Por: Emilio Figueredo
Ayer fue una jornada histórica, nunca en Venezuela había votado tanta gente. La abstención fue mucho menor de la que todos los analistas habían supuesto y ello favoreció a la capacidad de movilización del aparato del Estado para recuperar algunos de los votos que habían perdido en los últimos procesos electorales. Pero lo importante, mas allá de los resultados de ayer es el logro de ese joven líder, de apenas 40 años , Henrique Capriles, que supo movilizar para la alternativa democrática más de 6 millones de votos.
Es comprensible que muchos hoy tengan el corazón arrugado y es necesario dejar que los sentimientos fluyan y liberen la energía acumulada, pero esta aunque muy importante no es la derrota final. Si bien el gobierno logró un triunfo al recuperar parte de sus electores el país sigue fundamentalmente divido en dos grandes mitades.
Las circunstancias difíciles que tendremos que atravesar para recuperar un país funcional no podrán ser resueltas con la manera y el estilo de gobierno que hasta ayer ha prevalecido en nuestro país. Ninguna mitad puede por si sola hacer que este país funcione y progrese, solo todos unidos podremos lograrlo.
Ahora el país cuenta no solo con un gobierno que ganó sino también con una importante oposición unida detrás de un liderazgo que no nos defraudó.
En diciembre vendrá otra elección y esta vez no será contra Goliat así que a recuperar los ánimos, a descansar para volver a despertar y seguir luchando para recuperar una democracia funcional para nuestro país.
Ahora es cuando hay un camino para Venezuela.
Para mi lo preocupante no es la movilización del Gobierno, sino la percepción del electorado, desde mi punto de vista, esta teoría me pone a pensar que los triunfos anteriores de la oposición ha sido mas por ineficacia de los comando de campañas del gobierno, que por la evaluación de su gestión, lo que al final me hace concluir que existen factores más complejos que determinan la decisión del venezolano.