Publicado en: El Universal
Por: Valentina Maninat
El pasado 02 de marzo murió el creador y presentador del programa de televisión estadounidense “Inside the Actors Studio” que condujo hasta 2018.
Se persignó antes de dar inicio a sus respuestas, la audiencia lo acompañó con risas. James Lipton, se encontraba en París y era el invitado de honor en la última emisión del programa Bouillon de Culture, conducido por el periodista francés Bernard Pivot. Era 21 de junio de 2001, una triste despedida para la audiencia francesa. Y para Lipton, significó estar sentado en el escenario que lo había inspirado a crear y realizar su icónico proyecto, Inside The Actors Studios.
Aquella noche, Lipton se sometió al usual cuestionario de Marcel Proust que realizaba Pivot a todos sus invitados y que años atrás había servido de inspiración para el cierre de cada uno de los más de doscientos cincuenta episodios de Inside The Actors Studio. A la usual pregunta de dicho cuestionario: ¿En cuál planta, árbol, animal te gustaría reencarnar? Lipton contestó en perfecto francés: “Voy a hacer trampa. En Las cartas provinciales, Pascal Blaise escribe: El hombre no es más que un junco, el más débil de la naturaleza, pero un junco que piensa. Yo desearía reencarnar como un junco de Pascal, es decir, una vez más, como un hombre”. Todo indica que James Lipton vivió plenamente su vida.
De imagen sobria y elegante, casi siempre de traje y corbata. Delicado, meticuloso y cálido, este detroiter, tenía entre sus pasiones pilotear aviones y el salto ecuestre, disciplina en la que se destacó hasta sufrir un accidente como jinete. Sostenía que ambas acciones implicaban mucha concentración pues para aterrizar un avión o saltar una valla a caballo, había que estar extremadamente enfocado. No hacerlo correctamente era la muerte, o una grave lesión. Le gustaban ambas pasiones porque involucraban riesgo.
En una entrevista a Big Think, Lipton confesó que cuando estaba solo en su estudio disfrutaba el acto de escribir, “bien o mal”. Por supuesto, un buen resultado lo hacía inequivocamente feliz. Único hijo, su padre, Lawrence Lipton, un poeta de la generación Beat, quien abandonó a la familia cuando James tenía seis años, y su madre, Betty Weinberg, una profesora que le indujo el amor por la palabra, el arte y el teatro.
Como escritor fue exitoso y su libro más popular es An Exaltation of Larks (1968). También escribió telenovelas como The Guiding Light, para la cual actuó; y musicales de Broadway como Sherry! (1967). Quizás su trabajo escrito más visible en los últimos años era la elaboración de las doscientas fichas que preparaba y que deslizaba entre sus manos a medida que construía y deconstruía la historia de su invitado.
Casi nadie se resistió a una invitación de James Lipton. Uno de sus trofeos fue Meryl Streep, hasta el día de hoy entrevistada muy pocas veces. Y aquellos que osaban excusar su ausencia tenían argumentos tan infalibles y halagadores como el de Jeniffer Lawrence, quien le pidió que la esperara un poco, que era muy joven y que necesitaba más tiempo. Lipton, explicaba que los artistas aceptaban porque eran invitados a una una clase, el público estaba compuesto por alumnos que querían conversar sobre el arte y el proceso, “venían a enseñarnos, es otro tipo de relación”. Una de las premisas del show era que allí no entraba el chisme. Se tocaban los temas personales de manera muy delicada, solo cuando eran relevantes para el artista.
Invertía dos semanas de preparación para cada una de sus entrevistas, una investigación que vertía en sus fichas escribiendo prácticamente una obra de teatro. Se tomaba de cuatro a cinco horas de grabación que luego eran editadas en una o dos horas. Contaba que en ocasiones tenía que botar a sus invitados. Barbra Streisand, Dustin Hoffman, Anthony Hopkins, Steven Spielberg y Jim Carrey son parte del selecto grupo que escucharon las súplicas de James Lipton pidiendo que se fueran, que era la una de la madrugada y los alumnos tenían clases en la mañana.
“Nos dimos cuenta que nadie quería que esto se desvaneciera en el aire”. Consideraba que esta serie de entrevistas era mucho más que buena televisión y que habían creado un único archivo, algo que no se había hecho antes. Siendo miembro, profesor y creador del Actor´s Studio Drama School, Lipton ideó una masterclass en donde invitaría a los más respetados y afamados actores, escritores y directores para ser entrevistados por el y sus alumnos. Es así como en 1994, a manera de promover la escuela y el trabajo que realizaban, establece una alianza con un canal de televisión y decide mostrar su clase al público.
En aquel escenario sobrio, de moderado costo y en fondo negro, tras un pequeño escritorio en donde reposaban una fichas azules estaba James Lipton. Amó las artes y se dedicó a ellas como actor, coreógrafo, productor, director y hombre generoso en compartir las palabras de otros.
¿Qué es lo que más te causa placer? “Las palabras, no las mías, las palabras de la gente, palabras, palabras es lo que me causa placer”.