Por: Jean Maninat
Hollywood pronto se dio cuenta que tenía entre sus manos una veta inigualable para aterrorizarles las cotufas domingueras a los incautos adolescentes gringos e incrementar las entradas en los teatros. Las pantallas se llenaron de invasores verdes, arañas gigantescas, dinosaurios de goma espuma recién despertados, pulpos de tentáculos ávidos de carne humana y cuanto bicho raro y sobredimensionado le pasara por la cabeza a un productor de cine supletorio mientras mordía un puro barato y estrujado. Por alguna razón que sólo los guionistas alcanzaran a explicarnos, todo comenzaba con un bombillo que sin ton ni son empezaba a titilar en un hogar americano, hasta que en medio de un in crescendo de chispazos y zumbidos eléctricos, la casa, el vecindario, y luego toda la ciudad quedaban a oscuras. Desde entonces es parte del canon hollywoodense, el que una falla eléctrica anuncie la presencia eminente de unos alienígenas dispuestos a arrasar con cuanto modo de vida tengan por delante.
Uno no sabe si quienes desgobiernan a Venezuela son adictos a la ciencia ficción, pero lo cierto es que han convertido al país en un gran escenario de fin de mundo, de batalla campal, donde todo colapsa a pasos agigantados, mientras la población se pregunta cuál de las siete plagas de Egipto acampará mañana en sus predios. Huecos enormes cuartean las avenidas de la capital: ayer fue El Cafetal, hoy la Francisco de Miranda, mañana no sabremos qué nos depara un pavimento fatigado por tantos años de desentendimiento oficial. Inflación, desabastecimiento, falta de agua, caos vial, crimen rampante, hospitales y clínicas bajo pronóstico reservado, son la materia prima de la que está hecha cualquier historia que describa el colapso de una sociedad. Y como si fuera poco, el entristecedor espectáculo de columnas de gente caminando hacia sus hogares en medio de ciudades oscuras que una vez fueron luminosas: todo en medio de un país petrolero.
Es cierto, los marcianos llegaron ya, sólo que se instalaron hace quince años en Miraflores y están arrasando con todo.
@jeanmaninat