Dudamel: ¿quién lanza la primera piedra? – Carolina Jaimes Branger

Dudamel: ¿quién lanza la primera piedra? - Carolina Jaimes Branger
Cortesía: El Estímulo

Publicado en: El Estímulo

Por: Carolina Jaimes Branger

Nuevamente se desataron las críticas de los sempiternos enemigos de El Sistema con el nombramiento de Gustavo Dudamel como director musical de la Ópera de París. Sabemos que estamos en un país polarizado, donde no existen los grises. Aquí sólo hay amigos y enemigos. Los adversarios y los competidores quedaron en el pasado. Los análisis, también. Si uno cree que El Sistema es la mejor obra que se ha llevado a cabo en este país, para el bando que denuesta, somos maduristas, chavistas, comunistas, traidores a la patria y un sinfín de epítetos que en nada corresponden con la realidad.

Siguen las eternas cantaletas de que Gustavo “estaba dirigiendo un concierto mientras masacraban a los jóvenes”, así como si el concierto hubiera sido música de fondo para la matanza. Lo he dicho y lo vuelvo a repetir: mis dos hijas mayores estuvieron en ese concierto. Yo misma las llevé. La orquesta estaba en el sótano ensayando desde la mañana. Yo no me quedé porque tenía que grabar un programa en la radio. Cuando salí de grabar, me enteré de lo que estaba pasando y volé a buscar a mis hijas. Ellas se enteraron de lo que ocurría –como quienes estaban en el concierto- cuando salieron. Pero no, no hay razonamiento que valga. Hay que seguir con la cantaleta.

El argumento que más se arguye es el de la “dignidad”. Y no es que yo no crea en la dignidad… ¡Por supuesto que la dignidad debería ser el principal bastión de los seres humanos! Pero es más fácil exigir dignidad de los otros, que aplicar la propia. Nos hemos convertido en una sociedad de fariseos. Yo vi, nadie me lo contó, a muchas personas que se rasgan las vestiduras ante el silencio del maestro Abreu y de Dudamel, aceptándole güisquis a Alejandro Andrade en las caballerizas tanto del Country Club, como del Club Hípico. ¿Para eso no hay dignidad, o es que la dignidad existe sólo para reclamarla de otros?… Y este ejemplo es solo uno de los miles de la lambucería criolla. Porque hubo quienes a Andrade le aceptaron mucho más que un güisqui gratis. Así como quienes andan detrás de los bolichicos y boliburgueses, como si no hubieran destruido el país con sus fechorías, o de quienes sin llegar a ser calificados como bolichicos o boliburqueses –imagino que la diferencia estriba solo en la cantidad robada- aprovecharon para desangrar a la nación.

La hipocresía se ha instalado para no irse… y que se vaya tomará mucho tiempo, si es que algún día se va. Dudo que yo viva para verlo. Porque el peor de los desastres venezolanos no es la quiebra de PDVSA, ni las instituciones en el suelo, ni la corrupción: es la quiebra moral de nuestra sociedad.

El daño que el chavismo ha traído tendrá consecuencias por generaciones. Se necesitará de mucha entereza y fuerza moral para reconstruir. Y sé que me siquitrillarán una vez más por lo que digo, pero no será ni la primera, ni la última vez. Pero las cosas hay que llamarlas por su nombre. Y a tantos que se dan golpes de pecho, señalando, acusando y criticando a los demás, pero que no dejan de ir a misa un solo domingo, les dejo unas palabras de Jesucristo en Lucas 6, 41-42:

“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘deja que te saque la paja de tu ojo’, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”.

Y si eso no fuera suficiente, les dejo otra, ésta tomada de Juan, 8, 1-7:

“Pero Jesús se fue al Monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo le dijeron a Jesús:

—Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?

Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. Y, como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo:

—Aquel de ustedes que esté libre de culpa, que lance la primera piedra”.

A diferencia de la adúltera -que había sido sorprendida en falta- la única institución del Estado venezolano que funciona y continúa distribuyendo valores y bienestar, es El Sistema. Los depredadores del régimen no han logrado ponerle la mano y destruirlo. Y Gustavo Dudamel tampoco ha incurrido en falta.

A ver quién se atreve a lanzar la primera piedra…

 

 

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