“Llueve, detrás de los cristales llueve y llueve…”
– Joan Manuel Serrat
Debe ser la canción que más me gusta de Serrat. Y cada vez que llueve, la tengo a flor de piel.
La lluvia me hace pensar, reflexionar. Sobre lo que hemos perdido, sobre lo que tuvimos, sobre lo que dejamos destruir.
Vivimos en un constante recordar. Nos hemos vuelto adictos al recordar es vivir. E inventamos bondad en esos recuerdos. Los adornamos y maquillamos. Conjugamos los verbos que comienzan con re: recordar, rehacer, recuperar, reiniciar. Nos refugiamos.
Los más jóvenes están aburridos de la cantinela del pasado. Los que vamos envejeciendo enterramos el espejo y compramos el buscar fotos viejas a las que les hacemos cirugías con Photoshop. Así nos engañamos y engañamos.
Nos negamos a la realidad. Que nos toca retirarnos. Que ya basta de seguir pretendiendo llevar la batuta. Que es bueno permitir el relevo. Que así como fuimos los que sustituimos a nuestros mayores, ahora toca dejar que ellos nos releven, dejar que lleven la voz cantante.
Serrat anuncia retiro. “El vicio de cantar”. Así ha titulado su último concierto. Le tomará meses hacer su despedida. Recorrerá varios países. No está enfermo. Pero es tan inteligente que entiende. El 27 de diciembre de este año cumplirá 78 años. Nació en el “Mediterráneo”. Y vaya si tiene un portafolio de vida intenso y maravilloso. Seguramente seguirá escribiendo y componiendo. Los jóvenes lo adoran. Y ahora lo admirarán más.
Hay que retirarse antes de aburrir.