Publicado en: Prodavinci
Por: Mari Montes
Soportó con valentía y estoicismo todo tipo de ofensas.
Estaba consciente de que resistir era parte de lo que debía hacer para quedarse.
No había una prohibición explícita, pero era tácito que los propietarios de los equipos no estaban dispuestos a dar el paso. Hubo intentos, pero el comisionado Kennesaw Landis no apoyaba la integración “Los peloteros de color tienen su propia liga. Que jueguen en su propia liga”. En 1942, Landis —confabulado con Ford Frick, presidente de la Liga Nacional y quien se jactaba de haber impedido que se “contaminara la liga”— hizo movimientos para impedir que el empresario deportivo Bill Veeck contratara a jugadores que brillaban en las Ligas Negras.
Fue en 1944, luego de la muerte de Landis, cuando comenzó el verdadero cambio que condujo a la integración en el béisbol de las Grandes Ligas. Happy Chandler, quien contrario a su antecesor, estaba decidido: “Estoy a favor de las libertades, y si un chico negro puede llegar a Okinawa e ir a Guadalcanal, puede hacerlo en el béisbol”.
Mientras, en las Mayores había propietarios que conocían muy bien los nombres y números de los jugadores de las Ligas Negras. Pese a la insistencia de algunos interesados en descalificar la calidad del circuito de los peloteros “de color”, la verdad era otra y todos la sabían. Aún con condiciones adversas, desventajas y menos ingresos, muchos jugadores de la Negro Leagues estaban listos para competir en las Grandes Ligas.
La idea de contratar jugadores afroamericanos ya estaba en la cabeza de ejecutivos como Branch Rickey, de los Dodgers de Brooklyn, quien ya estaba buscando a ese jugador que debía ser capaz lidiar con los desplantes racistas de los que sería objeto. En 1945 comienza la exploración del scout Clyde Sukeforth para ver a los Monarcas de Kansas City. El 23 de octubre, Jackie Robinson fue firmado para jugar con los Dodgers, en las Menores. A partir de ese momento los focos estaban sobre él. Su conducta y desempeño eran, se puede decir, evaluados. Avanzaba el tiempo y estaba más cerca el cambio del principal pasatiempo nacional.
Los jugadores afroamericanos estuvieron segregados del béisbol de las Mayores hasta 1947. El 15 de abril, Jackie Robinson hizo su debut. Para el béisbol de Grandes Ligas, como sabemos, es la gran fecha de celebración. El número “42” fue retirado de todos los equipos. Ese día todos juegan con ese número, para recordar su impacto, su huella.
Todo lo que sucedió después se ha contado montones de veces, merecidamente. Jackie, el hermano menor de Mathew Robinson, medallista de plata en los 200 metros planos en la legendaria prueba en la que Jessy Owens ganó el oro en los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, obtuvo el sitial en la historia que no tuvo su hermano mayor por haber ocupado el segundo lugar. Jackie, en cambio, fue el primero en derribar la barrera racial en el béisbol de Grandes Ligas.
Es una expresión tan trillada como cierta que “del segundo nadie se acuerda’’, y es exactamente lo que sucedió con Larry Doby.
La historia de Larry Doby es prácticamente la misma que Jackie Robinso: tolerancia ejemplar, resistencia pacífica, compañerismo, calidad como jugador. La del empresario Bill Veeck es también la de Branch Rickey: un visionario arrojado que intentó contratar jugadores estelares de las Ligas Negras para las Grandes Ligas, en 1942, pero fue torpedeado por la dupla Landis-Frick.
Larry Doby, como destaca su semblanza en el Museo de las Ligas Negras, era un segunda base de sólida defensa y un bateador de contacto, pieza clave en el título de campeón que ganaron las Águilas de Newark en 1946. “Ese año estuvo en el Juego de Estrellas y terminó la temporada con un promedio de .341 y a un jonrón detrás de los líderes de la liga Josh Gibson y Johnny Davis”.
Nacido en Camden, Carolina del Sur, quedó huérfano a los 8 años de edad. En sus años escolares, destacó como deportista en diferentes disciplinas, como el fútbol americano, baloncesto y por supuesto, béisbol. Estudió en Paterson (Nueva Jersey), en East Side High School y más tarde en la Universidad de Long Island.
Estuvo 2 años sirviendo en la Marina de los EE. UU en la Segunda Guerra Mundial, antes de reincorporarse a los Eagles, cuando terminó su servicio, a tiempo para ayudarlos a ganar el banderín de la Liga Nacional Negra y la Serie Mundial, sobre los Monarcas de Kansas City.
¿Larry Doby pudo debutar antes que Robinson? Habría podido. Poco menos de 3 meses después del debut de Jackie, Dobby llegó a las Grandes Ligas con los Indios después de una intensa negociación entre Effa Manley, propietaria del equipo de la Negro Leagues, Águilas de Newark, y Bill Veeck, mandamás de Cleveland.
En nuestro trabajo dedicado a la ejecutiva de las Ligas Negras, citamos al escritor Joe Swide en “La Mujer más poderosa del béisbol”, para recordar cómo fue la contratación de Doby. Effa Manley le escribió a Bill Veeck en una correspondencia: “Sr. Veeck, sabe usted que si Larry Doby fuese blanco y agente libre, su valor sería de $100.000 por firmar, simplemente como un bono (…). Si cree que está siendo justo al ofrecernos $10.000, supongo que deberíamos aceptar”.
Es interesante que Bill Veeck decidió sumar $5.000 si Doby permanecía al menos 30 días en el equipo. El temor era que abandonara, que no estuviera dispuesto a soportar los malos tratos que recibían los afroamericanos. Effa Manley, además, consiguió que se le pagaran $5.000, más que el salario de $4.000 que ganaba con los Eagles. Doby debutó el 5 de julio, convirtiéndose en el segundo hombre negro que jugó en la Gran Carpa, el primero en la Liga Americana.
Ha trascendido que Veeck, si bien no lo estableció en un contrato, le exigió a Doby no caer en ninguna provocación. Después el jugador dijo en una entrevista: “Sabía que ser aceptado iba a ser difícil, pero sabía que estaba involucrado en una situación que iba a brindar oportunidades a otros negros”.
En 1948, como jardinero titular, Doby bateó .301 y despachó 14 jonrones. Fue determinante en la victoria de los Indios ante los Bravos de Boston en la Serie Mundial.
Su nombre destaca como uno de los 4 jugadores de las Ligas Negras (Monte Irvin, Willie Mays y Satchel Paige) que jugaron en la Serie Mundial de las Ligas Negras y en la Serie Mundial de Grandes Ligas.
Fue líder en jonrones de la Liga Americana en 1952 y 1954; en 1954, fue el primero con 126 carreras impulsadas. Entre 1949 y 1955 fue invitado al Juego de las Estrellas. Además, en 1954 quedó segundo en las votaciones al MVP, detrás de Yogi Berra.
En agosto de 1998 fue elevado al Salón de la Fama de Cooperstown. Murió de un cáncer el 17 de junio de 2003.
Igual que Jackie Robinson, deben ser recordados Roy Campanella, Satchel Paige y todos los jugadores que llegaron con el compromiso de dar su mejor béisbol y su ejemplo para demostrar que era posible la integración.
En los tiempos que corren siguen siendo pertinentes sus palabras: “Los niños son nuestro futuro, y esperamos que el béisbol les haya dado una idea de lo que es vivir juntos, y cómo podemos llevarnos bien, seamos blancos o negros”.
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Fuentes:
Baseball Reference
nlbmuseum.com
Baseball Almanac
SABR.org
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