¿Quién le teme a Felipe González? – Jean Maninat

Por: Jean Maninat

Bastó que el expresidente del gobierno español, Felipe González,Jean Maninat asumiera la iniciativa de sumarse a la defensa de Leopoldo López y Antonio Ledezma -ya son varios los expresidentes que también lo han hecho- para que el gobierno agarrara un berrinche mayor ante las cámaras, y denunciara al cielo una nueva intervención española en el país. Claro está, la costosa estadía del Sr. Monedero por meses y meses en territorio nacional, ese sí es un gesto de solidaridad -costó 425.000 euros- que debe ser agradecido con fervor revolucionario disfrazados de la pasionaria.

Lo que olvidan -o no quieren recordar- los celebrantes del socialismo del siglo XXI, es que el oficio de defender militantes políticos y sociales lo ha ejercido Felipe González desde muy joven en su lucha contra la dictadura franquista. Fue un abogado laboral al servicio de los sindicatos entonces duramente perseguidos. (Cinco abogados laboralistas que trabajaban con Comisiones Obreras fueron asesinados en 1977 en lo que se conoce como Matanza de Atocha y marcó la transición española a la democracia). Bajo el alias de Isidoro, González operó en la clandestinidad organizando el Partido Socialista Obrero Español (PSOE); como lo hizo también el fallecido escritor Jorge Semprún, alias Federico Sánchez, en el Partido Comunista de España (PCE). Entonces defender la libertad podía costar la vida y no había tiempo para bravatas y gimoteos.

Tiene razón el gobierno para estar preocupado. Felipe González es un respetado líder europeo -muy a pesar de cierta izquierda y cierta derecha- de dimensiones internacionales. Es un demócrata que supo combinar su formación socialista con los requerimientos de integrar España a Europa y a la economía globalizada. La sacó del atrasado bostezo que significó el franquismo. Le tocó gobernar junto a mandatarios -sus pares en otros gobiernos- de gran nivel que de alguna manera marcaron su época: Mitterrand en Francia, la Thatcher en Reino Unido, Gorbachev en la moribunda Unión Soviética, Kohl en la Alemania que luego sería reunificada, Reagan en EEUU. Y last but not least, el Papa Wojtyla, Juan Pablo II. Nada mal como compañía para quien entonces era un joven pero adelantado novato.

Cuando pase la alharaca de la Cumbre de las Américas en Panamá, y al gobierno se le acabe la distracción que le regalaron desde el norte, las aguas regresaran a sus anaqueles vacíos, a sus infinitas filas, a la inflación, a la inseguridad… al país hecho una ruina delirante. Entonces, la piedrita en el zapato de Felipe González -y un importante elenco de exgobernantes democráticos- hará su labor certera a favor de la recuperación democrática de Venezuela. Sabremos quien le teme a Felipe González en la región.

@jeanmaninat

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