Goleada sin goles en Maracaibo – Mari Montes

Goleada sin goles en Maracaibo - Mari Montes
Cortesía: Johann Sánchez

Publicado en: Prodavinci

Por: Mari Montes

Mari Montes

En todos los deportes en los que se usa una pelota la esfera es la protagonista, porque donde está la pelota está la acción y la emoción. Esta vez fue diferente.

El árbitro guariqueño, Ronny Cuevas, dio el pitazo inicial y la pelota no rodó por la grama. Los 22 jugadores se quedaron en sus sitios. Por algunos segundos fue desconcertante, hasta que se hizo obvio que se trataba de una protesta. Los jugadores de las dos divisas del fútbol de Maracaibo y Caracas decidieron no jugar. Poco más de 300 fanáticos presentes en las tribunas comenzaron a aplaudir. Uno gritó clarito: ¡Bravo, viva Venezuela!

Goleada sin goles en Maracaibo - Mari Montes
Cortesía: Johann Sánchez

En su narración, Hernán Rodríguez describió lo que ocurría. Y fue tan emocionante como cuando cuenta una jugada que termina en gol.

Los 22 se quedaron parados en sus lados de la cancha. Conversaban entre ellos. Apenas tocaban el balón. Pero no para jugar. Patear la pelota no era el objetivo de ese duelo. La aparente inacción y el silencio se convirtieron en un grito ciudadano.

De inmediato, cuando el periodista especializado en fútbol Thomas Cárdenas publicó un corto video en su cuenta de Twitter, los aplausos del “Pachencho” se multiplicaron.

La cancha se convirtió en un escenario de resistencia pacífica. Para eso también es el deporte. Así ha sido a lo largo de la historia. Como el abrazo entre Pee Wee Reese y Jackie Robinson en el estadio de los Rojos en 1947, como John Carlos y Tommie Smith en el podio olímpico en 1968, con el puño levantado para acompañar la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos, como siempre Mohamed Alí, o más recientemente los jugadores de la NFL.

¿Por qué decidieron nuestros futbolistas ese gesto valiente?

La pregunta la responde el estelar Ricardo Andreutti:

“Este tipo de cosas salen espontáneamente. No es algo planificado porque no es un tema político. No es un tema de inclinación hacia ninguna parte. Es un tema de seguridad, de utilizar nuestro lenguaje, que es el fútbol, para ser la voz de un clamor popular que dice que no hay forma de atender las necesidades básicas de los ciudadanos, por ende no hay cómo atender las necesidades de un deportista que practica un deporte de riesgo. El equipo rival, en este caso Zulia, tenía 4 días sin dormir ni comer bien. Nosotros no sabíamos nada de nuestros familiares, íbamos a jugar un partido donde no sabíamos si alguien se podía lesionar. ¿Y cómo atender esa lesión en un clima donde hay riesgos por las altas temperaturas? No había agua, no había luz, una bolsa de hielo la cobraban en 20 dólares, así que había muy poco hielo en una actividad en la que necesitas mucho hielo. Particularmente no sabía nada de mis padres. Estábamos hospedados en un hotel donde la incomodidad era notoria, y no es momento de que el pueblo tenga circo. Y eso es lo que nosotros íbamos a ofrecer, circo, y lo que el pueblo necesita es pan. Contactamos a los jugadores de mayor experiencia y jerarquía del Zulia. Todos entendimos la situación. La camaradería en nuestro fútbol es increíble entre nosotros y velamos por la seguridad del futbolista. Asumimos que para que no haya ningún problema institucional, era una responsabilidad que íbamos a asumir los jugadores, con el apoyo de todos en nuestro entorno. La verdad, me quito el sombrero ante directivos, entrenadores, cuerpo técnico, cuerpo arbitral, las personas en el estadio —los pocos que pudieron asistir—, porque forman parte de una voz sincera, pura, positiva. Eventos como este suman, y tienen una repercusión enorme, y nos sentimos bastante complacidos porque no es ego ni búsqueda de popularidad, sino un tema de consciencia, y la consciencia nos decía que esto era lo correcto y era lo más razonable”.

Cuando ya había transcurrido la primera mitad, Thomas Cárdenas conversó con los avileños Rubert Quijada y Ricardo Martins.

El primer capitán, Quijada, expuso sus razones: “Teníamos que ser solidarios, aquí en Maracaibo las cosas no están bien como en el resto del país, las condiciones no están dadas para estar jugando al fútbol. En caso de un accidente de alguno de nosotros en la cancha, no teníamos a donde recurrir en caso de necesitar ir a una clínica u hospital: teníamos que cuidar nuestra integridad física”.

