Aunque Ud. no lo crea – Carlos Raúl Hernández

Publicado en El Universal 

Por: Carlos Raúl Hernández

Venezuela pasará a la historia de lo insólito. Difícilmente se conseguirá otro caso en el que hayan despalillado de manera tan rápida una mayoría política opositora como la obtenida 2015, en medio del peor gobierno en la historia latinoamericana. Para empeorar, una parte de la oposición trabaja enérgicamente para autoderrotarse en estas elecciones de 2018, milagro que podría lograr aunque 80% de la ciudadanía está contra el gobierno. La oposición está dividida para autodestruirse, como ha destruido todo en 20 años, por decisión de factores del poder que la han estimulado en sus disparates de 2016 y 2017.

Ante la imposibilidad de que uno de los suyos fuera candidato, decidieron escupir el dulce. Prefieren que gane Maduro y no Falcón, y le hacen el trabajo al primero. No-aceptamos-acuerdo electoral con el gobierno ya que el problema no es de fecha sino de principios es la doctrina del desastre. El único caso parecido que recuerdo es el de los reformistas iraníes que parecían destinados a imponerse. Como dice mi amigo el snob, aquí la narrativa. En 1997 el clérigo Jatami gana las presidenciales iranias, un aperturista que rompe la alianza de conservadores, ejército y comerciantes.

Su estrategia gradual contra los revolucionarios, hace rodar la cabeza del líder reaccionario emergente, Ahmadinejad, entonces gobernador provincial, quien regresa a su cátedra en la universidad, culmina el doctorado en Ingeniería del Transporte y se enrola en el Partido de Dios, un grupo de choque. Su trabajo era agavillar a quienes violaran los preceptos del Islam, mujeres vestidas con prendas occidentales, estudiantes y profesores reformistas. De líder se reduce a cabillero.

Dualidad de poderes

Ahmadinejad se convirtió por seis años en un golpeador de demócratas. Mientras, el triunfo de Jatami instala una dualidad de poder entre aperturistas y conservadores y es un ejemplo de cómo los errores del radicalismo cabeza hueca hacen fracasar los procesos de apertura. Los aperturistas contaban con el gobierno y el Parlamento (Majlis). Los conservadores tenían el Consejo de Guardianes de la Revolución, un senado que declaraba las leyes compatibles o no con el Islam. También el Consejo para el Discernimiento de los Intereses del Sistema que arbitra en conflictos entre los demás poderes; la Asamblea de Expertos en la Ley Islámica, y el Poder Judicial.

Comenzaba el forcejeo entre poderes que decidiría la vida de Irán. En 1999 Ahmadinejad se lanza concejal de Teherán y lo vapulean. Era el momento de ascenso del movimiento reformista que triunfa abrumadoramente en las parlamentarias de 2000. Líder de un gran movimiento de masas ascendente, es reelecto Jatami en junio de 2001 y parecía despejarse el futuro hacia la consolidación democrática. Ahmadinejad no se arredró ni abandonó las filas conservadoras. Contaba con las babosadas de los radicales y las aprovechó con extraordinaria habilidad. Jatami va con cuidado en los cambios y eso desencadena la ira de los “duros”.

No enfrenta las milicias en las calles, como estos querían. Las contradicciones entre los demócratas estimulan a los conservadores, Ahmadinejad gana la alcaldía de Teherán y pasa a la ofensiva: elimina restaurantes, teatros y conciertos occidentalizados, convierte las galerías de arte en centros de oración, establece ascensores diferentes para hombres y mujeres. Tuvo una honrada y eficiente gestión administrativa. Continuó en el barrio pobre de siempre, no cambió su vehículo, ni cobraba el sueldo de la alcaldía y vivía de su cátedra.

No podían faltar…

Repartió comida gratis entre los pobres y créditos baratos para jóvenes parejas. Se granjeó enorme popularidad. El 7 de mayo de 2004, ante la perspectiva de un nuevo triunfo de los aperturistas en las parlamentarias, el Consejo de Guardianes inhabilitó más de cuatro mil candidaturas. Estúpidamente la oposición decide abstenerse y condena así a muerte la apertura (remember Venezuela en 2005 y pendientes de hoy). Así el abstencionismo entregó el poder a la reacción, que con exiguos votos obtuvo 196 sobre 290 curules. Ahmadinejad inscribe su candidatura presidencial para 2005.

El Consejo de Guardianes inhabilita precandidaturas renovadoras y solo deja inscribirse a Rafsanjani, uno de los hombres más ricos y desacreditados del país. Ahmadinejad, austero, sencillo, cercano, revanchista, prometió luchar contra la miseria, la corrupción, los privilegios de los nuevos ricos (la mafia del petróleo). Desestimaron sus mensajes fundamentalistas (hicimos una revolución para tener un gobierno islámico y no una democracia) o sus anuncios sobre estimular el plan nuclear (vean sus manos, no su boca).

Declaró que no impondría chador a las mujeres, ni reglamentaría los cortes de pelo de los jóvenes. En la segunda vuelta de 2005, obtiene 62% de los votos sobre Rafsanjani con 32,2% y abstención de 40% que liquidó a los aperturistas. En las elecciones de 2009, obtuvo 62,6% contra 33,7% de su rival Mir-Hossein Mousaví. En 2013 retornan al poder los moderados con Hasan Rohani, quien comienza el deshielo con Occidente, en especial el acuerdo nuclear EEUU, -hoy objetado estúpidamente- pese a las amenazas de los revolucionarios. Si logran enterrar la oposición aquí habría que enviar a Irán a los de la abstención para que liquiden a Rohani y los colaboracionistas.

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