¡Otra vez déjà-vu! – Carlos Raúl Hernández

¡Otra vez déjà-vu! - Carlos Raúl Hernández
Cortesía: El Universal

Publicado en: El Universal

Por: Carlos Raúl Hernández

Carlos Raúl

Según expertos, un importante porcentaje de la ciudadanía evidencia síndromes de ansiedad, neurosis, desorientación, actitudes esquizoides y sicóticas. Varias investigaciones como de costumbre descubren lo que ya se sabe. El gobierno desquicia a la población con su incompetencia para enfrentar el proceso hiperinflacionario y la subsecuente descomposición de la sociedad. La propiedad ansiolítica de esta omisión, abulia o como se quiera llamar, se agrava porque se sabe que el padecimiento de la inflación es el equivalente de la bilharzia o la gastroenteritis, dos males erradicados, anacrónicos y hasta penosos para el país donde aparecen.

¡Otra vez déjà-vu! - Carlos Raúl Hernández
Cortesía: El Universal
Los investigadores del futuro no podrán comprender cómo un país tan extraordinariamente dotado, pudo prácticamente autodestruirse como un mensaje de Misión imposible. Tardó solo veinte años, mientras la URSS y las naciones del bloque soviético soportaron más de setenta. El guano atesorado, la calabrina tesórea venida de Sabaneta, y quien tuvo la epifanía del pajarito, pueden pasar a la historia como ejemplo de una probabilidad cero que ocurrió.
Otra fuente de inestabilidad mental se produce así: hubo fuerzas que en una primera etapa se dedicaron a convencer de que toda participación en instancias institucionales y procesos políticos, las elecciones, era espuria. Después de una cadena de pisotones, juanetes maltratados, caídas y uñas enterradas, y terminar bebiendo barro en 2005, comenzó el proceso contrario. Por diez años, el discurso dominante consistió en las maravillas de la vía pacífica, democrática, constitucional, electoral, negociada, primariada, consensuada, amortiguada, respetuosa, etc., etc.
Pepe Grillo
 “Los dioses castigan a los hombres al hacer realidad sus sueños”. Como producto de pedirle rapidez al genio de la lámpara, luego de ganar en 2015, sin mediar palabra, quienes tenían una década diciendo lo contrario, comenzaron a desacreditar lo que habían dicho y hecho, la conciencia de gradualidad creada en la ciudadanía que permitió acorralar al gobierno. Todo el mundo andaba apurado por sacar a Maduro lo antes posible y la diferencia estaba en “el método”. Pero apareció el grillo jurídico-tuitero, un sabio abogado mercantil.
Pero también constitucionalista, experto electoral, asesor político, polemista sobre táctica y hasta economista, se autohabilitó a dedicación exclusiva para argumentar por qué trancones, paros, referéndum popular, 350, nos conducirían directamente al poder. De vez en cuando aparece de nuevo con sus consejos y sobre el triunfo estudiantil democrático en la Universidad de Carabobo, ahora abstencionista irredento, trata de demostrar casi que era mejor que perdieran para que él no quedara de nuevo en evidencia.
Así a la gente que venía formándose en defensa de una opinión racional en las redes y otros medios, violentamente le cambiaron todo y la dejaron girando en el mismo sitio, colgados sin capacidad de procesamiento, como mariposas alrededor de un bombillo. Nadie les explicó nada, porque algunos dirigentes guardaron silencio o simplemente enloquecieron, abrazaron lo que odiaban y rechazaron lo que hasta ese momento habían defendido. Era patética la deriva de esos blogueros desorientados, como nos tocó verlos, desmintiendo lo que habían hecho y maldiciéndose a sí mismos al maldecir a quienes hasta ayer defendían junto con ellos la misma causa.
Morrocoy volteado
Pretendían tapar con agresividad su voltereta y su desorientación. Pero apenas año y tanto después, a finales de 2018, desde fuera modifican violentamente la línea de acción y quienes venían explotando el dudoso mérito de ser irreductibles, se vuelven a cambiar, y de repente descubren que no habrá intervención armada, tampoco golpe de Estado democrático previamente mojado en agua bendita ni ninguna otra fantasía, sino negociaciones. Quienes dirigen la política venezolana, los líderes de los grandes centros de poder, determinaron que había que volver al diálogo y vemos como saltaron por el aro hasta los más incoercibles felinos.
Solo despotrican los fuera de juego, la retaguardia de la retaguardia y estarán ahí hasta que alguien tenga la amabilidad de explicarles que la línea es otra, recogerlos y ponerlos sobre las patitas, como se hace con un morrocoy volteado. Hablaron Estados Unidos, el Grupo de Lima, Europa, Rusia y todo el mundo para repetir lo que cualquiera sabía que dirían: que la vía es pacífica, democrática, constitucional, pactada. Ojalá los operadores que sobrevengan no se empeñen en poner condiciones absurdas ni pretender que la negociación sea para instalar la democracia noruega.
Deberíamos tener claro que un eventual y ya desatanizado ciclo de transacciones, daría la posibilidad de comenzar un cambio político (no repetiré la pavosa palabra transición y más bien me agarraré la oreja izquierda). Si se estudian las más importantes experiencias anteriores, sabremos que solo se debe y se puede aspirar a comenzar un proceso y no debe haber condiciones previas porque suelen ser subterfugios para impedir su inicio. Para cualquier arranque suenan problemáticas las mesas de negociación y hay que valerse de asesoría técnica del más alto nivel, como la que ofrecen algunos importantes centros académicos del mundo.
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