La emoción de estos días ha sido única para los venezolanos amantes del béisbol, porque es la primera vez que uno de los nuestros está por inscribir su nombre en la reducida lista de los bateadores más poderosos de todos los tiempos. Este martes comienza una serie contra los Angelinos de Anaheim, y todos estarán expectantes al ver salir a Miguel Cabrera; una ovación, todos con los celulares arriba grabando, y luego un silencio sepulcral con el aliento contenido en ese instante que tarda la pelota en llegar al plato. El jonrón de Miguel no ha caído, nadie sabe en qué momento ocurrirá; mientras, que la emoción nos acompañe en cada encuentro.
Publicado en: La Gran Aldea
Por: Mari Montes
Miguel Cabrera camina del dogout al círculo de espera, sólo él sabe pensando qué.
Yogi Berra decía que no se podía pensar y batear al mismo tiempo, pero en esa caminata debe pensar en algo.
Es anunciado por el sonido interno, se escucha la música de fondo, “Hoy cobré”, de Bad Bunny o Let´s get it, de Neuro Shorty (las alternan), pero aún más fuertes se oyen los aplausos, la ovación y el director de la transmisión de televisión elige tomas desde varios ángulos que muestran letreros con dedicatorias, banderas de Venezuela, niños que lucen el número 24, su esposa Rosangel y sus hijos; los presentes con las cámaras de sus teléfonos activadas, grabando todo lo que pasa, quieren tener su propio registro del batazo que hará historia. El umpire cambia las pelotas por las que han sido marcadas con un número y la letra “M”. Todos callan y se produce un silencio digno de Final de Wimbledon. Así ha sido en cada turno desde que los Tigres regresaron a Detroit.
En Baltimore sacudió el vuelacercas 499, un largo batazo que cayó en bullpen de los Tigres. Los fanáticos de Detroit esperan que alcance el 500 en el Comerica Park.
Conmueve ver a niños y adultos emocionarse tanto cada vez que aparece el toletero venezolano. En Bally Sports, inician la transmisión con videos que recuerdan otros jonrones que ha dado desde su debut en 2003; una cámara recorre los pasillos del parque para que veamos lo que significa lo que está por ocurrir, en cualquier momento, y que esa afición desea ver en su casa. En verdad el Comerica es un parque esquivo para los jonrones, si tuviese otras dimensiones tal vez Miguel Cabrera habría pasado ya la mítica cifra de los 500 batazos de vuelta completa.
“Se trata de millones de personas pendientes de esa pelota marcada”
Entre más de 20 mil jugadores en 150 años de historia de las Grandes Ligas, únicamente 27 hombres han sumado tantos jonrones. El primero fue Babe Ruth y el último en conseguirlo fue David Ortiz, en septiembre de 2015. Ese día conectó el 499 y el 500, su compatriota Albert Pujols, un año antes, también disparó esos dos jonrones en el mismo juego.
La emoción de estos tres días ha sido única para los venezolanos, particularmente, porque es la primera vez que uno de los nuestros está por inscribir su nombre en la reducida lista de los bateadores más poderosos de todos los tiempos. Como dicen popularmente; “lo que es fácil, es decirlo”.
La brevedad de lista de los pocos miembros del club de los 500 nos da una idea de lo difícil que es batear más allá de la cerca. La expectativa es tal, que en MLB Network interrumpen la transmisión del juego para ir a cada turno de Miguel Cabrera, para que nadie se pierda el momento.
La periodista venezolana de El Extrabase, María Virginia Álvarez, conversó con una pareja de padre e hijo, una publicación conmovedora, el chiquillo estuvo en el Estadio del viernes 13 de agosto, y esperaba correr hacia los lados del jardín derecho para atrapar la pelota y “Dártela, con un abrazo y decirte que ¡muchas gracias!”. Para los niños de Detroit que han crecido admirándolo, estos días serán muy especiales. En verdad serán días inolvidables para todos.
Investigando sobre otros jonroneros del selecto club, conseguí dos citas que nos permiten imaginar lo que puede estar sintiendo Miguel Cabrera, bien me lo dijo el ex grandeliga Melvin Mora cuando le pregunté cómo será eso: “No puedo saberlo, yo no di 499 jonrones”, me hizo gracia su respuesta, porque en estos días, en las redes, abundan comentarios de todo tipo, incluyendo los de los expertos en 500 jonrones.
Mickey Mantle dio el HR 500 el día de la madre en 1967, a los Yankees no les iba bien. Entonces dijo: “Se sintió como cuando ganas una Serie Mundial, salir de un gran peso en la espalda. No estaba realmente tenso por batearlo, sino porque todos escribieran sobre eso. No lo estábamos haciendo bien y en todas partes veía: ‘¿cuándo va a llegar Mantle a 500 jonrones?’ En lugar de si el equipo ganó o perdió. Ahora tal vez podamos volver a arreglarnos”. Ese año los del Bronx dejaron récord de 72 ganados y 90 perdidos.
“Solo 27 bateadores en toda la historia saben lo que es dar tantos cuadrangulares”
Para Hank Aaron dar ese batazo fue su liberación, le preguntaron si sentía alivio por llegar a la ansiada cifra, y respondió: “Sí, la cuenta regresiva ha terminado”. Solo 27 bateadores en toda la historia saben lo que es dar tantos cuadrangulares, ellos nada más. Para Ruth fue muy importante, la anécdota está en un artículo de sabrosa lectura de Chad Osborne en la web de la Sociedad Americana de Investigadores de Béisbol.
