Publicado en: El Nacional
Por: Fernando Rodríguez
Yo creo que lo único notable que dejó el domingo electoral pasado fue el impecable informe de la comisión de la Unión Europea. Un modelo de objetividad, de seriedad, de exhaustividad que en verdad la parranda burda de ese día ni se merecía. Y por supuesto ha sido silenciado por equidistantes razones. Ya el gobierno lo había hasta presagiado en sus insultos, curiosos en los que tanto habían adulado para que vinieran a lavarles la cara, pero alguien los advirtió que dispararan de entrada porque la cosa iba en serio y los atropellos incontables que practican en los procesos electorales iban a salir al gran mundo. Soberanía con esos imperialistas, compañeros.
Neutralizar los efectos aquí no presenta mayores problemas. Los medios radioeléctricos o son suyos o saben bien a que se exponen si se les pasa la mano. En las redes tienen suficientes efectivos para dar cualquier batalla y unos cuantos portales. Y lo mejor es pasar la página rápido, nada de altos personares palaciegos dando explicaciones o repartiendo improperios. Cabello dijo solo dos y breves. Me tocó ver cómo lo presentaban en el noticiero de Globovisión, ¡qué maestría! Lo redujeron a los pocos «elogios” que allí se hacen a las no muy abundosas “mejorías” con respecto a la barbarie de las elecciones anteriores, por algo las más recientes no reconocidas internacionalmente, y ni una sola de las innumerables y esenciales críticas señalando los vicios de todos los eslabones del proceso.
Pero lo más notable es que tampoco la oposición se ha hecho eco en demasía de ese estupendo análisis. Los amantes del voto –yo voté, por cierto, sin demasiada pasión– no lo nombran porque sería seguramente devaluar el nuevo espíritu realista de la política que tan poco airoso salió de su primera prueba. Y no hay que afincarse en los gatos que les vendió por liebres el gobierno, que ese sí sabe de pragmatismo, sin barreras ni moral que lo disminuyan. Además, no hay que exigir lo ideal, poco a poco, este es un primer paso para la reinstitucionalización de la patria, además ganamos municipios en que no lo habíamos hecho nunca según Capriles. El segundo paso parece ser para 2024, porque eso del revocatorio es un poco demasiado pedir, muy rudo y esto va desde los alacranes más alacranes hasta los demócratas respetables ahora aficionados al tiempo lento y a agarrar lo que se puede. Es verdad que la gente de Voluntad Popular hizo lo posible por desconocer las elecciones a las que se había comprometido con sus conflictivos socios y sus militantes ansiosos de postularse y votar en sus predios, pero por eso seguramente no debe estar muy interesado en profundizar tan curiosa contradicción, entrar en detalles. Y María Corina seguramente no quiere saber nada de esos cómplices de la dictadura con su sola presencia, por más decentes que hayan sido.
Pero la vida de la verdad es larga y camina lejos. Ya estamos viendo cómo países que dan el informe por la mejor fotografía del suceso. No dejemos de subrayar a la madre patria por madre, y sobre todo para los macartistas opositores que la ven roja. Ya verán que será testimonio más permanente.
En síntesis, que ese manojo de paradojas que fue el 21 de noviembre en que el PSUV ganó más poder que nunca con menos votos que nunca, que la gigantesca abstención nadie debería tratar de apropiársela porque es eso elusión, boca cerrada, o que lo que está en el medio del PSUV y la MUD es un embrollo que necesitará muchos acontecimientos y tiempo para poder separar el grano de la paja, los oportunistas y vendidos de los justos. Habrá que esperar, por lo pronto léase el documento europeo para consuelo de tanta barbarie y tener la vivencia de que todavía algunos alguna vez hacen política como los dioses mandan. Ese breve escrito perdurará como los de la ONU, Bachelet, la OEA, CPI. Son armas intemporales y muy importantes.