Por: Carlos Raúl Hernández
De nuevo una microminoría traiciona un excelente entendimiento unitario
Por qué hacer lo que parece obvio, normal, “de bola a bola” diría un billarista, puede resultar imposible y a veces ocasionar naufragios? Venezuela en 1992 era un hervidero de progreso, cambios, reformas, inversiones. Un presente positivo y un futuro radiante. Crecimiento económico más alto del mundo junto con China y desaparición del desempleo, eran dos de los indicadores. Los empresarios se preparaban para importar mano de obra calificada, porque la industria había absorbido la nacional. El país se decidía a ser primermundista, pero le cayó la gota fría, el síndrome de Brutus, sabotearon las tareas necesarias y obvias, y los “líderes” arrasaron el sistema -su sistema- en un sorprendente autosuicidio. El objetivo que hoy se toca con las puntas de los dedos -por ejemplo ganar las elecciones parlamentarias- se puede perder por diversas razones, pero sobre todo por una razón.
Es la pesadilla del síndrome Brutus. Y no se refiere al asesino histórico de César, en el noveno círculo de infierno por traidor, ni a la tragedia de Shakespeare. No es en ese sentido lo del síndrome de Brutus. En este caso el tema es más modesto y sencillo y alude a que a veces en los procesos políticos se colean en papeles prominentes factores sumamente brutus, pero como dicen en el interior, brutus de la cabeza, obsedidos, de cráneo hermético, que carecen de instinto de conservación, arruinan sus propias posibilidades, las de sus seguidores y son un peligro para todo el mundo. Caracterizar como síndrome brutus de la cabeza -y valga la insistencia- para distinguir ciertas desventuras opositoras es válido en tanto se suele poner nombres a todo y sirve también para identificar algunas manifestaciones de incompetencia extrema.
De la cabeza
Por eso algunos llaman donjoseísmo la postración en la que caen algunos hombres cuando las mujeres los dejan, insólitas obsesiones que los llevan hasta terminar sus vidas trágicamente, como Don José, el personaje de la ópera Carmen. También hablan de bovarismo para ilustrar esa forma terrible de sandez de Emma Bovary que lo único que tenía en su despoblada cabeza eran la imagen y el nombre de su amante. Como se anotaba arriba, la necedad suicida, desconcertante, afectó a los líderes de oposición que dirigían el Congreso venezolano entre 1989-1994. Cuarentones en la plenitud de sus facultades, poderosos y líderes naturales de relevo del sistema, hicieron del Parlamento una pesadilla para la pervivencia y el funcionamiento de la democracia, la hundieron y se hundieron con ella, con lo cual hoy muchos de ellos deambulan en la melancolía, la nostalgia, entre gente que nos los conoce ni los conocerá. Recuerdos tristes de un pasado alegre.
“Padre panadero, hijo millonario nieto pordiosero”. A diferencia del heredero clásico que malbarata la fortuna que heredó, éstos la arruinaron antes de recibirla. Hay que recordar el Movimiento al Socialismo, un partido que se fundó para impulsar el cambio democrático y la modernización, satirizaba “los bastones” en la política, propugnaba una generación nueva, y pasó a la historia por llevar al poder a un señor anciano y sobre todo fuera de la realidad cuyo legado compite con el terremoto de 1967 y el deslave de 1999. El partido de la esperanza era autocombustible. Hay que rogar para que el síndrome brutus de la cabeza no se haga epidemia. Cuando se creían superados los virus de lasalida y la constituyente, aparecen mutaciones como la transición y las primarias generales. Aquellos “denuncian” el golpe, otros corren a decir que ellos harán la transición. Enredo y enredo como el pollo que comía vermicelli.
El gusano de la manzana
Transición y golpe son amantes desgarrados, trascendentes, de romanticismo maximalista. Podrían salir de una novela rusa en la que se buscarían incansablemente a lo largo de mil páginas. Se necesitan como agua y sal, como materia y forma. El golpe necesita la transición, la transición suspira por el golpe y la ansiosa pareja corre en cámara lenta a encontrarse a la orilla del mar y retozar entre las olas. Son tal para cual. El gobierno con lo del golpehace recordar al niño que de repente gritaba y acusaba al hermanito de haberle pegado para que sus familiares lo mimaran y castigaran al otro. Lo de las primarias generales de la oposición es el tipo de operaciones políticas que pueden hacer caer en la tentación de los calificativos gruesos y las imprecaciones.
Después de lo ocurrido en la ULA, de nuevo una microminoría traiciona un excelente entendimiento unitario para levantar aplausos de cierta galería desinformada, aunque con ello desprestigie la alternativa. Son las tribulaciones de un país donde el galáctico enseñó que todo vale, no importa que la condición ética y política de las decisiones esté por debajo del mínimo. Se había firmado solemnemente un acuerdo que luego se encanalló y la palabra no vale nada. Él era incapaz para convivir, construir y solo supo siempre “demoler” el esfuerzo de otros, ser el gusano de la manzana. Es muy difícil ganarle al gobierno cuando la alternativa recibe permanentemente puñaladas por la espalda de sus propios miembros. Este estilo político también es revolucionario.
@CarlosRaulHer