Sí. Lo planteo como reto, como desafío al caos que habita en las mentes de los generadores de la tragedia venezolana. No quiero que se interprete estas líneas como la reacción histérica de una venezolana que ve la debacle como algo más que una escena dantesca de un pasional teleculebrón.
Sí. Reto. A los poderosos que están persuadidos que sus palabras y dictámenes son dogmas de fe. Los reto a atreverse. A que el Defensor del Pueblo no se atreve a hacer una rueda de prensa con absoluta libertad y sin sembrar acomodados reporteros con preguntas ya cuadradas, para explicar qué no hizo él para evitar el montón de muertos, heridos, detenidos y afectados.
A que el flamante presidente del TSJ no se atreve a un debate público y abierto, en cadena nacional, con los más doctos constitucionalistas y administrativistas de Venezuela, para discutir frente a todos cómo justifica él su ascensión a un cargo para el cual no llena la requisitos y desde el que ha creado, dirigido e instrumentado el linchamiento de la Asamblea Nacional, la persecución de gobernadores y alcaldes todos de oposición y el más siniestro golpe contra el estado y la Constitución.
A que el presidente y directores del BCV no se atreven a abrir sus libros y cuentas a los más escrupulosos economistas para una auditoría, para acabar con la opacidad y liberar la información que por mandato constitucional debe hacerse del conocimiento público y, también, para explicar las operaciones dudosas que ejecutan con tanta frecuencia como, por ejemplo, la fábrica de dinero inorganico y, más recientemente, la truculenta operación con los bonos hecha con Goldman Sachs y el gordito de Dinasaur (que recuerda, por la gordura y otras características, al otro gordito, el inefable Antonini Wilson que a hoy sigue feliz y contento).
Y sigo. A que no se atreven el presidente de PDVSA y sus directores y altos ejecutivos a quitarle los velos a toda la operación nacional e internacional que nos convirtió de potencia petrolera en un peor es nada, mientras ustedes se dan vida de jeques, despilfarrando el dinero de los venezolanos. Porque ya sabemos que ustedes creen que ese dineral es suyo. Pero no. Es nuestro. Todito él. Y todo lo que se “morfaron” lo deben. Tienen entonces más de 30 millones de acreedores y aumentando. No seré yo quien los espere en una esquina para darles un taparazo (los prefiero con trajecito a rayas y con fotico de frente y perfil), pero si yo fuera ustedes me preocuparía de deberle tanta plata a tanta gente.
A que no se atreve, ministro Reverol, a darle la cara a los diputados en una interpelación en la Asamblea Nacional para explicar cada muerto, cada herido, cada perseguido, cada detenido. A que no se atreve a a abrir las puertas de “la tumba” para una investigación seria, a que no se atreve a dejar que una comisión civil haga una revisión de las armas que usan contra el pueblo.
A que no se atreve, señor Maduro, a contarse. Digo, a contarse de verdad, en unas elecciones como mandan la Constitución y las leyes, a saber, libres, directas, universales y secretas. No se atrevió a contarse en un revocatorio. No se atrevió a unas elecciones regionales cuando tocaban. No se atreve a colocar su propuesta constituyente para escrutinio público de cada venezolano por el método de un referéndum aprobatorio.
La lista puede ser mucho más larga. Abundan en este régimen los que sencillamente no se atreven.
@solmorillob
.Excelente tu articulo aparecido hoy en C’esar Migel. Seguto NO SE ATREVEN