Fue en Cleveland, el 11 de agosto de 1929. El Bambino venía de batear torrencialmente, aquella tarde, después de practicar, le dijo al Jefe de seguridad del Estadio, H. Clay Folger: “Escucha, voy a alcanzar el número 500 hoy, y te diré lo que me gustaría que hicieras: Ojalá encontraras al chico que atrape la pelota y me lo traigas. Me gustaría salvar esa pelota”. Sus deseos fueron cumplidos. Continúa Osborne: “Un sonido sólido debió haber llegado a los oídos de Jake Geiser cuando una pelota de béisbol rebotó en un umbral en la Lexington Avenue de Cleveland y rodó hacia los pies del residente de Nueva Filadelfia, Ohio. Geiser, que esperaba para abordar un autobús hacia su casa, a unas 90 millas al sur de la ciudad, estaba parado justo más allá de la alta valla del jardín derecho en el League Park de Cleveland.
Probablemente también escuchó el rugido de la multitud desbordada del Estadio (más de 25.000 personas) justo cuando el Sultán de Swat ladeó el bate sobre su hombro izquierdo y lo golpeó ferozmente, enviando la pelota hacia la calle. Cuando Geiser estaba a punto de partir de Cleveland ese domingo por la tarde después de visitar a familiares, Babe Ruth se acercó al plato en la parte superior de la segunda entrada, con 499 jonrones de por vida contados en su hoja de estadísticas. Ruth tenía 4 jonrones en sus últimos 5 juegos”.
Según la crónica del Times, Geiser era un hombre de 46 años, que se había quedado en la ciudad para ver el juego. “El recuperador de la ‘pelota’, fue llevado de regreso al Estadio y escoltado al dugout de los Yankees”. Agrega la nota de Osborne: “Soy Jake Geiser. Vine desde New Philadelphia para ver el juego”, según el New York Times, Ruth le dio una pelota autografiada (el Times informó que eran dos pelotas) y un billete de 20 dólares sin autografiar. “The Times informó que Geiser retrasó su viaje en autobús de regreso a Nueva Filadelfia para quedarse en League Park, con la esperanza de ver a Ruth disparar otro jonrón hacia Lexington Avenue. Después de ‘verlo fallar en tres intentos posteriores, se fue a su casa más rico en 20 dólares, por no hablar de las dos pelotas de béisbol con la firma de El Bambino”.
El jonrón de Miguel no ha caído, esta vez es literal, no sabemos, nadie sabe en qué momento ocurrirá. La expectativa es tal, que los más supersticiosos desearían que no se dijera nada, que sea un juego a puertas cerradas, sin público y sin cámaras, porque “la presión de la gente presente y de las cámaras y los periodistas informando, son los que tienen empavado a Cabrera”.
“Para los niños de Detroit que han crecido admirándolo, estos días serán muy especiales. En verdad serán días inolvidables para todos”
Es comprensible, especialmente los venezolanos y los aficionados de Detroit vivimos un momento inédito y todos los sentimientos y percepciones son posibles. Se trata de millones de personas pendientes de esa pelota marcada.
Miguel Cabrera ha lidiado con la presión de los focos sobre sí desde que fue firmado por los Marlins, a los 16 años, por un bono de 1 millón 800 mil dólares, desde entonces ha sido centro de atención. Cuando ganó la triple corona, en 2012, Curtis Granderson y Josh Hamilton quedaron a solo un jonrón de distancia, esos últimos juegos, pisándole los talones. Cabrera dio 44 y ellos 43, Curtis Granderson no fue alineado el último día, fue cuando la hazaña quedó asegurada.
El sábado conectó un foul electrizante que estuvo a punto de irse por el jardín derecho y recibió un bolazo, por segundos escalofriante.
“En verdad el Comerica es un parque esquivo para los jonrones, si tuviese otras dimensiones tal vez Miguel Cabrera habría pasado ya la mítica cifra de los 500 batazos de vuelta completa”
Ha estado golpeando bien la pelota, con la excepción del domingo, cuando Triston Mckenzie casi lanzó un juego perfecto, apenas un hit del también venezolano Harold Castro acabó con la joya en las postrimerías del encuentro. Cada turno fue un desafío entre uno de los mejores bateadores de la historia y un joven lanzador en su segunda temporada. No lo olvidará, sobre todo por haber podido dominar a esa leyenda viviente que es Miguel Cabrera.
El lunes los Tigres estuvieron de descanso.
Este martes comienza una serie contra los Angelinos de Anaheim. Cabrera enfrentará a Dylan Bundy, a quien no le ha dado HR, en la cuenta entre ambos solo hay un sencillo en 5 turnos. Si no da el batazo en este juego, sigue Shohei Ohtani, con quien lleva de 2-0, a quien no ha visto este año en el morrito.
Veremos el rito otra vez: Saldrá Miguel Cabrera, seguirá una ovación, todos grabarán, enfocarán a su familia y se producirá ese silencio expectante; el mutismo del aliento contenido en ese instante que tarda la pelota en llegar al plato.
Si se puede pensar en más emoción, imaginemos a Miguel Cabrera contra Shohei Ohtani…
¿Cómo será eso?
Dijo Mickey Mantle: “Alguien me preguntó una vez si llegaba al plato tratando de conectar un jonrón. Le dije: ‘Claro, todo el tiempo’”.