Detroit vivió la fiesta de Miguel Cabrera – Mari Montes

Domingo 12 de junio de 2022: Miguel Cabrera y Willie Horton en la celebración del hit 3.000 en Comerica Park, Detroit. Foto: Tigres de Detroit.

Publicado en: El Extrabase

Por: Mari Montes

 

Los Tigres celebraron la hazaña del hit 3.000 de Miguel Cabrera con una ceremonia emotiva este fin de semana en Comerica Park.

 

Los Tigres de Detroit existen desde 1894, cuando formaron parte de la antigua Liga Occidental (Western League), que en 1901 fue convertida en la Liga Americana que conocemos hoy, junto con la Liga Nacional, las Grandes Ligas.

Es una de las franquicias más tradicionales de las Mayores, con jugadores que se convirtieron en leyendas, inmortales de Cooperstown.

Junto a los Medias Rojas de Boston, Medias Blancas de Chicago y Guardianes de Cleveland (llamados Bluebirds cuando nacieron), son los equipos de la Americana, que siguen jugando en la ciudad donde fueron fundados.

Detroit es una ciudad con una marcada huella de los tiempos de la revolución industrial. Destacan sus edificios de principios del siglo XX y el contraste con construcciones más modernas.

En el downtown hay una activa social y cultural, están los teatros, restaurantes y bares, hoteles con vista al lago, iglesias, plazas y museos y los estadios de Béisbol y Fútbol Americano.

Es “La Ciudad del Motor”, pero es probable que algunos asocien “Motown” con el sello discográfico de grabaciones de grandes clásicos de estrellas como Stevie Wonder, Marvin Gaye, The Jackson five, Diana Ross, Comodoros, Las Supremas o Lionel Richie. Detroit ha recibido una importante inmigración hispana, especialmente mexicana, por lo que abundan buenos lugares para degustar su rica gastronomía. Es también la cuna de las famosas pizzas Little Caesars, cuyo propietario es también el dueño de los Tigres.

La alegría de Detroit

En esa ciudad el béisbol es una pasión que abarca a todos y todos van al Comerica a animar a su equipo; Es una afición fiel, muchos han visto béisbol por generaciones. Hoy aplauden a Miguel Cabrera, sus padres aplaudieron a Willie Horton, sus abuelos a Al Kaline, más atrás a Hank Greemberg y  al principio, a Ty Cobb.

Por los pasillos del parque Comerica es posible ver la diversidad de la afición, en edades, colores, procedencias, género. La gran coincidencia es el béisbol y el amor por los Tigres y por Miguel Cabrera, adoptado por la ciudad bajo el mote de “Miggy”

En estos días en los que el equipo ha estado perdiendo, sometidos por los rivales, afectados por lesiones y con jugadores que no han rendido lo esperado, la alegría garantizada que tienen los fanáticos es ver a Miguel Cabrera, tal como ha sido desde que llegó.

El domingo 12 de junio fue el centro de un homenaje que lo sorprendió varias veces. La razón de la celebración fue recordar el hit 3 mil.

Salió al terreno luego de ser anunciado con la emoción que caracteriza la voz del gran narrador radial Dan Dickerson y con el Alma Llanera, en la versión de Simón Díaz, de fondo.

Ahí estaba su familia. Su hija Griselle y los Tigres, prepararon un emotivo video que conmovió hasta las lágrimas a su esposa Rosangel y a su mamá, Gregoria.

Los invitados especiales no faltaron

Como invitados en el terreno lo acompañaron directivos del equipo, Al Ávila, Jim Leyland, el manager Hinch, Willie Horton, Jon Shestakofsky VP de comunicaciones y educación del Museo del Béisbol y Salón de la Fama de Cooperstown y ex compañeros, entre quienes destacó Víctor Martínez, quien hizo entrega a su amigo de la pelota del histórico batazo. Martínez, ex catcher estelar de los Tigres, fue ovacionado cuando salió al terreno desde el clubhouse.

Fue una ceremonia inolvidable para todos, previa al juego ante los Azulejos, que también estuvieron aplaudiendo a Miguel Cabrera y viendo el homenaje.

El jersey que llevaba puesto el 23 de abril, se fue a Cooperstown, donde será exhibido y guardado. Lo volverá a ver en el recorrido que le dan a los exaltados, en unos 7 años.

Da gusto ver la devoción y el cariño que siente esa ciudad por el aragüeño.

Cuando andamos por allá y alguien pregunta que de dónde somos, y  respondemos “Venezuela”, en seguida aparece la sonrisa y la exclamación alegre “¡Oh, Miguel Cabrera, welcome to Detroit!”

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