Luis XIV, rey de Francia y de Navarra, conocido como el Rey Sol, fue -por decirlo de alguna manera- la personificación del régimen absolutista y centralista. La frase que lo hizo famoso fue “L’État c’est moi” (El Estado soy yo).
En nuestra nación tropical y caribeña, Maduro ha decidido emular al famoso rey francé,s diciendo que en Venezuela habrá elecciones cuando él lo considere pertinente, y que no puede ser revocable por ser la personificación de la revolución y el continuador de la obra del difunto presidente.
Eso en el siglo XXI, en el que no hay monarquías absolutistas, sino en algunos países del Medio Oriente y de África, no tiene otro nombre que el de dictadura, como los casos de Corea del Norte y los Castro, en Cuba.
Venezuela derramó lágrimas de sangre en el siglo XX para acabar con la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, y no va a venir un presidente ungido que ganó unas elecciones por un estrecho y cuestionado margen, a decidir que solo habrá elecciones cuando él lo diga, violando sistemáticamente la Constitución al ignorar las funciones de una Asamblea Nacional electa por la mayoría del pueblo venezolano.
La era de las dictaduras ya no es la de América Latina, y mal puede justificarse un régimen a la cubana, cuando más del 80% de la población no sólo quiere, sino exige, un cambio de rumbo en el país.