Por: Fausto Masó
En el discurso sobre el Esequibo Maduro se opuso abiertamente por primera vez al legado de Chávez, no le quedaba otro remedio.
Chávez declaró en una ocasión: “El gobierno venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto conducido en el Esequibo para beneficiar a los habitantes del aérea”. Y el 20 de febrero del 2003, en la propia Georgetown afirmó: “El tema del Esequibo será eliminado del marco de relaciones sociales y políticas de los dos países.” Y así ocurrió hasta ahora en que los acontecimientos colocaron al Esequibo en la primera página de la prensa.
Caldera, Betancourt y Leoni reivindicaron los derechos venezolanos y Chávez hasta el 2004 se había opuesto a cualquier inversión multinacional en el Esequibo y los mares territoriales, lo que ahuyentaba a las empresas hasta que apoyado en el cambio de postura del mismo Chávez, Guyana le concedió derechos a la Exxon en la región.
El apoyo cubano a Georgetown viene desde 1981 cuando Cuba firmó con Guyana un acuerdo de apoyo. Chávez tomó en cuenta la posición cubana para modificar la política tradicional de Venezuela y aceptar que Guyana se apoderara del Esequibo. No hace mucho, cuando visitó Guyana en 2013, Nicolás Maduro descalificó el acuerdo de Ginebra que justificaba los derechos venezolanos, afirmó que fuera “un acuerdo entre el viejo imperio británico y un viejo gobierno de Acción Democrática en Venezuela”, tiempo en que se realizó una campaña contra Guyana dentro de las fuerzas armadas y los medios de comunicación sembrando el odio y el racismo para abrir la posibilidad de invadir el Esequibo”.
Amparados en Maduro y en Chávez Guyana explota ahora el Esequibo. Cuenta Rafael Simón Jiménez que cuando quiso denunciar en el congreso la explotación maderera de zonas del Esequibo le insistieron que dejara de lado el tema.
¿Qué ha cambiado con el gobierno de Maduro? Ahora los militares dejan oír su voz con fuerza, Chávez los tenía dominados con su autoritarismo electoral, pero ahora obligaron a Maduro a darle la espalda al legado de Chávez y a invocar indirectamente a Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Rafael Caldera, para justificar el derecho de Venezuela sobre el Esequibo.
Cambian los tiempos y el propio Maduro se coloca contra Chávez, pronto veremos si intenta también modificar el modelo económico del difunto.
Guyana está aprovechando un momento de debilidad extrema del país, Venezuela carece de aliados, los abrazos con Shannon buscan una reconciliación con Washington. Exxon Movil cuenta con la bendición de Washington. Venezuela, gracias a la locura de Chávez, dejó de ser el aliado privilegiado de Estados Unidos.
En su discurso Maduro no mencionó la presencia de los chinos en la explotación de la Exxon. China es el verdadero imperio en formación de la región, el gran financiador de nuestros países. En realidad, Maduro enfrenta el dilema de quedarse solo en las palabras, las gestiones internacionales, mientras en los hechos Guyana se apodera del Esequibo
Esta Venezuela por desgracia no es la de Rómulo Betancourt que contaba con el respaldo incondicional de Washington, representaba el modelo político que admiraban los latinoamericano, la respuesta triunfante al militarismo. A esa Venezuela la temía la naciente Guyana en cambio, ahora se ríe de la Venezuela chavista, incapaz de transportar alimentos, producir petróleo y hacerse respetar en el mundo. Maduro carece de apoyo internacional para defender los límites del país. Nunca ha sido tan débil el país, los puertos están vacíos, no hay dólares para importar y tampoco hay producción nacional. Llegamos al llegadero. Este discurso de Maduro anuncia el canto del cisne del chavismo antes del final. A los chavistas no les queda otra salida que oponerse al legado del presidente inmortal.
¿Se podrá mantener en el poder Maduro? Hay un enorme disgusto en el chavismo, y caso de una derrota electoral Maduro caería en crisis. Por ahora en la prensa guyanesa recuerdan constantemente las palabras de apoyo de Chávez a la explotación del Esequibo por los guyaneses.