1,74 de estatura, ojos entre esmeraldas y café, cabello castaño. Eso dice en las señas que marca su pasaporte, como el de millones de mujeres en el mundo. Pero resulta que ella no es una de tantas. Hay mujeres que comienzan su vida en la pobreza de las calles y sin embargo tienen una clase que ya quisieran tener para un día de fiesta esas que presumen de alcurnia y abolengo.
Dicen que la cámara solo traduce lo que ella es: una mujer de una hermosura externa e interna excepcional.
Poco importa si el papel que hace es de una campesina enfrentando la miseria, o de una dama de sociedad paseándose por palacios. Porque ella convierte cualquier fotograma en perfección.
Hay algo primitivo en sus miradas, en sus gestos y en sus movimientos. No hay un centímetro de ella que sea mudo. Pero en ese estilo salvaje tiene dignidad y elegancia. Por si fuera poco, es dueña de un extraordinario desenfado y una liviana manera de comunicarse con el mundo.
En su país la aman con pasión loca y desmedida. Y cuando algunos intentaron hundirla acusándola de pecadora, ah, tuvieron que enfrentarse con millones que se pusieron de pie. Qué manía tan estúpida de los poderosos de convocar al repudio.
Hay varias biografías de ella. “Algunas llenas de cosas que simplemente no son ciertas”, dijo en una entrevista a Rafaella Carra. Eso la animó a escribir ella misma su verdad. Y la tituló como una de sus películas más famosas: “Ayer, hoy, mañana”.
En esas sus memorias cuenta la que se me antoja como la anécdota más linda de su vida. Tenía ella 16 años y con su madre fue a los estudios de Cinecittà, en Roma. Quería algún papel así fuere menor en la película Quo vadis. La entrevista fue en inglés con el director Mervyn LeRoy.
– Is this your first time in Cineccità?
-Yes.
-Have you read Quo vadis?
-Yes.
-How old are you?
-Yes.
-What is your name?
-Yes.
Por supuesto, obtuvo un papel.
Siente que aún la inunda “el frenesí de vivir”. Su más reciente película,
La vita davanti a sé, es una sorpresiva y dulce historia que hay que ver sí o sí.
“Lei è magnifica”, eso decía su marido Carlo Ponti. “Sono l’uomo più magico del pianeta perché Sophia Loren mi ama”, y sonreía mientras lo decía.
Tiene todos los premios imaginables. Pero para sus hijos es la “mamma” y para sus nietos la “nonna” que prepara la pasta los domingos.
Sofia Constanza Brigida Villani Scicolone, la hija de Romilda, Sophia Loren.