Rod Carew y Miguel Cabrera, miles de hits – Mari Montes

Publicado en: Prodavinci

Por: Mari Montes

«Podía mover el bate como si fuese una varita mágica».

Ken Holtzman (Lanzador)

 

Rod Carew conectó 3.053 hits en las Grandes Ligas y Miguel Cabrera está por darle alcance.

Hace un tiempo publicamos una semblanza del panameño en la que compartimos detalles de su vida, su nacimiento en un tren, el origen de su nombre, la decisión de su madre de mudarse a los Estados Unidos, su paso por el béisbol profesional de Venezuela, y sus habilidades sobresalientes. El orgullo latino que es.

Para la serie de leyendas que ha dejado atrás Miguel Cabrera, encontramos varias coincidencias además de ser parte del Club de los 3.000: ambos ganaron títulos de bateo, bates de plata, y Jugador Más Valioso, fueron invitados al Juego de las Estrellas, son latinoamericanos y fueron campeones con los Tigres de Aragua.

Según la crónica de The New York Times sobre el hit 3.000 de Rod Carew, publicada el 5 de agosto de 1985, después de dar el inatrapable declaró a los periodistas en Anaheim:

“Me alegro de que haya terminado. Han sido muchas noches sin dormir. Después de tantos años, es algo muy emotivo para mí. Estoy feliz de poder hacerlo aquí, para que los fanáticos pudieran disfrutarlo”.

Algo similar dijo Miguel Cabrera después de alcanzar la cifra en el Comerica Pak de Detroit:

“Pienso que la tranquilidad es lo más grande que uno puede tener en la vida, no acostarse pensando en lo que pueda pasar mañana. Esas ansias de cuando uno va a pegar ese hit, de cuando van a suceder las cosas, creo que pone una presión extra”.

Vivir el momento del hit 3.000 es inolvidable. Cuando Rod Carew alcanzó el número, era apenas el jugador número 16 en toda la historia en el selecto club. Detallaba en aquel momento la reseña de The New York Times:

“Carew se convirtió en uno de los dos únicos jugadores activos que tienen 3000 hits o más. El otro es Pete Rose de 44 años, jugador y manager de los Rojos de Cincinnati, quien está a 24 hits de empatar el récord de por vida de Ty Cobb de 4.191 inatrapables”.

Recordemos que Carew debutó y tuvo los mejores años de su historia en las Grandes Ligas con el uniforme de los Mellizos de Minnesota, equipo que lo cambió en 1978 a los Angelinos. Con los Mellizos llegó en 1967, fue Novato del Año de la Liga Americana, y en esas 12 temporadas acumuló números extraordinarios. En 1977 consiguió promedio de .377 y fue el Jugador Más Valioso.

Sin embargo, cuenta Stew Thornley en su artículo:

“4 de agosto de 1985: Rod Carew, de los Angelinos, conectó el hit 3 mil el mismo día que Tom Seaver ganó el juego número 300 (…) No todo iba bien en Minnesota, ya que la desaparición de la cláusula de reserva y los comienzos de la era de la agencia libre estaban destrozando a los Mellizos. Larry Hisle y Lyman Bostock se fueron después de 1977, y era evidente que Carew también podría salir. El propietario de los Mellizos, Calvin Griffith, no ayudó con algunos comentarios racistas que hizo en un discurso del Club de Leones en el sur de Minnesota, en un evento ocurrido en septiembre de 1978”.

En esa última campaña con los Mellizos, Carew volvió a ser líder en promedio al bate con .333, para conseguir su séptimo y último título de bateo.

Convertido en Angelino

Griffith intentó obtener buenas piezas a cambio de Carew. Trató de enviarlo a los Gigantes de San Francisco, pero Carew vetó la posibilidad. Luego aceptó ir a los Angelinos de California por cuatro jugadores. Alcanzaría la cifra de 3 mil hits con el nuevo equipo.

En los primeros años de la agencia libre, los fanáticos solían rechazar a los jugadores que dejaban el equipo. Con los Mellizos y Carew fue distinto, y eso quedó claro en su primera aparición en Minnesota, en 1979, cuando recibió una intensa ovación que se prolongó varios minutos.

Por esos caprichos de los tan nombrados Dioses del béisbol, Carew formalizaría su inscripción en el club de los 3 mil hits ante los Mellizos.

Stew Thornley describe cómo fue la emoción previa a aquel batazo:

“El sábado 3 de agosto, Rod Carew conectó su hit 2.999 en la tercera entrada ante Bert Blyleven, excompañero de equipo, quien hacía su primera aparición luego de su regreso a los Mellizos, tras ser adquirido en un canje con los Indios de Cleveland dos días antes. En el sexto inning, Carew conectó un elevado suave entre el jardín central y el jardín izquierdo que fue atrapado por el campocorto Ron Washington, corriendo hacia atrás, para robarle lo que habría sido el hito. Los fanáticos de California abuchearon a Washington cada una de las dos veces que fue al plato después de eso”.

