¿Quién ganó en Estados Unidos? La polarización – Moisés Naím

¿Quién ganó en Estados Unidos? La polarización - Moisés Naím
Biden y Trump en medio de un debate. Cortesía: Reuters

Publicado en: La Tercera

Por: Moisés Naím

La polarización política no va a atenuarse muy pronto. Las elecciones en Estados Unidos son solo el más reciente ejemplo de la polarización que está debilitando a las democracias del mundo.

Las elecciones en Estados Unidos confirmaron que es una democracia normal en estos tiempos. Es decir, un país políticamente desgarrado.

La profunda ruptura política es el rasgo que hoy caracteriza a la mayoría de las democracias del mundo. Las divisiones son tan profundas que muchos de sus ciudadanos hasta definen su identidad política en contraste con la que marca a “la otra parte”. No toleran a quienes tienen visiones diferentes sobre el país, sus problemas, causas y soluciones. Con frecuencia, ni siquiera aceptan al adversario como un actor político legítimo. Naturalmente, mientras más polarizado está un país, más difícil es gobernarlo.

Con frecuencia se busca en las elecciones la cura a la polarización. La esperanza es que los votantes le den a una de las partes el apoyo mayoritario que les permita gobernar. Lamentablemente, esta cura está funcionando cada vez menos. En vez de atenuar la polarización, las campañas electorales la agudizan. En vez de calmar los ánimos, ceban los radicalismos.

Los comicios, además, certifican y le ponen números al tamaño de la grieta política que separa a la sociedad. Las democracias polarizadas tienen dificultades para formar gobiernos, para mantenerse en el poder y para tomar decisiones necesarias pero controvertidas. Esta realidad política se ha globalizado. Hemos visto sus nefastas consecuencias en España, Italia, Reino Unido, Grecia, Israel, Polonia, Brasil, Perú, Chile, Indonesia, Malasia, Tailandia, Sudáfrica, Nigeria y Túnez, por solo mencionar algunos ejemplos.

En todos estos países la sociedad parece sufrir de una enfermedad política autoinmune -una parte de su ser está en guerra contra el resto del cuerpo social . Esto no quiere decir que la polarización es un fenómeno nuevo. Siempre ha existido y el contraste de ideas y propuestas es parte inmanente de la democracia. Pero ahora las situaciones de gran disfuncionalidad gubernamental y política que produce la polarización extrema son la norma. Las elecciones de Estados Unidos son tan solo el más reciente y revelador ejemplo de esta debilitante enfermedad política.

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