Por: Pedro Palma
Hay personas que piensan que si los precios petroleros se recuperan en los próximos meses y luego se estabilizan en niveles relativamente elevados, digamos 70 dólares por barril, el gobierno contaría con suficientes recursos para evitar una profunda crisis económica, pues dispondría de dólares suficientes para que se importe lo que se necesita para producir y abastecer el mercado. Si bien desearía que ese favorable escenario se hiciera realidad, no coincido con esa opinión tan optimista.
Cuando vivíamos la bonanza generada por el aumento sostenido de los precios petroleros durante los años 2004 a 2008, sostenía que si estos dejaban de crecer la economía enfrentaría severos problemas, incluso si se estabilizaban en niveles elevados. La historia me dio la razón, por lo que creo muy útil estudiar lo que sucedió hace pocos años para entender lo que podríamos vivir en el futuro próximo, incluso en un escenario de recuperación y ulterior estabilización de los precios.
Después de alcanzarse a mediados de 2008 el máximo precio histórico de exportación de nuestro petróleo, este se desplomó en el segundo semestre debido al estallido de la gran crisis financiera internacional, pasando de casi 121 dólares en junio a 32 dólares en diciembre. No obstante, en el primer semestre de 2009 este se recuperó, para luego estabilizarse en un nivel cercano a los 70 dólares durante el segundo semestre de ese año y en los 3 primeros trimestres de 2010. A pesar de ser ese el segundo precio anual promedio más alto de nuestra historia, y de contar a fines de 2008 con un elevado nivel de reservas internacionales líquidas, la economía cayó en una severa recesión, y el PIB se contrajo 3,2% en 2009 y 1,5% en 2010, lo cual se debió a que el factor locomotor del alto crecimiento económico de los años previos, es decir, el pujante gasto público real, no pudo seguir creciendo debido al estancamiento de los ingresos petroleros.
La nueva alza de los precios de los hidrocarburos que se operó en 2011 y 2012 debido al estallido de la “Primavera Árabe”, contribuyó a que la economía volviera a crecer alrededor de 5% por año, para luego estancarse a partir de 2013, cuando lo precios se estabilizaron nuevamente en niveles bastante elevados y próximos a los 100 dólares por barril. De hecho, en el primer semestre de 2014 el PIB sufrió una contracción anualizada próxima a 5%, a pesar de que el precio promedio fue de casi 97 dólares.
En los últimos 6 meses del año pasado y comienzos del presente los precios petroleros volvieron a caer súbitamente, de forma muy similar a lo ocurrido en la segunda mitad de 2008, y el precio de la cesta venezolana pasó de 99,11 dólares por barril en junio de 2014 a solo 40,30 dólares en enero de 2015. Este nuevo desplome, sin embargo, se produce en un momento mucho más adverso para la economía del que existía a fines de 2008, cuando se estaba saliendo de una bonanza y, como ya se dijo, el nivel de reservas internacionales líquidas era alto. Ahora la situación es mucho más negativa. La economía está padeciendo una elevadísima inflación que mina la capacidad de compra del ingreso de la población y la empobrece, sufre profundos desequilibrios fiscales, monetarios, cambiarios y petroleros, y está inmersa en una situación crítica de escasez y desabastecimiento, debido a que el sector productivo privado está afectado por el acoso permanente del gobierno que le impone controles desproporcionados de todo tipo, las empresas manejadas por el Estado son tremendamente ineficientes, y la crónica escasez de divisas, agravada por la caída de los precios petroleros, limita las posibilidades de importar.
Por todo ello estamos convencidos de que la economía padecerá tiempos muy difíciles en el futuro inmediato, aun si se materializare un escenario de recuperación y ulterior estabilización de los precios petroleros en niveles relativamente elevados.
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