La historia quedó para el día siguiente, aunque Rod Carew no fue el único protagonista de aquel domingo de verano.

Una multitud de 41.630 aficionados se congregó en el Anaheim Stadium para presenciar el batazo.

Cuenta Thornley que Carew no durmió bien, insomne:

“Estaba decidido a conseguir su hit ante los fanáticos locales. Los Angelinos estaban programados para recibir a los Marineros de Seattle después de la serie de los Mellizos, pero una huelga de jugadores esa semana era una posibilidad. Para no correr riesgos, el manager Gene Mauch, quien había dirigido a Carew en Minnesota durante la temporada de MVP de 1977, lo puso en la alineación. En otras circunstancias, Carew podría haber descansado, especialmente porque era un juego diurno seguido de un juego nocturno, contra un zurdo, Frank Viola”.

Carew fue dominado con rolling al cuadro en su primer turno. El primer envío de Viola fue un pitcheo descontrolado que movió a Brian Downing a segunda, quien se había embasado por boleto. Después de un strike cantado, Carew llevó la pelota a terreno de nadie por los lados del jardín izquierdo, consta en la data de Baseball Reference sobre ese juego.

El estadio lo aclamó por más de 4 minutos, dijo The New York Times. Recuerda Thornley:

“El coach de primera base, Bobby Knoop, le dio una palmadita en el hombro. Su primer apretón de manos provino del primera base de los Twins, Kent Hrbek, quien había crecido a corta distancia del Metropolitan Stadium, en Minnesota, y había visto muchos de los hits de Carew. Sus compañeros de equipo corrieron a felicitarlo y el manager Mauch se llevó la primera base para guardarla como recuerdo”.

Sin embargo, el protagonismo de las principales páginas deportivas no fue sólo para Rod Carew.

Media hora después de la emoción por el hit 3.000 en el estadio de Anaheim, en el Bronx, Tom Seaver retiraba a Don Baylor con su pitcheo 145 para concretar su victoria número 300.

En aquel momento, la prensa especializada como la revista The Sporting News destacó en su portada a Tom Seaver y dejó el logro de Carew reseñado al final del artículo dedicado a “Tom Terrific”. A esto, según cuenta Thornley:

“Barry Sears tuvo una respuesta en La voz del fanático en la edición de la revista, del 2 de septiembre: ‘Puedo recordar que muchas veces más de una cara ha aparecido en la portada de su revista. Ciertamente fue una rareza que estos dos futuros miembros del Salón de la Fama alcanzaran tales hitos el mismo día, pero no castiguen a uno porque podría no ser tan fotogénico’”.

Durante su carrera de 19 años, fue elegido para 18 Juegos de las Estrellas. Cuenta su página web que “es el líder All-Star de todos los tiempos, con 33 millones de votos. Las estadísticas de su carrera explican por qué el 8 de enero de 1991 se convirtió en el jugador número 22 en la historia en ser elegido para el Salón de la Fama del Béisbol en la primera votación”.

Según Baseball Almanac, “Rod Carew fue clasificado en el puesto 61 por The Sporting News cuando publicaron su lista de los 100 mejores jugadores en la historia del béisbol”.

“Lo sorprendente de Rod Carew es que batea todo. Crees que detectas una debilidad en él, y puede funcionarte durante 3 o 4 turnos al bate, pero luego se da cuenta y es bang-bang-bang por todas partes, otra vez”. La descripción es de Jim Frey, coach de bateo de los Orioles de Baltimore.

Este es el relato que Mariano Rivera hace en su libro El cerrador, sobre un turno en el que Miguel Cabrera le dio un jonrón luego de un duelo increíble:

“Cabrera batea .358 (te recuerdo que es principios de agosto), y como siempre, está bateando hacia los tres jardines. Mi estrategia con él es la misma que tengo contra cada bateador; no cambia por ser él quien es. A veces uno puede ajustar su estrategia para explorar alguna debilidad específica que tenga un bateador, pero en el caso de Cabrera realmente no hay ninguna debilidad, así que me enfrento a él”.

Catfish Hunter describe a Carew con palabras parecidas: “No tiene debilidad como bateador. Cualquier cosa que le lances, él lo puede manejar”.

Rod Carew felicitó a Miguel Cabrera cuando entró al club de los 3 mil. Destacó esa habilidad del maracayero de batear hacia todos los jardines; otra de las tantas cosas que tienen en común, además de los miles de hits.

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