Publicado en: El Universal
Conviene conocer las raíces de la simpática ideología poscomunista de Me too (radfem) que rechaza el feminismo de mujeres exitosas reales (realfem). Cuestionan a Obama y Luther King en pro de la violencia de Black panters y Attack y vienen con lo que llama Felix Guatari, “revolución molecular disipada”. Más allá del lenguaje fatuo, buscan romper la cohesión social desde múltiples ángulos, trizarla en sus moléculas, exacerbar diferencias entre los seres humanos y el odio con la elucubración de los micropoderes de Michel Foucault. Desde las religiones, hasta el color de piel o el sexo (al que llaman “género”) son para discordiar. Mujeres vs. hombres, negros vs. blancos y mestizos, jóvenes y mayores, musulmanes y cristianos, en una cadena de victimización, mentiras y errores.
En 1977 aparece en Le Monde y Liberation el pedido de libertad para un grupo de pederastas reos de lascivia con niños, el “caso Versalles”. Aunque te rías, surgió el Frente de Liberación Pedófilo, en jerga revolucionaria de la época. Los redactores estaban inquietos por los procesados “…Corren riesgo de sentencia penal grave…. por los encuentros sexuales con esos menores” (¡jueces abusadores!) Exigían reformar el Código Penal para despenalizar y normalizar tales relaciones entre adultos y niños…cuando fueran consentidas”. Firmaban Sartre, Beauvoir, Althusser, Foucault, Deleuze, Derrida, Gluksmann, Barthes, Robbe-Grillet, padres de la “política de género”, defensores de pederastia, violencia, incesto, bestialismo y hasta necrofilia. Foucault murió de SIDA, luego de dedicarse frenéticamente a contraerlo y esparcirlo en París y San Francisco. A su muerte hallaron en su casa instrumentos de tortura sadomasoquista con residuos de sangre seca.
La dispareja Sartre-Beauvoir, según la biógrafa británica Carole Seymour-Jones, en su libro Una relación peligrosa (2008) hicieron de la pedofilia un sistema de vida, una maquinaria organizada y eficaz. La deslumbrante Simone daba clases en liceos, seducía niñas para hacer tríos con Sartre, pero estallaron los escándalos. La madre de Nathali Sorokine de 13 años denunció, y la despidieron en 1943. Hubo varios otros incidentes, entre ellos los de las niñas Bianca Lamblin y Olga Kosackiewicz. Esta última los obsesionó pasionalmente a ambos, inspiró a Beauvoir La invitada y el ensayo Brigitte Bardot y la emancipación sexual de los menores. Beauvoir es la fundadora del radfem con su obra El segundo sexo y surgen dos ideólogas herederas.
La norteamericana canadiense Sulamith Firestone. Fundadora de los grupos radfem en NY y Chicago, en su libro Dialéctica del sexo, propone “la destrucción de la familia, porque parir es la base de la opresión”, un “acto bárbaro como defecar una calabaza … Pero iremos aún más allá…La libertad de todas las mujeres y niños para hacer cuanto deseen sexualmente…la sociedad podría finalmente regresar a su sexualidad polimorfa natural; todas las formas de sexualidad serían permitidas y consentidas…”. Hace un enérgico elogio del incesto pederasta: “Si el niño escogiera la relación sexual con adultos, incluso con su madre genética, ella no tendría por qué rechazarlo (y debe darle) la cantidad de sexualidad genital de que el niño fuera capaz” (una especie de luna de miel). Esquizofrénica, murió de hambre en NY a los 67 años en 2012.
La norteamericana Kate Millett, paciente bipolar, en su obra Política sexual, desarrolla que “uno de los derechos esenciales de los niños es expresarse sexualmente con cualquiera, incluidos los adultos…La libertad sexual de los niños es parte importante de la revolución”. Habría que preguntarse por qué los más destacados inspiradores metooístas, tienen tal obsesión con los niños y es lamentable que personas normales que no conocen las turbideces de lo que dicen profesar, puedan asumir esas monstruosidades. El australiano Peter Singer es un ensayista influyente y santo misionero de buenas causas. Las ideas de su libro Liberación animal (1975) y varios otros, impactaron el movimiento hippie, el animalismo y el veganismo. Y también da origen a un gap contraproducente a sus fines, el trágico-ridículo, ecoterrorismo, que causó muertes inocentes.
Pero Singer va más lejos. Defiende la idea de aniquilar recién nacidos con síndrome de Down u otros defectos. “…ni un recién nacido ni un pez son personas y no es grave matar uno de ellos como sí lo sería matar una persona”. En 1991 declaró que “no había nada inmoral en sexo con cadáveres”. Singer sacudió al explicar que “sexo con animales no siempre implica crueldad ¿a quién no ha interrumpido el perro que frota vigorosamente su sexo contra la pierna de un visitante? El anfitrión… lo desalienta, pero en la intimidad tal vez no y tengan actividades mutuamente satisfactorias”. Singer dice en el caso de las gallinas que mueren por penetración humana es igual que lo hagan en Kentucky Chicken. Sería útil que los fans de la “cancelación” y tantas atrocidades intelectualmente cómicas, pero de aplicación horrenda, conocieran las ideas que dicen profesar.
Lea también: “¿Por dónde corren las lágrimas?“; de Carlos Raúl Hernández