Por: Jean Maninat
Me he de comer esa tuna, me he de comer esa tuna, me he de comer esa tuna, aunque me espine la mano.
(Ranchera alucinada atribuida a Luis Martínez Serrano, interpretada por Jorge Negrete).
Mientras el diario El País de España dedica un editorial, Venezuela pacta, valorando favorablemente la reunión y el primer acuerdo alcanzado por el Gobierno y la oposición (o parte importante de ella) en el diálogo y negociación de México, el grupo Todo me vale madre, (TMVM) desde sus chapters en Caracas, Miami, Madrid y Bogotá desató una andanada de pronósticos, admoniciones, improperios, descalificaciones en el mejor estilo de los -ahora- viejos tiempos de la batalla en contra del colaboracionismo electoralista.
“Abusados güeyes, que lo que se está tramando en CDMX es una nueva partición del país entre el Gobierno y la oposición entreguista, una repartición de roles, unos para seguir mandando y los otros para seguir fingiendo que son oposición, in sécula seculórum. No más no ven que ya están llamando a votar en las dizque elecciones regionales y locales del 21 de noviembre. Ya vas que les regalan unas gobernaciones y alcaldías no más para puro aparentar. Nosotros no, lo nuestro es el combate y fuera ya el usurpador”.
Ah, y no hablemos de la foto del encuentro publicada oficialmente por los mediadores noruegos, eso sí que les ha indignado, es una prueba del delito, del contubernio establecido, “a poco no ves lo sonreídos que están los representantes del Gobierno, se ven felices con sus nuevos achichincles, y los otros mensos se hacen los muy solemnes, y ni hablar de los noruegos, nadando de muertitos, me cae que los pinches güeros son unos alcahuetes a sueldo”. Como quien lee las cenizas de un puro, nuestros brujos radicales leen fotografías.
Lo único cierto es que todavía es muy pronto para sacar conclusiones definitivas, para determinar los resultados de un diálogo que se anuncia difícil, y sobre el que pende la lastimosa sombra de los resultados fallidos de otros intentos. (Ni nombrar el de Santo Domingo, allá en Quisqueya). Y por supuesto que habrá presiones externas, conchas de mango del Gobierno, provocaciones para que la oposición se pare enardecida de la mesa, y la algarabía del TMVM para intentar socavar cualquier avance que se logre a través del diálogo y la negociación.
“No mamelles, si mi tía los vio aventándose una cena a todo dar en Pujol, allá en Polanco, qué diálogo ni qué diálogo, lo nuestro es sacar al Gobierno ya, para luego es tarde. O no carnalito”.
Mientras los Estados Unidos, la República Democrática de Vietnam, la República de Vietnam y el Frente de Liberación Nacional llevaban a cabo negociaciones para intentar lograr un acuerdo de paz, las bombas de napalm seguían cayendo sobre Vietnam del Norte, las bajas norteamericanas se acrecentaban y las manifestaciones pacifistas seguían presionando por la salida de los gringos en múltiples ciudades del mundo. Eso que llaman “las hostilidades” no cesaron, y en algunos casos se hicieron más crueles y letales. Pero el esfuerzo por un acuerdo de paz valió la pena a pesar de su fracaso y el desenlace de la contienda. Algo nos enseñó.
El solo intento de iniciar un diálogo y negociación en México ha valido la pena, es una evolución favorable para salir del estancamiento, y no hay más que desearle todo el éxito posible, aunque se nos espine la mano.
N.B. Los textos entre comillas nos fueron proporcionados por un disidente del grupo TMVM, son trascripciones de diálogos de algunos espías del grupo haciéndose pasar por chilangos.
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