Publicado en: Guataca Nights
C4 Trío es como una criatura con vida propia. Puede crecer y mutar, pero siempre respondiendo de manera verosímil a sus propios instintos. El cuarteto —no olvidemos que es un cuarteto con nombre de trío, como Los tres mosqueteros de Dumas— tiene tan mordido su concepto, tan claras sus libertades y límites, que sea cual sea el género que toque, la música siempre va a sonar a C4. Back to 4, su ansiado séptimo álbum, en el que no se repite un solo ritmo, es la mejor prueba.
C4 siempre ha navegado aguas universales en su barco construido con madera venezolana. En sus 15 años de historia, jamás ha dejado de experimentar el encuentro del joropo, el merengue venezolano, el vals, la onda nueva y otros géneros cultivados en casa, con el jazz y la música del mundo. Y cada vez va ampliando su registro más y más.
“Back to 4”, el primer single, es también el primer tema que firman como compositores, en conjunto, los cuatristas Edward Ramírez, Jorge Glem y Héctor Molina y el bajista Rodner Padilla. Es un joropo recio y vibrante, enérgico, que no se anda por las ramas. Bautiza la obra completa porque representa la idea de un álbum que ellos mismos se debían desde hacía mucho. Un viaje al elemental número 4: 4 extremidades, 4 creadores, el 4 como único protagonista.
Grabado en los estudios The Bull Productions de Miami junto a los ingenieros de grabación Vladimir Quintero y Carlos Dickson, Back to 4 es el primer álbum enteramente de C4 Trío en unos 12 años, si los contamos a partir de Entre manos (2009). Pero son 12 años en los que han colaborado con Gualberto Ibarreto, Rafael “Pollo” Brito, Desorden Público, Luis Enrique y más artistas y agrupaciones. 12 años en los que obtuvieron varios Latin Grammy, lograron dos nominaciones a los Grammy anglosajones, realizaron giras europeas y, sobre todo, se consagraron ante propios y extraños como una suerte de agrupación embajadora del cuatro venezolano en el mundo.
Al joropo, se suma la onda nueva “Incertidumbre”, una pieza de Héctor Molina que ya el merideño había adelantado en su disco Giros (2018), y el merengue “Coroticos”, que Jorge Glem le compuso a sus sobrinos. Es un merengue simpático que, hacia su clímax, amenaza con caer en un blues, pero nunca lo hace. Es como una finta juguetona. También suena el “Vals risueño”, una pieza tierna y dulce que Edward Ramírez le compuso a su hijo Santiago, inspirado en las carcajadas que soltaba de bebé mientras dormía y soñaba.
Back to 4 es editado como parte del catálogo del sello estadounidense Ground-UP, fundado por Michael League, quien además es bajista y líder de la banda de jazz fusión Snarky Puppy. League, quien co-produjo el álbum, ayudó al ensamble a calibrar su mira universal, a perseguir un sonido contemporáneo que, al mismo tiempo, resaltara la originalidad de la agrupación y su factor diferenciador en un mundo saturado de información.
Rodner Padilla aportó, inspirado en música africana y en el sonido de la kalimba, una pieza inclasificable titulada “No Nation Song”. Dedicó a sus tres hijos la canción “Peluches”, una gaita zuliana entrañable y moderna, a lo C4. También compuso, junto a Molina, un tema movido y colorido llamado “Calipsoul”; Un calipso sabroso con un groove que despierta al cuerpo y, al mismo tiempo, cautiva al oído. Otra muestra de las habilidades de los cuatristas como percusionistas. El cuatro da para todo.
Tanto en su DVD Los 10 de C4 (2015) como en muchos de sus conciertos, el ensamble había hecho covers de salsas con Oscar D’León, Guaco y Servando, entre otros. También habían grabado algunas salsas inéditas, como “Sirena”, la que compartieron con Luis Enrique. Pero nunca habían hecho una salsa instrumental. Glem se atrevió a componer una romántica, que bautizó como “Luissana” y dejó como segunda pista del álbum.
El cumanés también ensanchó el espectro rítmico del grupo con uno de los singles publicados antes del lanzamiento de Back to 4, uno titulado “JG CUT”, basado en reggae, con aroma de salitre y el solaz de una orilla de playa. Es de esas canciones cuyos autores jamás se deciden por un título y terminan adoptando el nombre que tenían cuando eran apenas un archivo en la computadora. En ambas se percibe la búsqueda de melodías como anzuelo, melodías cantables que emocionan y se fijan en la memoria.
Aunque han pasado algunos años desde que los integrantes de la agrupación migraron, Back to 4, cuyo diseño elegante es obra de Emilia Mendes, es el primer álbum en mucho tiempo que C4 edita con todos sus miembros establecidos en la misma ciudad (Miami). Es la reafirmación de su concepto. Es un ejercicio del grupo, que ha optado por detener la vorágine de colaboraciones, giras y reconocimientos para reencontrarse consigo mismo.