Publicado en: El Espectador
Por: Andrés Hoyos
Vilfredo Pareto (1848-1923) fue un economista y sociólogo italiano. De su obra se deriva el Principio de Pareto, pese a que quien formuló la teoría en la versión actual fue Joseph Juran en 1941. Enunciado de forma simple, el principio dice que el 80 % de los efectos de un problema son ocasionados por el 20 % de las causas. Se habla también de mirar los pocos vitales y minimizar, cuando no ignorar, los muchos triviales. Es un enfoque muy corriente en el mundo empresarial.
Sin embargo, la teoría ha sido poco aplicada en otras áreas, como la del calentamiento global que tiene a tanta gente al borde de la silla y con los nervios de punta. Dicho de otro modo: ¿cuál sería ese 20 % de las causas que ocasiona el 80 % del calentamiento global? Va mi versión especulativa, a la espera de que los expertos nos den la suya.
Un primer factor es el uso intensivo del automóvil particular, por ejemplo, para entrar y salir de los suburbios, a los cuales es antieconómico dotar de transporte público. Muy relacionado con ello está el tipo de urbanización que al final predominará en el planeta, en particular en el Tercer Mundo, sobre todo en África (ver abajo). ¿Ciudades densas y dotadas de transporte público o suburbios y/o pueblos dispersos?
Un segundo factor central es la generación de energía. Es fácil decir que las fórmulas tradicionales —carbón, petróleo y gas— son dañinas, sin entender que antes que nada son confiables. Las fuentes alternativas —el sol, el viento, la geotermia, incluso las hidroeléctricas y la energía nuclear— son menos dañinas, así cada una deje huella ambiental negativa, pero hasta ahora resultan mucho menos confiables, al punto de que depender solo de ellas es imposible. Por eso importan la velocidad del desarrollo tecnológico y su aplicación masiva. ¿Cuándo serán de veras eficientes y económicos los sistemas de acumulación de energía? Sin ellos, los sistemas renovables no pueden sustituir a los combustibles fósiles. Un subfactor aquí es el desarrollo seguro, eficaz y económico de la energía nuclear, en particular, el uso de los que hoy son desechos como combustible.
Un tercer factor es la ganadería extensiva —más que la agricultura—, dada su baja productividad y el uso extenso de tierras, en su mayoría cultivables. Muy relacionada con ella está la deforestación, sobre todo tropical, pues la de las zonas templadas tiene décadas, cuando no siglos, pero hoy se está dando paso a una relativa reforestación.
Un cuarto factor es el crecimiento de la población, sobre todo en África. ¿Alcanzará este continente 4.000 millones de personas o más, a partir de los 1.200 millones que hoy tiene? La población máxima a la que se llegue allí es un dato crucial.
El tema está lleno de paradojas. Citemos una, la llamada Paradoja Verde, derivada de un libro homónimo del economista alemán Hans-Werner Sinn. Según ella, los movimientos actuales contra los combustibles fósiles hacen prever que mañana estos valdrán menos, lo que incita a sus dueños a acelerar la explotación y venta hoy cuando los precios todavía son rentables, acentuando así el calentamiento global. En general, el tiempo es un factor crucial. Algo que hoy parezca temporalmente beneficioso —como el uso del gas natural— podrá considerarse pernicioso en 20 años.
De todos modos, es indispensable centrar la discusión en este 20 % que genera el 80 % del calentamiento global. Lo demás sí tiene peso, aunque por una vez es lo de menos.
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