A Salvador no lo robaron – Mari Montes

Mari Montes

Por: Mari Montes 

Salvador Pérez es uno de los mejores catchers de su generación, eso no tiene discusión.

Salvador Pérez  no tiene nada que demostrar sobre sus habilidades defensivas y ofensivas, sobresalientes, irrebatibles.

Su palmarés habla por sí solo: Cinco Guantes de Oro, siete invitaciones al Juego de las Estrellas, cuatro veces ganador del Bate de Plata y un premio al Jugador Más Valioso en Serie Mundial.

El careta valenciano, qué duda cabe, está construyendo una carrera que puede terminar en la galería de inmortales de Cooperstown, porque seguirá acumulando méritos.

No haber ganado el Guante de Oro en esta temporada no mella en lo más mínimo la posibilidad de que  sea un Salón de la Fama. Estoy segura de que cuando llegue la hora de votar por él, este episodio no será ni siquiera tomado en cuenta. Es una selección que no perjudica a Salvador y tampoco representa para el ganador, Sean Murphy, nada más que el reconocimiento a una temporada en la defensivamente, fue considerado el que mejor lo hizo. Si lo hubiese ganado Salvador, no habría pasado nada, seguramente los fanáticos de los Atléticos habrían dejado pasar la noticia, porque más allá de eso, tienen a uno de los mejores receptores del momento y sus habilidades han sido muy valoradas porque les han servido para ganar juegos.

Se habla de esencia del beisbol

¿Cuál es la esencia del beisbol? Puede haber muchas características esenciales del juego, pero una indiscutible es que gana el equipo que anota más carreras. Sobre esa base, resulta incomprensible que haya quienes cuestionen las estadísticas que miden la capacidad que tiene un jugador de evitar que los rivales anoten.

En resumidas cuentas, eso es lo que busca calibrar el SDI, que además de que sólo tiene impacto en el 25 por ciento del resultado, es una medición que se usa desde 2013 y con la que Salvador Pérez consiguió ganar cuatro de los cinco Guantes de Oro que tiene en su vitrina. Aunque una vez no fue el lider en esta estadística, igual salió favorecido, porque el 75 por ciento restante para determinar al ganador, depende de la opinión de alrededor de 200 técnicos que ven 162 juegos, es decir, todos los juegos. Técnicos que no pueden elegir a los peloteros pertenecientes a los equipos para los cuales trabajan y que  observan a los jugadores con ojos profesionales, porque es su trabajo, no con ojos de fanáticos.

Esos técnicos reciben una boleta que tiene todas las estadísticas, las que son llamadas “tradicionales” y las “nuevas”, que algunos llaman “sabermétricas”. Todos esos técnicos se apoyan en esas mediciones y en lo que ven, para hacer su trabajo diario, conocen a los jugadores que deben evaluar, no solo al momento de emitir sus opiniones, los están estudiando desde los entrenamientos de Primavera, es parte de lo que deben saber.

En las carreras salvadas, esta temporada,  Murphy fue  superior a Salvador, quien  fue mejor sacando corredores en intento de robo, estadística que en las Grandes Ligas cada  vez se toma menos en cuenta por la sencilla razón de que se roba menos y porque para poner out al corredor, el pitcher también tiene que ver. Como dice Luis Aparicio, un hombre que fue lider en bases robadas las por 9 campañas en fila: “Las bases se las roban al pitcher”.

El beisbol ha evolucionado y también la forma de medirlo, de analizarlo.

Los votantes del Guante Oro no se ponen de acuerdo para “robar” o para “quitarle” un premio a un jugador, tampoco para dárselo, cada uno de ellos vota a solas.

Leo cosas como que “se lo quitaron a Salvador porque es latino”, Salvador no tenía otra nacionalidad cuando ganó cinco Guantes de Oro, o cuando ha sido reconocido con invitaciones al Juego de Estrellas.

¿Quienes votan? Votan los managers y un grupo de técnicos de cada equipo, por ejemplo, Tony LaRussa, Dusty Baker, y los venezolanos Carlos Mendoza y Omar López, eligieron. No sabemos por quién votaron, lo importante es tomar en cuenta que quienes son consultados saben lo que están haciendo, son hombres que ven béisbol más que ninguno de nosotros, muchos de ellos con amplias trayectorias. Destacando Tony LaRussa, miembro del Salón de la Fama.

