Publicado en: Blog personal
Por: Ismael Pérez Vigil
Lo ocurrido el 30 de abril, es demasiado importante y significativo como para dejarlo pasar y aun cuando ya se han dado muchos análisis y muchas y muy calificadas opiniones al respecto, vale la pena reflexionar sobre lo ocurrido, aunque no es tarea sencilla evitar los extremos, de la euforia o el pesimismo.
La información a la que tenemos acceso el común de los mortales es muy confusa y parcial, sobre los hechos que observamos solo podemos ir haciendo algunas interpretaciones y conjeturas, cada quien desde sus hipótesis o enfoque teóricos y conceptuales de la realidad. Eso resulta en que haya todo tipo de versiones, rumores e hipótesis, que he tratado de reunir y resumir.
Lo que sí está más allá de toda duda, para quien como yo ha venido escribiendo desde hace tiempo sobre la negociación, el 30 de abril se evidenciaron una importante muestra de varios elementos claves del proceso en Venezuela.
Los hechos.
Por supuesto la versión oficial del régimen es que hubo un alzamiento, un intento de golpe de estado de unos pocos militares, engañados por la derecha, instigados desde Colombia y los EEUU, que montaron irresponsablemente un show frente a La Carlota, pero que todo fue sofocado, aunque quedaron algunos pequeños focos de disturbios; está, poco más o menos, fue la versión oficial que esbozó el General Padrino después de medio día y Nicolás Maduro, con más detalles y otros énfasis en la noche del 30 de abril.
Pero hay otra versión, la del gobierno del presidente Juan Guaidó, que afirma que se trataba de un movimiento, civil y militar, para restituir la democracia en Venezuela, que solo fue un primer paso de la Operación Libertad, que el movimiento continúa y está lejos de haber terminado y de haber sido sofocada la rebelión militar, que se expresará en algún otro momento.
Ahora es necesario explicar o entender qué y por qué ocurrió todo el 30 de abril. Al respecto también se manejan varias hipótesis, desde una “jugada adelantada” por parte de Leopoldo López, ávido de protagonismo, hasta el temor al fracaso político el 1 de mayo al no poder llenar las expectativas creadas de una gran marcha o concentración. Finalmente, me decanto por lo que podríamos decir es la “versión oficial” del comando de Guaidó –al menos la de Voluntad Popular– y que sintetizo de esta manera: El régimen pensaba reprimir fuertemente la marcha o manifestación del 1 de mayo (tal como se demostró en efecto por la brutal represión ese día en diversas partes del país) y –supongo– en ese contexto, todo estaba preparado para meter preso a Juan Guaidó culpándolo de lo ocurrido y devolver a Leopoldo López a Ramo Verde, por estar implicado en la conspiración contra el gobierno usurpador. El presidente Guaidó y su comando, enterados de esto, deciden adelantar para el 30 de abril la Operación Libertad, que estaría prevista para el 1 de mayo.
En todas las hipótesis que se manejaron, hay al menos dos elementos comunes: Uno, la participación de militares leales a Juan Guaidó, buscando que se sumaran otros efectivos de la FANB y quebrar de esa manera el respaldo de la fuerza armada al régimen; y dos, que se venía desarrollando una negociación, con altos personajes del entorno de la dictadura, que habrían acordado “convencer” a Nicolás Maduro de que abandonara el poder o estarían dispuestos a “entregarlo” si no lo abandonaba; pero esto era necesario hacerlo en el contexto de una multitudinaria manifestación popular en apoyo a Juan Guaidó y rechazo a Maduro, que incluyera un respaldo significativo de la FANB.
Resultados.
Pero –y aquí no nos queda sino suponer con base en lo ocurrido– el adelanto de las acciones y sobre todo al no cuajar de manera completa la rebelión o fractura militar y posiblemente por la intervención de otros factores –como por ejemplo rusos y cubanos, o ambos– impidiendo que Maduro entregara el poder, se frustraría todo el desarrollo del plan original. Esto es lo que nos explicaría como encajan algunas piezas del rompecabezas que el 30 de abril no estaban tan claras:
· Uno, la tardía aparición del ministro de la Defensa anunciando que la rebelión o desobediencia de algunos militares estaba sofocada, pues estaría esperando ver como se desarrollaban los acontecimientos de la manifestación y el pronunciamiento de otros militares.
· Dos, el mensaje de Mike Pompeo, sobre el avión “prendido” esperando por Maduro y la intervención rusa que impidió su salida
· Tres, las declaraciones de John Bolton y Elliot Abrams de que tres personajes, del alto entorno del régimen, estarían desde hace tiempo negociando y habrían acordado la salida de Nicolás Maduro del gobierno o ellos estaban dispuestos a “entregarlo” ese día.
