Por: Jean Maninat
Coletas ha habido con menos y mayor prominencia. Viejos rockeros, inmutables surfistas encallados en la arena, Hells Angels de fin de semana, Soixante-huitards anclados en las barricadas parisinas, extravagantes modistos, todos dispuestos a llevar sus melenas atadas en una cola -toda una declaración de identidad- con la misma seguridad que el Príncipe de Salina llevaba sus frondosas patillas en escoja usted cuál Gatopardo le gusta más: si el de la novela de Lampedusa, o el de la película de Visconti. Nunca nos pondremos de acuerdo.
Al más notorio de nuestros días ibéricos, sus padres lo bautizaron con el nombre de un prohombre del socialismo español, Pablo Iglesias, fundador del PSOE, y le perturbaron la existencia. Tenía que vivir a la altura de tanto despropósito parental y se hizo militante de la Unión de Juventudes Comunistas de España, se dejó crecer la coleta, se juntó con alguien llamado Monedero –of all names– aprendió dos o tres cosas del Gramsci turinés y otras tantas del de los Cuadernos de la Cárcel, y con esas pálidas herramientas teóricas se dedicó a ejercer el oficio de “tertuliano” despotricando de la clase política y alabando al galáctico comandante y a Cuba en programas de televisión abiertos democráticamente a todas las opiniones. ¡Ah la democracia, el mejor de las sistemas y el más expuesto que parió la humanidad!
De tonto no tiene un pelo, detectó el malestar ciudadano que corroía España, fundó Podemos y la emprendió contra la “casta” que le abrió sus plató como si de una gracia se tratase, (¿les suena familiar?). Cosechó un éxito indiscutible y hoy tiene al astuto presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, comiendo alpiste de su mano. Y lleva su maletín de vicepresidente no sin cierto orgullo, se desplaza en coches oficiales (¿tendrá escolta?) como un miembro más de la “casta” que tanto denostaba. Porque hay “castas de castas” y la suya de pantalones vaquero y pelo largo es de las más nobles.
Tan noble es, que se dispara un chalet para que retoñen como es debido sus retoños en medio de tanta podredumbre capitalista, y pone su compra a referendo entre sus militantes para que aprueben su opción inmobiliaria. ¡El partido es una gran familia inclusiva y progresista! Y como prueba de que Unidas Podemos nombra a su compañera segunda de a bordo en la dirección del partido y el momento llegado la promueve a ministra de Igualdad del gobierno del cual él es vicepresidente.
Todo en familia, como los Ceaucescu en Rumanía, los Milosevic en Serbia, y los Ortega en Nicaragua. Todo el poder a la pareja…perdón al pueblo. La “casta” de las coletas progresistas hace lo que le viene en gana, al fin y al cabo las formas son burguesas y el partido la aplaude. Lo llevaron al Gobierno de España y eso se agradece. Para nuestro gusto, toda coleta pasada fue más genuina.
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