Ricardo Martins abundó en detalles:

“Las condiciones no estaban dadas para jugar. Nosotros somos profesionales. Íbamos a salir en un vuelo previsto para las 6 de la mañana y terminamos saliendo a las 10. En el aeropuerto no había luz, estábamos esperando el vuelo todos tirados en el piso, esas cosas que no pueden estar pasando. Nosotros no podemos callarlo todo. Nosotros, con el equipo del Zulia, imagínate, ya teníamos varios días sin luz en Caracas. Nuestros compañeros del Zulia, que son nuestros compañeros porque tenemos la misma profesión, tenían 4 días sin luz, tenían problemas con sus familias, con la alimentación. Nosotros somos profesionales, y para dar un bonito espectáculo tenemos que estar al 100 por ciento. El alojamiento no fue como otras veces. Otro factor es que estamos aquí sin señal y no sabemos de nuestras familias. Muchos compañeros tienen hijos y tampoco saben de ellos. Entonces es complicado. Las condiciones no estaban dadas. Si le ocurría algo a un jugador, ¿a dónde podíamos recurrir, si no hay luz en casi todo Maracaibo? Creo que tomamos la mejor decisión”.

¿Y de qué hablaron todo ese tiempo?

Andreutti comparte lo que pasaba en la cancha entre ellos:

“Nos poníamos al día de la situación, compartíamos lo que estamos viviendo. En Maracaibo la gente la pasa realmente mal y esto es una muestra de lo que han vivido en los últimos años. Hablamos de fútbol, de lo que podía pasar en los otros partidos, de banalidades. Tampoco había mucho que pensar sino esperar a que pasaran los 90 minutos e ir rápido con las familias y nosotros al hotel para viajar hoy”.

Hace casi dos meses, en el segundo juego de la final del béisbol, los jugadores de los Leones del Caracas fueron amenazados con prisión si no jugaban. Fueron obligados, después de fuertes presiones ejercidas por altos funcionarios. Los jugadores del Zulia Fútbol Club y del Caracas Fútbol Club no advirtieron su decisión de protestar, aun conscientes de los riesgos.

Rubert Quijada le comentó a Thomas Cárdenas:

“Es un riesgo que estamos corriendo, pero teníamos que levantar la voz. Sí o sí alguien tenía que dar el primer paso y esperemos que esto que estamos haciendo sirva de iniciativa para que otros clubes vivan la realidad que tiene ahorita Maracaibo, la realidad que tiene el país. Va a traer consecuencias, pero tenemos que estar unidos. Y que vengan, que van a encontrar una familia unida, con nuestro presidente Phillip (Valentiner). La iniciativa fue del Zulia, porque tienen 5 días sin luz y no había ni hielo. El Caracas tuvo que facilitarle hielo al Zulia. Todos somos solidarios. Dentro de la cancha somos rivales, pero afuera somos una familia y este es nuestro trabajo y dependemos de esto”.

Preguntamos a Andreutti, mientras esperaba el vuelo de retorno a Caracas:

“En lo personal, creo que el único riesgo para Ricardo Andreutti era que esto no tuviera una repercusión positiva, y afortunadamente sí la tuvo. No pasó por debajo de la mesa, eso era lo importante. El riesgo no lo corremos nosotros, nosotros tenemos un trabajo y la posibilidad de darle estabilidad a nuestras familias. El riesgo lo asumen las personas que salen todos los días sin saber si van a volver a sus casas, sin saber si van a volver con comida y sin saber si en su casa van a encontrar lo que tenían. Nosotros no estamos en riesgo. El riesgo lo tiene el país de no encontrar una solución a todo esto. Es hora de ser proactivos, y el fútbol es nuestro lenguaje. Que esto sirva de voz para las personas que están en la calle y para los que sufren: nuestros hermanos venezolanos”.

El martes se conoció la decisión de la Federación Venezolana de Fútbol de suspender los juegos hasta que haya condiciones para jugar.

Como explicó Thomas Cárdenas: “Lo del domingo fue definitivo. La Asociación Única de Futbolistas de Venezuela pidió la suspensión de la jornada 8 y debieron suspender. La realidad obligó, no solo los jugadores; todos los que trabajan directamente con el fútbol se ven afectados”.

Lo ocurrido en la cancha del “Pachencho Romero” fue un gesto de coraje y gallardía que no olvidaremos. Y aunque la pizarra marcó 0-0, el domingo en la tarde, bajo el sol marabino, ocurrió una goleada de leyenda.

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