Lecciones de Bolivia para los venezolanos – Floralicia Anzola

Floralicia Anzola

Por: Floralicia Anzola

Después de un año marcado por la convulsión, millones de  bolivianos eligieron a un aliado del expresidente, Evo Morales: su exministro de economía, Luis Arce, del partido Movimiento al socialismo, MAS, quien declaró cerca de la medianoche de ayer: “Creo que el pueblo boliviano quiere retomar el camino por el que estábamos”

Por su parte, Evo Morales, desde el exilio en Argentina señaló “Hemos recuperado nuestra democracia”, “Lucho será nuestro presidente”. Unos minutos después, Luis Arce apeló a la calma y dijo que buscaría formar un gobierno de unidad nacional.

Como señala Foreign Policy hoy: “La victoria de Arce es una amarga reivindicación para Morales, quien renunció a la presidencia bajo presión militar en 2019 y posteriormente huyó del país. Arce, el ministro de Economía y Finanzas Públicas de Morales fue mostrado en las encuestas preelectorales como el favorito. Tan grande fue su liderazgo que Jeanine Áñez, la presidenta interina de Bolivia, se retiró de la contienda para consolidar mejor la oposición a Arce”.

Esta mañana, Marcelo Arequipa, Doctor en Ciencias Políticas y Profesor Universitario, desde Bolivia puntualizó algunas razones del triunfo del MAS:

  1. El partido el MAS entendió que el liderazgo político trascendía al líder, no tenían que dedicarse a defender a Morales.
  2. El partido  y su candidato, le hablaron a los votantes en los asuntos que más le interesaban como la economía. Comprendieron que no era hablar de la política sino de lo que le preocupaba a la gente
  3. La oposición a Morales, en este caso, Carlos Mesa y Luis Fernando  Camacho, centraron su campaña en el miedo, el miedo de que volviera Morales. Mesa decía que quería combatir los 14 años del MAS, la corrupción y sus ganancias.
  4. Los partidos y sus candidatos en la oposición, a lo que se consideraba el pasado, querían demostrarse entre ellos, quién era el mejor candidato, contra Morales. Fueron divididos y confiados en lograr una segunda vuelta, y perdieron.

Es decir, los políticos no “hicieron política” conectados con su pueblo, perdieron con  un discurso político trasnochado frente a una población que enfrenta necesidades primarias, que requería un líder conectado con sus aspiraciones. Un discurso que no entendió que la visión del 2019, de sacar a Morales no era la misma transcurrido un año, que el miedo de la población no era a volver al régimen de Morales sino al hambre, a la pobreza, a la subsistencia.

Hacer política es mucho más que oírse decir lo que se piensa frente un coro de personas que piensan igual, tentados a hablar más alto para que sólo sea mi voz la que se escuche. Hacer política requiere plantear temas y estrategias que se afinquen en problemas reales y brindar soluciones que tengan por un lado el contenido simbólico pero también el pragmático, para proponer un rumbo, para darle un sentido definido al poder.
El sociólogo y profesor universitario, Ramón Piñango se preguntaba ayer en Twitter: ¿Qué debemos aprender los venezolanos del resultado electoral en Bolivia?

Creo que mucho. Quizás sea, entre otras cosas, no seguir en un concurso de vanidades, asumiendo la política venezolana como un fin, una competencia en sí misma, sino como el medio para que podamos alcanzar el verdadero fin,  que no es sólo la salida de Nicolás Maduro y su entorno, del poder o la restauración de la democracia. Es resolverle los problemas reales y cotidianos a la gente, estar de su lado, dejar de escucharse para,  por fin, escuchar.

 

 

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