Lo que aún queda en pie – Paulina Gamus

Lo que aún queda en pie - Paulina Gamus
Cortesía: Tal Cual

Publicado en: Tal Cual

Por: Paulina Gamus

Hay varias maneras de abordar lo que nos sucede a los venezolanos: angustia, desesperación, indiferencia o propósito de no engancharse en las múltiples tragedias y preservar la salud mental que siempre hace falta. Con la física ya sabemos lo que sucede. Basta con mencionar, sin entrar en detalles, la manera cómo el régimen ha abordado la pandemia y la vacunación. Por las noticias que llegan cada día, gracias a los pocos periódicos que sobreviven y a los medios digitales, uno se entera de sucesos nefastos, malos, regulares, inútiles y hasta muy buenos aunque parezca increíble. Cada quien los aborda según su manera de estar en el mundo.

Nefastos, por ejemplo, la arremetida contra las universidades autónomas. Carlos Machado Allison ha publicado un artículo que provoca llanto. Copio solo un párrafo del mismo «…esto me ha hecho pensar en aquellos años cuando el poder nazi penetró y controló a las universidades alemanas, persiguiendo a los profesores, liberales, judíos, marxistas o aquellos simplemente en desacuerdo con las ideas de Hitler. No más concursos de oposición ni estudios de posgrado o cualquier cosa que tenga aroma a meritocracia y libertad de opinión, que es la esencia de la universidad. Fuera la libertad de cátedra, ahora 7 de cada 10 profesores e investigadores serán seleccionados por un sindicato en una brutal expresión del populismo y del clientelismo político. Tanto es así, que se pretende crear un Consejo de Participación Protagónica de los Trabajadores y Trabajadoras en el modelo de gestión socialista universitaria…».

Nefasta la persecución contra FundaRedes, una ONG dirigida a la defensa de los derechos humanos tan aporreados en nuestro país y la privación de libertad de su director Javier Tarazona y otros de sus miembros. El delito: publicar una foto en la que se muestra la relación de personeros del régimen con miembros de la narcoguerrilla colombiana.

Malo, muy malo que junio haya sido el mes con mayor número de muertes por covid-19. Regular, pero tirando a malo por revelar las mentiras del régimen, una que se tituló Perestroika light, firmada por Oscar Doval quien escribe: «En una labor detectivesca que haría palidecer a Sherlock Holmes y a Watson juntos, Nicholle Yapur, Patricia Laya y Alex Vásquez, corresponsales de Bloomberg, han obtenido información privilegiada sobre las grandes transacciones de capital privado, que se han llevado a cabo en Venezuela, tales como las ventas de Seguros Caracas, Cargill y Directv, y más recientemente, Corimon. Asimismo, han revelado el nombre de algunos fondos internacionales, empresarios y misiones diplomáticas que están aterrizando en el país para hacer inversiones tempranas, tanto en el sector público como en el privado». ¿Sabíamos algo de esto los no sé cuántos millones de habitantes que aún quedamos en Venezuela?

Malísima la cantidad de opositores —de los que algunos fueron compañeros de partido y hasta amigos nuestros— hoy transformados en «alacranes», aduladores del régimen para sobrevivir monetaria y políticamente.

Una se pregunta cómo es que el diputado Américo de Grazia, autoexiliado dos años en Italia para evadir la cárcel que le esperaba por acusaciones de conspiración y otras peores, hoy regresa feliz sin que le toquen un pelo para ser candidato a gobernador del estado Bolívar. A buen entendedor….

¿Noticia de algo más que inútil? El ascenso anunciado por Maduro de 30 generales de brigada y 20 contraalmirantes. ¿Con qué objeto?

En medio de esa avalancha de noticias que desazonan, aparecen de pronto hechos que rescatan nuestro orgullo de ser venezolanos. Santiago Schnell, egresado de la Universidad Simón Bolívar (una de las que el régimen quiere atropellar) y jefe del departamento de Fisiología Molecular Integrativa de la Universidad de Michigan, acaba de ser nombrado decano de la prestigiosa universidad de Notre Dame en Indiana.

Dos jóvenes venezolanos, David Benaim residenciado en México y Erika Glanz en Miami, forman parte de la ONG Cadena, creada por la comunidad judía de México a raíz del último devastador terremoto ocurrido en la capital de ese país. Ambos han sido figuras importantes en la asistencia a los familiares de las víctimas del edificio colapsado en Surfside, Miami.

Y la que más enorgullece, porque demuestra que hay inteligencias y creatividad que el chavomadurismo no ha podido liquidar, es el premio Roboticistas 2021 obtenido en el Campeonato Mundial de Robótica, en Malasia, por Gianni Martucci de 13 años de edad y José Miguel Valero de 12, estudiantes de primer año de bachillerato en el estado Trujillo.

La competencia que se realizó de manera virtual por la pandemia, entre el 23 al 27 de junio, es celebrada anualmente con el propósito de promover las STEM —que en sus siglas en inglés significan Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas— para la enseñanza de niños y jóvenes de 9 a 17 años.

Los niños trujillanos se posesionaron entre los 10 mejores de 140 participantes de todo el mundo. Para lograr este premio, Gianni y José diseñaron y programaron un robot que debía utilizar engranajes y cadenas para su movimiento. Y crearon Pack-E-T, un prototipo de vehículo para trasladar objetos pesados y ayudar a personas de la tercera edad o con algún tipo de discapacidad. ¿No es para pensar que no todo está perdido?

 

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