Editorial publicado en Analítica
La revolución francesa rescató el concepto de ciudadano, porque hasta entonces la mayoría de las personas eran súbditos de un monarca que reinaba por derecho divino.
El ciudadano es el miembro de una polis y, por serlo, tiene el derecho de elegir a los que lo gobiernan. Esto se logra a través del voto y esta ha sido la norma en la inmensa mayoría de los paises desde el siglo XIX hasta la fecha , aún en aquellos que no creen en la democracia como forma de gobierno que lo instrumentalizan y lo falsifican pero afirman públicamente que realizan elecciones.
No ejercer el derecho al voto, aún en las situaciones más complejas, como es el caso de las dictaduras, es renunciar a la condición de ciudadanos y convertirse inconscientemente en súbdito. El arma de los ciudadanos es el voto, y en la situaciones más extremas es su manera de expresar su protesta frente a cualquier restricción de la libertad.
Sostener que votar en dictadura la legitima, es actuar como el avestruz que ante el peligro esconde su cabeza bajo la tierra. En ningún caso conocido no ejercer el derecho del voto ha logrado el objetivo de derrotar a un gobierno, y menos aún de deslegitimarlo. Por el contrario, cuando los paises han enfrentado pacíficamente a un régimen usando las diversas manifestaciones de la protesta, es cuando deciden votar que han terminado sacando del poder a los que abusan de él. Son muchos los ejemplos pero solo para recordar algunos: Filipinas, Polonia, Georgia, Chile,Nicaragua, Ucrania , El Salvador, Perú…
No votar como forma de protesta, y aún así querer sacar a un gobierno del poder, carece de sentido. En muchos casos hay en los que proponen esta solución como una esperanza de que alguien vendrá y les sacará las castañas del fuego con una acción militar, bien sea interna o externa.
El camino de los demócratas es tal vez más lento, pero es el de la civilidad que aborrece que los destinos de un país solo puedan ser resueltos mediante las armas. Por eso cada vez que exista la posibilidad de votar hay que hacerlo, ya que solo así se puede construir la paz y la armonía necesaria para hacer país.