Publicado en: Blog personal
Por: Ismael Pérez Vigil
Finaliza para la oposición un año para el olvido, y disculpen el lugar común. Se decidió no participar en dos procesos electorales importantes. Sobre las razones para hacerlo o no, no vamos a volver a discutir. Hay que superarlo, restañar esa herida y prepararse desde ahora para un 2019 que políticamente contendrá, al menos, dos eventos importantes.
Sobre el evento del 10E, la írrita e ilegal juramentación presidencial, ya he expresado antes mi opinión (Fecha de Vencimiento: Enero de 2019, https://ismaelperezvigil.wordpress.com/2018/11/02/fecha-de-vencimiento-enero-de-2019/), por eso la omitiré ahora y me concentraré en el temido, por algunos, referéndum para aprobar o improbar una supuesta “nueva” constitución que nos debe presentar la inefable e ilegítima Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
Uno de los conspicuos voceros de esa ANC, el docto Hermann Escarra, después de afirmar en agosto del año que concluye que la ANC ya tenía redactado un 80% de la “nueva” constitución, ha declarado después que en realidad la ANC –tras año y medio de vacuidad– no tiene ningún proyecto que presentar, apenas algunas propuestas y lanzó, como quien lanza una presa a una jauría, algunas ideas sobre las comunas.
Lo cierto es que “podría” darse un eventual referéndum constitucional en el 2019; ¿Y, por qué digo que “podría”, entre comillas?, porque no estoy tan seguro de que tal evento se vaya a realizar en algún momento. Para lo que valgan, comparto con ustedes mis reflexiones y dudas al respecto.
Comencemos por las razones por las cuales pienso “qué, si”, que habría de efectuarse tal evento. Se me ocurren dos: Una, porque la dictadura quiera “acelerar” el proceso revolucionario e ideológicamente profundizar el desastre al que ha conducido el país. Semejante insania en este gobierno siempre es posible, pero creo que hasta sus simpatizantes más lerdos se dan cuenta, aunque no lo reconozcan públicamente, que la crisis que vive el país no aguanta ninguna “aceleración revolucionaria”.
Y la segunda razón para que se efectué un referéndum constitucional sería porque algún “sector” del régimen quiera “acelerar”, no la revolución, sino la impopularidad y salida del actual presidente. No olvidemos que quien preside la ANC tiene evidentes diferencias con Miraflores –y aspiraciones políticas– y la “nueva” Constitución, cuya presentación en sociedad pudiera ser muy polémica e incluso impopular, ante la crisis económica y social que vive el país, aceleraría el evidente disgusto de la población con la actual administración, responsable directa del desastre que tenemos; la propuesta de una nueva constitución minaría al régimen, aunque el obsecuente CNE le organice a la dictadura un referéndum para que lo gane de cualquier manera, como le organizó unas elecciones de ANC y le adelantó unas presidenciales, convocadas por esa ANC.
Examinemos ahora por qué creo “que no” se presentaría una nueva constitución o, aunque se presentase, no se realizaría un referéndum constitucional. Aquí las razones son más abundantes.
Uno, porque en realidad nadie del régimen pensó en una “nueva” constitución; lo que el régimen quería era tener una Asamblea Nacional (AN) que al igual que los otros poderes, fuera dócil y domesticada, obediente a los deseos del Poder Ejecutivo, sin ínfulas de independencia de poderes o exigencias de rendición de cuentas. Eso, evidentemente, era imposible con una AN dominada por la oposición, de allí ese rocambolesco invento de una ANC. Pues bien, ilegal e inconstitucional –lo que en realidad es una nimiedad para la dictadura– ya tiene su ANC; y claro, si es una ANC, tiene que hacer una constitución. Con lo que no contaban era con la resistencia, nacional e internacional, que esa acción ha tenido y por eso la han dejado de lado, relegándola y ocultándola en un rincón, sacando de ella a sus útiles acólitos para llevarlos al gabinete y enviando y dejando allí –para anularlos– a personajes molestos que estorban o entorpecen su desempeño hegemónico.
Dos, porque la “nueva” Constitución –como ya dije– en el contexto de país que vivimos, luciría innecesaria y puede ser muy polémica e impopular; seria ocasionar un “ruido” inútil en las precarias condiciones en que vivimos y sin que una “nueva” constitución tenga algún beneficio real. En lo personal estoy de acuerdo porque creo que la que tenemos, la de 1999, es ya suficientemente mala, ¿para que buscar otra, que empeore las cosas?
Tres, porque el régimen sabe que en un referéndum constitucional, para el pueblo “chavista/madurista”, no hay nada importante en juego, no se arriesga nada “esencial” del poder, no hay cargos de por medio que disputar, ocupar o perder; por lo tanto, algunos de los sectores populares, proclives al régimen, pero que sufren la crisis como todos los demás, podrían tener la tentación de aprovechar para pasarle factura al régimen, como ocurrió en 2007 con la reforma constitucional propuesta, tan ansiada y fracasada de Hugo Chávez.
Cuatro, el régimen también sabe que la “postergación” o no presentación de una “nueva” constitución puede ser elemento de “negociación” para otra ronda de “diálogo” que le dé alguna “salida honorable”, que sería la única manera en que la oposición aceptaría sentarse a negociar; y aclaro, que es por lo de “salida”, no por lo de honorable. Ese mensaje, la postergación definitiva o la cancelación de la supuesta “nueva” constitución, sería una buena señal además para la “comunidad internacional”, con la que la dictadura mostraría cierta flexibilidad o en todo caso, trataría de mostrar que la intolerancia a encontrar una salida es de la oposición.
Por último, como la dictadura sabe que hay una gran probabilidad de perder la consulta, en caso de que llegue a realizarse, sus voces más agoreras y radicales le deben estar diciendo: “¿Para qué consultar al pueblo, corriendo el riesgo de que nos rechace, si tenemos la ANC, que es un “poder originario” y además contamos con el TSJ para bendecir cualquier cosa que haga la ANC y en última instancia a la FANB y los colectivos para sostenernos y “persuadir” a la posible disidencia? Mejor dejar todo como esta, no alborotar un avispero”.
Este es el “terreno”, los escenarios en el que la oposición democrática debe desplegar su estrategia, su juego:
1) El régimen/ANC no presentará ninguna constitución, seguirá relegando a un rincón, dejando de lado a la ANC
2) No se presentará a referéndum la “nueva” constitución, será aprobada por la ANC, avalada por el TSJ y defendida a sangre y fuego por las FANB; y
3) Se presentará a referéndum la “nueva” constitución para ser aprobada o improbada.
Los dos primeros escenarios ameritan una cuidadosa evolución y una estrategia de la oposición, que no es el caso discutir ahora ni aquí; en el tercer escenario, no tengo ninguna duda en que habría que participar para infringir una nueva y gran derrota al régimen y ya hay mucha gente ganada, que aunque no participó el 20M ni el 9D, si lo haría en el caso de un referéndum constitucional.
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