El ministro Arias deja en evidencia las debilidades de la revolución de hojalata -Pedro Pablo Peñaloza

Por: Pedro Pablo Peñaloza

Todos los días, un chavista se cae del caballo. La epifanía de estaPPP3_400x400 semana corresponde a Juan Arias, ministro de Industrias Básicas, Estratégicas y Socialistas. “En empresas como Sidor se cometieron esos errores, se incorporó un gran número de trabajadores (…) allí los que trabajan realmente son menos de la mitad de la nómina que son 17.400 aproximadamente”, reveló el bueno de Arias. En abril de 2008, el presidente Hugo Chávez se burlaba de los argentinos que manejaban la Siderúrgica del Orinoco. “Dicen ellos que Sidor vale 4 mil millones de dólares. Yo me reí de eso”, fanfarroneaba el comandante. ¿Cuánto valdrá ahora? Mientras amenazaba con nacionalizar la empresa para conquistar la plena soberanía, el líder bolivariano se preguntaba: “¿Qué se creen los dueños de esa empresa, que somos pendejos?”. Quizás sí y cómo culparlos por ello.

Sin proponérselo -¿o sí?- Arias le dio una bofetada al capitán Diosdado Cabello, el general en jefe Vladimir Padrino López, el general Francisco Rangel Gómez y a todos los militares que han desfilado por Guayana. Cabello y Padrino López, hombres de acción donde los haya, salieron corriendo hacia el sur en julio de 2014 para imponer el orden en Sidor. “Nosotros rechazamos que estas personas de las mafias sindicales estén diciendo que pertenecen al PSUV o que son cercanos a la revolución”, espetó el entonces presidente de la Asamblea Nacional, escoltado por el poderosísimo jefe del Comando Estratégico Operacional. Con su fino olfato, Cabello detectó que en aquellas protestas por la discusión del contrato colectivo “huele a conspiración y a imperialismo”. Dos años más tarde, el hedor a burocratismo e ineficiencia es tan penetrante que despertó a Arias.

Pocas personas han tenido el tino de Arias para describir la gigantesca rumba de estos 17 años. “Bueno, ahora Sidor es nuestro, entonces, incrementemos nómina, aumentémonos sueldos”, fustigó el ministro las desviaciones del “control obrero”. Donde dice Sidor, coloque Estado venezolano y comprenderá la historia. Antes de 1999, hasta Chávez hablaba de la necesidad de reducir el tamaño del aparato gubernamental. Hoy el país tiene una cosa que se llama Ministerio de Industrias Básicas, Estratégicas y Socialistas que administra una colmena de reposeros. “Una empresa es para producir bienes, servicios, no obreros”, advierte el presidente Nicolás Maduro. Clarísimo. Y ahora, ¿qué hará con la superproducción de obreros? ¿Exportarlos a Cuba o intercambiarlos por vaquillas? Un dilema de acero para la revolución de hojalata. Los argentinos tenían razón.

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