Por: Editorial Analítica
Lo que está hoy en el aire sobre la fórmula para resolver la situación venezolana son diversas exploraciones que conducen, eventualmente a una negociación para resolver la crisis de gobernabilidad de nuestro país.
Por un lado, a nivel internacional, no se ocultan las aproximaciones sobre el tema, tal vez una de las más relevantes sean los diálogos entramados entre EEUU y Rusia. También son significativas en ese respecto las conversaciones entre Canadá y Cuba; y no se puede obviar la importante iniciativa del Grupo de Contacto de la Unión Europea, que después de haber llegado a acuerdos con el Grupo de Lima y aparentemente con China, viene a Venezuela para “ conversar” con las partes en conflicto, es decir, el régimen y la oposición.
Paralelo a esta movilización internacional sin precedentes, por su celeridad, hay rumores que confirman agencias de noticias tan importantes como Reuters, que habría habido algún tipo de aproximación en Noruega entre personeros del régimen y de la oposición, hecho este que ha sido negado por los principales exponentes del sector opositor.
En realidad, sea cierta o no esa aproximación, no sería una negociación sino, tal vez, una medida inteligente para fijar posiciones con respecto a los esfuerzos de mediación que estaría adelantando el Grupo de Contacto de la UE y todas las otras iniciativas internacionales destinadas a buscar fórmulas que permitan encontrar una salida al conflicto.
Lo más parecido a lo que está sucediendo ahora en Venezuela fue la actuación del Grupo de Contadora en la crisis nicaragüense, con la diferencia que aquello fue mucho más lento y no involucraron, directamente, a las principales potencias mundiales.
La negociación no es una fatalidad, es el mecanismo más eficiente para resolver situaciones que lucen irresolubles y muchas crisis internacionales que acarreaban consigo infinidad de muertes, se resolvieron cuando las partes en conflicto entendieron que el mal menor era buscar una salida negociada.
Lo que si resulta evidente es que a falta de una solución interna, bajo la modalidad que sea, quien va a diseñar y tal vez, imponer una fórmula, será la comunidad internacional ampliada, y esa probablemente no satisfaga plenamente a ninguna de las dos partes en conflicto.
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