del consorcio KCT, en una clásica operación de lavado de dinero producto de la corrupción. La empresa KCT Cumaná II Internacional es tristemente célebre por haber vendido a Bariven equipos eléctricos con un sobreprecio de casi el doble de su valor real, tal como lo demostró el periodista César Batiz en un minucioso reportaje publicado en Ultimas Noticias en septiembre 2011.
Lo cierto es que este hermano de Rafael Ramírez también posee una empresa registrada en Panamá, Representaciones F.D.E., S.A. y donde el apellido Ramírez vuelve a repetirse en los únicos socios, Daniela Alejandra Ramírez Luque y Edilio Aureliano Ramírez Díaz. Otra empresa, R.C. Inversiones 2021, registrada igualmente por Fidel Ramírez en 2011, tiene la peculiaridad de que en ésta disimula su nombre, eliminando el famoso apellido Ramírez, y decide inscribirla como Fidel Darío Carreño. Pero en el portal de búsquedas Open Corporates lo identifican plenamente cuando publican lo que señala el registro panameño sobre esta empresa: “La representación legal de la sociedad la tendrá con carácter individual el señor Fidel Darío Ramírez Carreño, presidente de la sociedad”. Esta empresa aparece como inactiva pero sobre la otra, Representaciones F.D.E, S.A. ronda el más cerrado misterio. Porque además de su nombre y socios, no existe ninguna otra información disponible. Ni para qué existe, ni dónde funciona, ni a quién representa. Nada. Preguntas que podrían sumarse a ¿Por qué se quitó el apellido el hermano de Ramírez para registrar una empresa y para qué fundó dos empresas en Panamá?
En ese “árbol de la abundancia” que es llevar el apellido Ramírez, no pueden faltar la esposa de Rafael Ramírez, receptora de lo que podría llamarse beneficios colaterales, ya que la señora Beatrice Sansó Rondón de Ramírez formó parte del bufete de abogados Hoet, que asesoraba a PDVSA a cambio de 30 mil dólares mensuales como pago de honorarios profesionales, mientras que la suegra de Ramírez, Hildegard Rondón de Sansó, fue contratada como asesora de PDVSA así como su hijo, Baldo Sansó Rondón, a quien contrataron como asesor del Ministerio de Energía y Minas.
Tan poderosos eran entonces, que cuando se le preguntó a la abogada Hildegard Rondón de Sansó sobre la inconveniencia de que su hija fuese abogada de la empresa que presidía su esposo, respondió tranquilamente que su hija era una abogada altamente calificada y eso le permitía semejante posición. Hasta el que fuera consultor jurídico de PDVSA, Rodolfo Porro, no pudo ocultar la información y aceptó que “se le otorgó un poder a estas abogadas para el tratamiento de la parte informática que afectó a PDVSA y sus filiales, pero no existe contratación alguna por 33 mil dólares ni por otro monto. Me siento profundamente orgulloso de la trayectoria de una jurista de la dimensión de Hildegard Rondón y de la colaboración prestada por Beatrice Sansó de Ramírez”. Y sin que nadie le preguntara, aclaró que “ni Alí Rodríguez ni Rafael Ramírez sugirieron u ordenaron ese llamado”.
En uno de sus más recientes artículos publicados en Aporrea, el hoy Embajador ante la ONU se preguntaba, en relación a lo complicado que le resultó al chavismo recuperar las industrias básicas, “¿Cuánto de este dinero se lo apropió la oligarquía, las élites tradicionales, las nuevas élites?… una élite derrochadora, transculturizada, agente de las transnacionales y operadores políticos y económicos del Modelo Petrolero, con grandes fortunas, bancos, industrias chatarras y grandes riquezas, con sus vidas hechas en el exterior. Venezuela es la mina”… sin darse cuenta de que la respuesta la ha tenido, y desde hace años, en el sofá de su casa.