A la búsqueda del redentor perdido (o el destape perenne) – Jean Maninat

Jean Maninat

Por: Jean Maninat

La política mexicana ha dejado como legado el lema de Francisco Madero, “Sufragio efectivo, no reeleción”.  De haberse regionalizado, muchas serían las desgracias que se hubiesen evitado en esta atribulada comarca. La reeleción, aún en su versión espaciada, convierte a los expresidentes en perennes precandidatos en ciernes con un pie en Palacio y otro en la calle. Me aguaito un período y para el otro vengo nuevo como Drácula.

Pero también contribuyó a la ciencia política con esa figura singular que dominó los 71 años seguidos en que gobernó el PRI, “el tapado”. Así, cada presidente saliente tenía el derecho adquirido de irse para su casa y no molestar más, luego de “destapar” a su pupilo como candidato a una elección presidencial que de partida ya tenía ganada. La elección de Vicente Fox, en el año 2000, acabó con la costumbre, hasta que la retomó López Obrador quien se destapaba a sí mismo en cada elección hasta que logró la presidencia que tanto anhelaba en 2018.

En la pequeña Venecia, se ha instalado la rutina de estar destapando precandidatos y  precandidatas cada cierto tiempo para eventuales elecciones presidenciales que tendrán lugar en un futuro cercano. Pero, eso sí, a nombre de la nueva política (whatever that is) que debería conducir a una nueva alborada al país. Lo que resulta muy curioso es que son representantes de la política jurásica quienes pretenden ungir a dedo a los oficiantes de la nueva política. Hacen falta nuevas caras, dicen las caras más trilladas de la política venezolana. Digamos, algo así como Isabel Pantoja designando a Rosalía como nueva promesa juvenil de la música. ¡Repámpanos!

No solo es una visión arcaica de la política la de seguir esperando a un redentor o redentora, a un ser providencial que nos sacará del abismo con la sola mención de su nombre y su incontaminada virginidad política.  Es prueba, asimismo, de la abismal desconexión con el país real, el que lucha por el dólar para sobrevivir miserablemente o artificialmente comprando en los bodegones. ¿A quién diablos le puede interesar, en estos momentos, quién será el candidato a dos años vista? “Caramba, viste que fulanito va a ser candidato, qué buenas noticias, chamo”. ¿En serio?

Una gran contribución sería que  hicieran votos de silencio, o cultivaran bonsáis con el mutismo de un monje Zen, o que se mudaran al Tíbet para ayudar al Dalái Lama -junto a Richard Gere- a encontrar al próximo Dalái Lama, o al menos que sigan el ejemplo de los cuatro gobernadores opositores, trabajando en sus estados, por su gente, sin aspavientos de soviet insurgente, callados y en lo suyo, tratando de gobernar bien en medio de las circunstancias.

Cualquier cosa menos enchavar, otra vez, lo bueno y novedoso que se esté incubando en materia de nueva dirigencia opositora.  We don’t need another hero tal como clamaba Tina Turner.

 

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