· Cuatro, el “hospedaje” de Leopoldo López en España y el asilo de 25 militares en Brasil, pues habiendo fracasado el “pronunciamiento masivo” de otros militares y la salida de Nicolás Maduro del poder, obviamente López no podía regresar a su casa/cárcel, ni los militares a sus cuarteles y debían buscar protección, lo cual no es censurable, a mi modo de ver.
· Cinco, la cadena de Nicolás Maduro, grabada temprano y trasmitida varias horas más tarde y sucesivas cadenas posteriores, al día siguiente, con visitas a cuarteles para mostrar a un Maduro en “posesión” del poder y el control militar y sin ceder un milímetro en ninguna de las posiciones y actitudes, que son las que han llevado al país al colapso en el que vivimos.
A pesar de las cadenas del ministro de la Defensa y de Nicolas Maduro, y la infinidad de rumores, hipótesis y conjeturas, desde las muy lógicas hasta las más disparatadas y fantasiosas, tras lo ocurrido el 30 de abril y el 1 de mayo, quedan flotando como conclusiones o enseñanzas varias cosas:
– Que la tal unidad monolítica de la FANB no es tal y se manifestó en: los militares que apoyaron a Juan Guaidó, la tardía cadena del ministro de la Defensa, las visitas de Nicolás Maduro a cuarteles militares desde el 1 de mayo, la poca presencia militar en las calles el 30 de abril, que el llamado del presidente de la ilegitima ANC para “sofocar” lo que estaba ocurriendo no fuera a la FANB sino a los colectivos, motorizados y milicianos y lo incruento de todo lo ocurrido que se resolvió sin un disparo entre militares. Lo que deja en el aire y sin mucho respaldo la versión de “golpe de estado” que esgrime el gobierno usurpador.
– Que, tal como dice Juan Guaidó y la mayoría de las encuestas, el régimen ha perdido todo apoyo popular, que se manifestó en la escasa respuesta de partidarios del régimen en acudir a Miraflores el 30 de abril y en la escasa participación en las manifestaciones convocadas por el régimen el 1 de mayo, a pesar de la usual parafernalia, movilización forzada e intimidación a empleados públicos que despliegan en estos casos.
– La develación de una negociación –a la que me referí más arriba– que se venía desarrollando con altos personajes del régimen y con el conocimiento y participación del gobierno de los EEUU pues, aunque Elliot Abrams lo niegue, demostró en sus declaraciones que la conocen al detalle, además de que se contradice en ese sentido con lo declarado por John Bolton.
Con respecto a este último punto, en los próximos días veremos más reacciones a la declaración de Elliot Abrams que ya se comienzan a sentir; en particular las de algunos sectores que apuestan al fracaso de la “Ruta Guaidó” y niegan cualquier posibilidad de negociación y están atentos a cualquier detalle que se pueda filtrar en este sentido para “demonizarlo”; pero este tema, así como el de la formación de un “gobierno de transición” lo analizare la próxima semana
Como quiera que sea, aun con las falencias e imprudencia de una parte de las declaraciones de Abrams, el gobierno de los EEUU, a través de tres de sus altos voceros, enviaron varios mensajes, hacia el mundo y el país, hacia el gobierno usurpador y hacia el futuro:
1. al país y al mundo, que hay una negociación en la búsqueda de lograr la ruta propuesta por el presidente Juan Guaidó,
2. a Nicolás Maduro, que su gente más cercana le traiciona, así que debe aceptar las propuestas de salida antes de que sea tarde, y
3. a los que habían negociado con ellos y que recularon a última hora: con nosotros no se juega, quien nos traiciona paga el precio.
Conclusiones.
Además de lo anterior, un beneficio adicional de lo ocurrido el 30 de abril es que hay al menos tres altos personajes del entorno del régimen que están “descubiertos” ante los capitostes de la dictadura y eso puede tener consecuencias, personales y para todo el régimen, que veremos en las próximas semanas.
En síntesis, lo ocurrido el 30 de abril demuestra que es evidente que hay fisuras en las FANB, pero más importante es que abona la tesis de que la situación política que vivimos se resolverá cuando se produzca un quiebre del bloque hegemónico de la dictadura. Pero ese quiebre no se producirá de manera mágica o casual, sino que será el producto de un movimiento de “tenaza” o “pinza” compuesta de presión interna por la movilización popular –de un lado de la pinza– y por la presión internacional con sanciones personales y otras medidas, del otro lado de la pinza.