Publicado en: Prodavinci
Por: Mari Montes
Miguel Cabrera es como esos árboles que no tienen Otoño. No se deshojan al mismo tiempo que el resto, no son como otros árboles, están por encima de las estaciones, como si siempre fuese primavera.
En el clubhouse de los Tigres en el Publix Stadium, en Tigertown, complejo de los Tigres de Detroit en Lakeland, Florida, apareció él; venía de la jaula de bateo, llevaba una franela sin mangas que dejaba ver la musculatura de sus brazos, los hombros macizos, el torso marcado por el trabajo que hizo en el receso invernal que se prolongó unos días por el paro patronal. Mide casi dos metros. Siempre se ve inmenso. Nos dijo que hizo ajustes en la dinámica de su entrenamiento. Perdió unas libras. Está por iniciar su vigésima temporada. La longevidad de un deportista de su nivel no se da por suerte, ni es un don, es resultado de la constancia, de trabajar con disciplina y enfocado en la meta de mantenerse productivo, capaz de aportar al equipo; con su experiencia para los más jóvenes, y en el terreno, como designado o primera base.
Nadie permanece en las Grandes Ligas si no puede aportar a las victorias. Así ha sido siempre, hasta con Babe Ruth y Mickey Mantle. Ninguno se ha salvado de eso.
Entró saludando a todos, sonriendo, bromeando. En ese instante fue el centro de la atención en el amplio salón donde están los lockers o casilleros de los jugadores de la nómina del equipo grande.
Días atrás Jon Morosi destacó en un tuit la descripción que hizo de la energía de Miguel Cabrera en el clubhouse, su compañero Eric Haase: “Es como jugar con un niño de 13 años que es Salón de la Fama”.
Llegar en forma a los entrenamientos es, desde hace unos años, una meta que cumplen muchos jugadores. Después de descansar unas semanas luego de seis meses de temporada, inician el trabajo de preparación física para mantener el peso, ganar o perder kilos, según sea el caso. No hay que dejarle todo a la primavera.
Miguel Cabrera no está peleando un puesto, creo que no ha tenido que hacer eso desde que llegó a las Grandes Ligas en 2003, su “pelea” es contra el tiempo. Una carrera de tantas campañas nunca ha sido común, pero de un tiempo para acá se ha convertido en algo casi imposible. Son contados los jugadores que acumulan tantos años y siguen siendo titulares.
En los planes está usarlo como bateador designado y alternarlo en primera base. Tendría libre el último juego de cada serie dentro de la semana, muy parecido a lo que vimos en la temporada 2021.
Curiosamente, en el primer juego de abril del año pasado, antes del inolvidable cuadrangular de la nieve, estaba a 13 vuelacercas de la meta de los 500, y esta campaña comienza a 13 hits de los 3 mil. Se ve muy cerca, debería ser en abril o como tarde a principios de mayo, cuando lo veamos convertirse en el único hombre que ha jugado en las Grandes Ligas, con una triple corona, dos premios al Jugador Más Valioso, 4 lideratos de bateo, average superior a .300, más de 500 jonrones y 3 mil hits. Es uno de los mejores bateadores de toda la historia, una leyenda viviente.
Hablamos de la presión, si es igual a lo que sintió el año pasado cuando estaba cerca del jonrón 500.
– Son dos cosas muy diferentes, el hit se puede conseguir de cualquier forma, con un mal swing. No doy mucho infieldhit pero pueden pasar esas cosas, es muy diferente al Jonrón; con el jonrón hay que tener una buena conexión, hay que tener un buen swing y esperar el mejor pitcheo, con un hit uno puede expandir un poquito la zona, hacer un buen contacto y correr con suerte y llegar a la base.
El próximo jugador a quien dará alcance es Roberto Clemente, el recordado “Cometa de Carolina”, valorado por muchos como el mejor jugador latinoamericano de todos los tiempos, por lo que hizo en el terreno y fuera de él. Dio gusto escuchar su respuesta sobre eso. Cabrera pondera ese y otros nombres de sus antecesores, agradecido.
– Roberto, ese es un gran nombre, un nombre que me llena de mucho orgullo. Siempre tenemos que estar agradecidos con lo que hizo él, con lo que hicieron muchos, también de Venezuela como Alfonso “Chico” Carrasquel, Luis Aparicio, David Concepción, esas leyendas que ya pasaron por aquí y que nos abrieron todas esas puertas a nosotros, para que pudiéramos jugar en este beisbol que es bastante cómodo. Tenemos muchas comodidades. Esperemos seguir evolucionando así y podamos seguir abriéndole muchas puertas al futuro.
Algo muy común en los campos de entrenamiento es toparse con figuras históricas del beisbol. Pueden estar invitados por los equipos, en calidad de coachs, para compartir sus conocimientos, o andan de paseo simplemente, recordando viejos tiempos. Roger Clemens, por ejemplo, estaba en el estadio porque su hijo Kody es prospecto de los Tigres y ese día estaba en la alineación. Estuvo un rato conversando con el manager AJ Hinch, quien le recordó que uno de los 32 jonrones que conectó en su carrera, se lo dio a él. Buscando ese batazo apareció el que le conectó el joven Miguel Cabrera en la Serie Mundial donde se enfrentaron Marlins y Yankees.
Como si lo hubiésemos planificado, más tarde nos dio una amable entrevista en la que hablamos de ese vuelacercas que fue definitivo para ganar e irse a Nueva York con la serie nivelada a 2 victorias.
Clemens describió el turno pitcheo a pitcheo. Acababa de verlo. Recordó cómo trató de intimidarlo con un envío alto y pegado para alejarlo del plato. Parte de la tarea de los lanzadores es atemorizar al bateador. Con Miguel falló. El tercer envío fue una recta de 2 costuras que el novato devolvió a las gradas del jardín derecho.
Roger Clemens habló con admiración de la longevidad de Miguel Cabrera. Destacó la constancia que ha tenido para mantenerse tanto tiempo, porque sabe lo difícil que es y el trabajo que es preciso hacer para estar saludable y prolongar la carrera. Clemens se mantuvo por 24 temporadas.
– Miguel merece esto. Ha tenido una gran carrera. Disfruto verlo jugar con esa sonrisa. No lo puedo llamar viejo Miguelito, jugué hasta los 45 años.
Le pasa como a muchos, para quienes siempre será “Miggy” o “Miguelito”, así como “Chico” siempre fue “Carrasquelito”.
El juego comenzó bajo una nube gris como techo. En el primer turno dio una línea que terminó en el guante de Marwin González y en el segundo despachó un sencillo. Después llovió y él no regresó cuando reanudaron el desafío.
El 8 de abril será el Día de Apertura en Detroit, ante los Medias Blancas de Chicago. El 18 cumple 39 años.
En estos días está ajustándose, se prepara para lo que viene.
Parece un verso: Es otra primavera para Miguel Cabrera.