Es absolutamente respetable la opinión de quienes piensan que debió ganar Salvador, y es seguro que varios  de esos técnicos le dieron sus votos, pero la mayoría vio otra cosa y por eso ganó Murphy, quien también lo merecía, con los mismos argumentos que tuvo Salvador Pérez para ganar en el pasado.

Las redes sociales, donde las polémicas contienen todo tipo de opiniones, revelan que hay mucho desconocimiento de cómo se elige, quiénes, sobre qué bases, y cuando no sale favorecido el venezolano, muchos piensan que lo perjudicaron y no que puede ser que el otro, el “gringo” haya sido tan bueno o mejor.

¿Cuántos juegos de los Atléticos vieron como para decir que Murphy no merecía ganar? ¿Cuántos juegos vieron de Salvador? ¿Las estadísticas que valen son sólo las que favorecen al venezolano?

Nadie está equivocado, son opiniones diferentes y en esta ocasión, las opiniones de los técnicos fueron mayoritariamente para Murphy.

Corrió la tesis de que “a Salvador le robaron el premio porque no roba strikes, que es un engaño al umpire, una trampa, algo immoral que no debe ser premiado, que es un mal ejemplo para los niños”, me hicieron llegar comentarios así.

Me resultó increíble que la interpretación que se da a la habilidad que debe tener un catcher para presentar un pitcheo, que puede ser descrita como “convertir strikes” y que popularmente se define también como “robar strikes”, sea analizado como si se trata de una trampa, algo sucio, como si no lo hacen todos desde siempre.

“Mascotear”, como también se le dice, es algo que un buen receptor debe saber hacer y por ello se enseña desde las categorías menores. Cuando son niños se les explica que el movimiento no debe ser brusco, porque el umpire puede pensar que la pelota era bola, por ejemplo. Cosa que también sucede, porque estamos hablando de un deporte de milímetros, donde una pelota puede caer en la frontera imaginaria de la zona de strike, por eso el catcher debe ser bueno presentando ese envío. No es algo reñido con la ética. Un strike vale mucho, puede hacer la diferencia en un turno.

A esto hay que agregar que el mascoteo no forma parte del SDI, así que no fue por “no robar strikes” que Salvador Pérez perdió.

No solo es absurdo, es que no le hacen un favor a Salvador Pérez presentándolo como un catcher incapaz de hacer eso, porque eso lo deben hacer todos los catchers, como si es algo que tiene que ver con la honestidad y no con una tarea  que deben hacer.

En ese “engaño” al umpire, cada quien hace su trabajo, el catcher no sabe qué va a decretar el umpire y no olvidemos que mientras la transmisión de TV nos muestra un cuadro, donde podemos ver a una pelota mordiendo la esquina del plato, en la zona, y saber que fue strike; un umpire puede ver ese pitcheo como una bola, porque él no ve el cuadro que nosotros sí; tampoco lo ve  el catcher.

También se cuestionó el hecho de contar los wild pitches que ocurren con Pérez y con Murphy. Claro que el WP se le carga al pitcher, pero es importante que un receptor evite que la pelota se escape. Imagínese una situación de corredores en base, y a un lanzador que trabaje al bateador con  un pitcheo contra el piso, necesita que ese catcher pueda bloquear para que esos hombres en las bases no avancen a posición anotadora o no anoten.

Nadie ha dicho que Salvador es responsable de los wild Pitches, pero es importante la medición y en ese departamento, Murphy fue mejor, mejor, no quiere decir que Salvador sea malo.

Reconocer el valor de uno no resta méritos al otro. Me atrevo a pensar que Salvador trabaja para ser excelente en todo y valora la gran temporada que tuvo Sean Murphy.

El béisbol es fascinante, las discusiones sobre las habilidades de los jugadores cada año cuando vienen los premios, puede ser muy interesante y enriquecedora.

Siempre hay que tener presente esta cita de Mickey Mantle: “Es increíble cuánto puedes desconocer de un juego que has jugado toda la vida”.

 

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