Editorial publicado en Analítica
Sabemos que las encuestas de opinión se pueden equivocar y por eso se establece un margen de error de hasta un 5 %. Pero es absurdo lo que vimos anoche en el mensaje, ultra rápido para lo que es habitual en el CNE, que se señale que hubo un 60% de participación y que los resultados son el inverso de todos los análisis que afirmaban que a mayor participación electoral la oposición ganaría un número mayor de gobernaciones.
Acontece que en este mundo de subuso, es decir en el que todo está patas arriba, las estadísticas son falsas, las encuestadoras fabuladoras, las tendencias electorales no significan nada.
Esta información es del mismo jaez que los supuestos 8 millones que obtuvo la ANC, y eso no se lo cree ni el más despistado de los venezolanos. Y, por supuesto, la comunidad internacional no se comprará semejante engaño. Veremos en los próximos días, muy probablemente, un recrudecimiento de las sanciones internacionales y tal vez, lo más peligroso, una sensación creciente de rabia y de incredulidad en la gran mayoría de los venezolanos.
La MUD tiene en sus manos las actas con los verdaderos resultados pero a quién se puede apelar en Venezuela cuando el alto mando militar dio previamente la bendición a la Presidenta del CNE.
Hoy más que nunca es indispensable que la comunidad internacional tenga en sus manos las actas con las que puedan conocer los hechos como en realidad ocurrieron por el rescate de la democracia.
Se habla de paz, prosperidad y fiesta democrática, pero pareciera que todavía gran parte de la población no está convencida de su existencia y permanencia en el país.