Lo único cierto en una estrategia de acumulación de poder es ganar las gobernaciones.
La fórmula, hasta ahora exitosa, para conquistar una nueva mayoría fueron la unidad táctica de los partidos opositores y una propuesta de concordia, para que la inconformidad hacia el gobierno se convirtiera en apoyo electoral. Ser esperanza y no amenaza, hablar de los problemas existenciales de la gente y no de política, se dijo todo el tiempo, lo afirmaban los candidatos en las comunidades. La liturgia era unidad de acción y discurso de conciliación nacional, llaves para entrar al mundo de 60% de los electores, después de años de zarandajas y errores maximalistas. Pasada la prueba del 6D, frente al frenesí de tantos talentosos mentecatos, se demostró que la fórmula era correcta. A los ganadores correspondía responder como Einstein cuando siete equipos de astrónomos de diversos países midieron los efectos lumínicos del eclipse de sol de 1922 verificaron sus tesis.
¡Luego de 17 años de burlas habían comprobado las hipótesis de la cuestionada Teoría de la Relatividad! Albert comentó, dicen: “… la naturaleza está haciendo progresos”. Lejos de eso, la oposición torció misteriosamente hacia lo que no era y aceleró a fondo, al parecer porque había ascendido a tales alturas fuera de la atmósfera sin presurizar la nave, y el aire enrarecido interfería los procesos lógicos ¿Por qué se abandona una estrategia exitosa cuando sus resultados eran evidentes y la perspectiva el triunfo? ¿Por qué el retorno del maximalismo, la exit express cuando hasta las arcadas se sabe que es contraproducente? La nueva realidad a partir del 6D obligaba a mejorar, pulir la ecuación, no cambiarla: la fuerza democrática obtuvo gran mayoría, pero el camino estaba minado por la ubicación polemológica del TSJ, y los tanques y tanquetas.
“Que cien escuelas compitan”
Ante la insistencia del periodista diletante Regis Debray, que lo instaba a “sacar las masas a la calle”, Allende le respondió coloquial “… cuántas masas hacen falta para detener un tanque”. Difícil entender que de un momento a otro se decida sitiar con luces de bengala un factor debilitado pero no muerto y además armado, cuando todos los manuales de guerra y de política indican que cualquier criatura acorralada es mortalmente peligrosa, sobre todo si carece de escrúpulos. No hay duda que los varios errores cometidos en esta etapa de deriva lesionaron a la nueva mayoría innecesariamente y permitieron al gobierno reagruparse, pasar a la ofensiva, reconstruir la relación debilitada con las Fuerzas Armadas, a las que la nueva mayoría alejó por razones que parecen inexplicables. Igualmente hay otras varias cosas duras de captar para un entendimiento medio.
Por ejemplo por qué si ha sido la unidad de acción lo que permitió ganar, de un momento a otro surge una especie de primavera maoísta (“que florezcan cien flores”) en la que todo el mundo hará lo que le dé la gana frente a la situación. En este edificio están de acuerdo con el referéndum revocatorio, mientras en el de al lado los vecinos optan por la reconstituyente. En la calle paralela según dicen en el abasto, todo el mundo cree que la enmienda es infalible, salvo tres casas que plantean declarar vacante el cargo de Presidente. En el barullo de la panadería alguien recomendaba traerse a Miraflores a todos los que protestaban en cada rincón del país, y su tesis, comparada con varias de las anteriores, tiene carta de legitimidad. Cuentan que Ball, Tzara, Arp, Modigliani, Kandinsky y los demás dadaístas que se reunían en Café Voltaire, en Zurich, arrojaban vino, coñac, sobras de comida a los rostros de quienes asistían a sus recitales, para que su furia los incorporara activamente al acto creativo.
Experimento mental
Einstein recomendaba hacer lo que él llamaba experimentos mentales, que consistían en cargar las hipótesis de todas las connotaciones que diera el razonamiento (lo que hoy llaman “modelos de simulación”). Uno de ellos lo llevó a la conclusión de que la fuerza de gravedad no existía y que era un término usado por Newton para denominar algo que no lograba entender. La discusión sobre el exit-método merecería un experimento mental de esos. El gobierno se tiene a sí mismo en contra, por su incapacidad para operar, enfrentar problemas, dar soluciones a la entropía que él ha creado. La amenaza del mega-apagón a partir de abril (faltan cuatro metros para que el nivel hidráulico de Guri sea insostenible) la escasez de medicinas cuyo doloroso saldo está en los hospitales todos los días, la ausencia de alimentos, la toma progresiva del país por grupos irregulares y los posibles default, requerían que el gobierno propiciara con la Asamblea Nacional y la FF.AA un frente nacional contra la crisis.
Como las ocho personas de la cúpula lisiada del poder cobijan el propósito de que esta descomposición les perpetúe y no parece viable que hagan lo que deben, entre otras por consejo de Fidel Castro, lo pertinente sería convocar al chavismo fuera de la cúpula y al país en general, para ese propósito. Que se invite a la gente a pasear a Chacao es reflejo pavloviano, pero más que eso sería que la dirección política convoque municipio por municipio a las fuerzas vivas y organizadas para debatir cómo hacer frente a lo que viene. Lo único cierto en una estrategia de acumulación de poder es ganar las gobernaciones.