Cae la tarde. El agotamiento nos agobia. Por las puertas, ventajas y rendijas. Leo todo de análisis. Trato de entender. Se me gastan las neuronas. Busco explicaciones para tanta estupidez. Algo que la justifique. Veo la miseria, las caras enflaquecidas de los niños. Veo el desgaste de todo. Las calles sucias. Y la desesperación de la gente. Y los rostros agrios de policías y guardias nacionales. No entiendo. No entiendo en qué momento dejaron de ser venezolanos normales y se convirtieron en bestias feroces. Tienen mirada sin escrúpulos. Retinas sembradas de odio. Termina la luz. Llega la noche. Hoy la injusticia creció. Y lo único que engordó fue el odio. No entiendo. No entiendo. No entiendo. O será que todo es tan horroroso y tan doloroso que no quiero entender.
Soledad Morillo Belloso