No consigo entender qué es lo que hace que gente inteligente y preparada crea que esta situación de país tiene largo aliento. Los escucho, los leo, y sí, me sorprende que de veras supongan que un gobierno totalmente quebrado pueda mantenerse en el poder sin hacer varias y sustanciosas concesiones, por cierto muy alejadas de su tan fracasada ideología. Entonces, dudo. De mí misma. Me pregunto si será que profesionales tan inteligentes, tanto más que yo, ven en su bola de cristal algo que yo no veo.
Me dicen que el gobierno tiene sólido poder porque tiene plata para tirar para el techo. Ese argumento no me sirve porque no es así. El gobierno está en la carraplana, en bancarrota, ahogado en deudas. Plata tienen funcionarios y apoyos, en montos absurdos y estrafalarios, pero es plata que está en caletas y necesita pasar por varias lavanderías, con blanqueador incluido. Que habrá un aguacero de privatizaciones, segura estoy. Van a vender hasta la fuente de la plaza Venezuela y las estatuas y bustos de Chávez. Y sí, con la privatización abierta o solapada de muchas empresas del estado, los que están en Miraflores se quitarán de encima del hombro varios bacalaos. Pero luego pasarán a ser innecesarios. Por esos procesos de venta de decenas de empresas el país en realidad va a ser “gestionado” por los nuevos dueños y los que se llenan la boca presumiendo de sus cargos pasarán a estar de más, estarán de sobra.
No veo entonces en qué parte del análisis cabe ver a los que están siguiendo estando. Para estar en el poder es indispensable ser el poder. De eso se da cuenta el señor diputado del partido comunista, que grita sin que nadie le escuche.
Tradicionalmente el gobierno en Venezuela ha tenido mucho poder (y lo ha ejercido) porque el estado ha sido dueño y señor de los principales activos fuentes de riqueza. Yo imagino que el comandante eterno se revuelca en su tumba viendo cómo la Revolución bonita pasa del “exprópiese” al “véndase”. Los compradores de todo se tornarán en nuevos señores feudales y los que hoy presumen de poder omnímodo vestirán los ropajes de siervos de la gleba. Cambio de paradigma, dirán los que saben más que yo.
Lea también: “Otra película“; de Soledad Morillo Belloso