Dice un conocido adagio que lo que mal comienza mal termina. Si en algo tiene razón Vico es en el hecho de que se es lo que se hace: “Verum et factum convertuntur, reciprocatur”, ni más ni menos. Sea para bien o para mal, lo hecho es el resultado de la fiel objetivación de su artífice, su “imagen y semejanza”. Y tal vez sea esta la mayor verdad, la verdad más nuclear, del historicismo filosófico, desde Maquiavelo –pasando por Spinoza, Hegel y Marx– hasta la más reciente versión de la Escuela de Frankfurt de Honneth. Un distinguido italiano, Bertrando Spaventa, tuvo el honor de sorprender esta continuidad del ‘pensamiento pensante’, capaz de diluir los trombos, las ‘infranqueables’ coagulaciones, que presenta de continuo el cuerpo social. Las denominó “circulación del pensamiento”.
Cuando el pensamiento no ‘circula’ libremente, cuando se dejan de lado las ideas en su continuo fluir, en su creación continua, es porque el organismo viviente de la sociedad se ha enfermado de gravedad y su muerte, inevitablemente, se aproxima. Dar prioridad a la coseidad, a lo carente de vida, a las consignas vaciadas de contenido, al fanatismo anacrónico -por no decir miserablemente ridículo-, al chantaje y al terror autocráticos, a las maquetas populistas de cartón piedra de un régimen gobernado por la réplica de una réplica –un patético muñeco de cera–, detrás de cuyas “banderas de lucha” se encuentra en realidad el gran negocio del narcotráfico, se traduce, en términos objetivos, en la propagación de células malignas, semejantes a las cancerosas, a través del complejo sistema linfático del ser y de la conciencia de la sociedad, hasta la conformación del émbolo reproductor del mal, generando la metástasis del sistema. La embolia es inminente.
Un hueco en una calle es un hueco. Miles de huecos diseminados a lo largo y ancho de calles oscuras, sin semáforos, sin rayado, con aceras en ruina y emanaciones de aguas servidas, con taxistas y motorizados que pueden hacer y deshacer a su antojo, con vendedores ambulantes, atracadores, secuestradores y asesinos, ya no es un ‘tumor benigno’ sino toda una patología, un caos promovido desde un centro de poder tumorado, que lo va corrompiendo todo a su paso. Cuando un Alcalde, es decir, el encargado de establecer las reglas del juego en una ciudad, hace las veces de Rector del organismo electoral, de promotor de escuadras hamponiles que asaltan el Palacio Legislativo de una Nación y, a la vez, promotor de diálogos –que, por cierto, a estas alturas de la crisis resultan cuando menos extemporáneos, dado que queda muy poco por negociar, a no ser una salida “decorosa”–, es un ejemplo bastante representativo de lo que significa, en términos políticos, metástasis. Es la bancarrota de una gestión municipal y de una gestión proselitista a un mismo tiempo. Al decir de Hanna-Barbera, “Colotordoc” quiere decir “Doctor loco al revés”. No se puede ganar un tiempo que ya se ha perdido para siempre.
Recientemente, la administración fiscal de Estados Unidos declaró que en los próximos días efectuarán una de las expropiaciones financieras más cuantiosas de la historia de ese país: cerca de mil millones de dólares, provenientes de dineros malhabidos de ciertos boliburgueses. Las casas Gucci, Rolex, Ferrari, Mercedes Benz, entre muchas otras, estarán muy preocupadas, al saber que clientes tan “exquisitos” se quedarán tan solo con su pensión salarial. Pero, además, cabe recordar que la gente tiene que hacer colas para poder recibir una miserable bolsa CLAP y conseguir a duras penas uno que otro medicamento a consecuencia del desfalco más grotesco y escandalosos que haya sufrido el país desde su fundación.
El “prohombre” está de gira. Trata inútilmente de ganar tiempo para salvar un estado de cosas en descomposición. Hablar de “burguesía apátrida” y negociar el “arco minero”, entre otras cosas, muestra la más absoluta inconsistencia, sostenida por las migajas que aún reparten, no sin dificultad, entre sus escuadras de malhechores. La vergonzosa venta de bonos de la otrora respetable empresa petrolera nacional contrasta con la exitosa venta de bonos de los sauditas y con los del actual gobierno argentino. Acostumbrados al chantaje, al talante malandro, a la piratería, al desprecio absoluto por el conocimiento, creen aún que algo pueden esperar de sus “socios” en el exterior. La comunidad internacional, esa suerte de condominio de naciones, ya sabe, y lo sabe muy bien, lo que puede esperar de un régimen que decidió ahogarse en sus propias pestilencias, habiendo tenido la oportunidad de hacer un gobierno justo y próspero para todos. Pero prefirió seguir los consejos de los Castro y vincularse con lo más granado del mundo jurásico, con los últimos sobrevivientes de la “barbarie ritornata”.
El día a día tiene sus altas y sus bajas. Y sin embargo, desde el punto de vista de la sustancia, la crisis orgánica que ha desgarrado por completo el tejido que en algún momento existió entre la sociedad política y la sociedad civil ya no se puede recomponer. El cáncer de este ‘bloque histórico’, que curiosamente tuvo su inicio con la profanación de los restos mortales del Libertador, ya ha hecho metástasis. Un nuevo bloque está por nacer, a pesar de que su construcción no será, después del desastre, nada fácil. La nueva eticidad debe abrirse paso con nuevos valores, sustentados en una educación sólida y, sobre todo, capaz de superar -y conservar- la mera ‘techné’. Educación para la productividad del universo civil, la investigación comprometida con el desarrollo y la libre creación.
El militarismo ha fracasado, una vez más. Resquiescat in Pace. La lucha de hoy es la lucha por una nueva sociedad, justa, auténticamente democrática, de reconocimiento, libre y de bienestar.