Creo que los primeros que intentaron coserme un vestido fueron esos señores llamados Gual y España, pero a medias. Me presentaron como “el sin camisa”. Después Bolívar me metió en un uniforme militar. Ya no ando en alpargatas, ni cubro mi cabeza con un sombrero de palma, ni protejo mi cuerpo con pantalones de dril arremangados. Siempre estoy a la moda, porque en realidad siempre me he vestido según las maneras de cada tiempo.
Publicado en: La Gran Aldea
Por: Elías Pino Iturrieta
-Me costó identificarte, porque andas de jeans y zapatos deportivos. ¿A qué se debe ese camuflaje?
-Ningún camuflaje. Siempre estoy a la moda. Creo que estás acostumbrado al disfraz que me pusieron los adecos cuando se empeñaron en buscarme y en encontrarme. Por eso no me localizabas, aunque siempre he estado en el mismo lugar, es decir, en el centro de la vida venezolana. Pero ya no ando en alpargatas, ni cubro mi cabeza con un sombrero de palma, ni protejo mi cuerpo con pantalones de dril arremangados. Ese fue una simplificación hecha por la gente de Rómulo Betancourt, eso que llaman estereotipo, porque en realidad siempre me he vestido según las maneras de cada tiempo.
-¿Cómo te presentaron antes, o después?
-En la Colonia no se ocuparon de ponerme ropa, porque en realidad no formaba parte de la gente sino de lo que la Iglesia y el rey consideraron como muchedumbre insignificante que dependía de la aristocracia local. Ni siquiera tuvieron necesidad de hacerme una imagen, de pintarme para que me identificaran. Además, ellos me decían cuál era la ropa que me debía poner y no vi mucho problema en ese punto, si me permitían en ocasiones imitar las modas de los blancos y los ricos. Creo que los primeros que intentaron coserme un vestido fueron esos señores llamados Gual y España, pero a medias. Me presentaron como “el sin camisa”. Después Bolívar me metió en un uniforme militar. Inauguró una sastrería que no ha dejado de hacer sus figurines, muchas veces con mi entusiasmo.
-¿Te gustó el uniforme que te hizo Bolívar?
-A mí sí, pero a muchos de mis gemelos no. Muchos prefirieron el uniforme de las tropas del rey. Y a otros les daba lo mismo, como a ese Pedro Camejo llamado “Negro Primero”, que se puso el de la monarquía y después el de la patria. Como muchos otros. En ese tiempo no tenía yo escuela, ni estrella que me iluminara, y participé en asuntos que me importaron muy poco. Después la costumbre hizo que me interesaran.
Como esto se está poniendo serio, más de lo que imaginaba, hago un receso y nos vemos el miércoles. No te me pierdas, ni te me vistas de gótico.