Por: Fausto Masó
A cuatro meses de las elecciones, en las conversaciones con los estrategas de café con leche, siempre surge la pregunta de si llegaremos a diciembre. Se olvida que este es un gobierno en el que los generales mandan; no es fácil, por tanto, un final sorpresivo como sería posible si nos gobernaran solo civiles, a los que fácilmente desplazarían los militares.
Pero hay un hecho: Nicolás Maduro se supera cada día en el camino hacía el infierno, interviene unos galpones en La Yaguara con el pretexto de construir viviendas cuando solo logrará así agravar la distribución de alimentos. Ya en algunas partes de Venezuela escasea la cerveza. ¡Fin de mundo!
¿Qué lugar ocupará Maduro en la mitología revolucionaria?
El Che Guevara nunca fabricó una buena bicicleta ni le ganó una batalla al ejército boliviano. Una amiga, gerente de Relaciones Públicas, que decía que Fidel le recordaba a un vendedor de autos usados y el Che le parecía un muchacho majadero que destrozaba los automóviles de la familia. El Che andaba por la Sierra Maestra con un libro de cuentos de Jack London en el bolsillo. Para sus grandes proyectos guerrilleros escogió dos escenarios inhóspitos: El antiguo Congo y el altiplano boliviano. El discípulo de Lumumba, Laurent-Désiré Kabila, fue su aliado en el Congo y más tarde gobernó como dictador. El Che decía que los dirigentes africanos preferían pasar el tiempo con prostitutas y tomar whisky en el Cairo, a pelear en la selva africana. ¡Claro! No estaban locos como él.
El Che se hubiera muerto de tristeza si hubiera adivinado que los jóvenes de los países ricos usarían franelas con su imagen. ¿Cuál será el destino final de Fidel Castro? ¿El alzhéimer? Ya todo lo olvida y anda siempre vestido con una ridícula ropa deportiva. El temible guerrillero, el que ordenaba fusilamientos, amenaza convertirse en un viejito que quiere vivir 100 años.
¿Cómo terminará Maduro? Solo sabemos que llegó al poder por equivocación; fue el último gran error de Chávez designarlo su sucesor.
A veces parece que el país no cambiará después del chavismo. Seguiremos creyendo que el petróleo es una sustancia divina, la verdadera patria, y estamos condenados a que el Estado sea su dueño, a pesar de que haya demostrado su incapacidad para producir una gota del supuesto oro negro. Ni la actual situación ha convencido a los venezolanos de la necesidad de abandonar las ideas que han arruinado al país. Todavía consideramos un horror impensable privatizar Pdvsa.
¿Llegaremos a diciembre? es una pregunta banal. El verdadero tema es si Venezuela cambiará después del chavismo; si por fin dejaremos el socialismo atrás lo que no significa, claro, que nos olvidemos de los pobres, claro. Todo lo contrario, sino cobrar impuestos para financiar grandes proyectos sociales de educación y salud.
Argentina no ha podido escapar de la ridícula ilusión del peronismo. ¿Estaremos también nosotros condenados por largas décadas a seguir ilusionados por una especie de chavismo light?
Evita era una mujer patética. Se pasaba el día solo recibiendo gente, abrazando a los pobres, con un diseño político que enloquecía a las masas. Chávez no fue Evita, ni Maduro es otro Perón.
Insistimos: la verdadera pregunta no es si llegaremos a diciembre, sino si el país ha aprendido algo de este desastre.
Maduro está acabando con el chavismo y demuestra que no hay chavismo sin Chávez, pero no sabemos lo que nos espera después de la inevitable derrota electoral del PSUV.
Diciembre está a la vuelta de la esquina; Maduro quiere evitar la derrota electoral, pero el tiempo de los milagros políticos ya acabó. Ni los chavistas apoyan a Maduro, abrumados por noticias como estas: Colgate-Palmolive y Goodyear podrían “desconsolidar” sus operaciones en Venezuela; Mattel podría cesar totalmente sus operaciones en Venezuela; la farmacéutica Merck asumió un cargo de 715 millones de dólares contra sus ganancias del segundo trimestre, Movistar eliminó el servicio de llamadas a todos los países excepto a 10. Digitel cortó el servicio a más de 100 países. Fresenius Medical Care, líder mundial en tratamientos de diálisis, venderá sus negocios en Venezuela y hay 100 noticias iguales, o peores, que estas.
Totalmente de acuerdo con Fausto, mientras sigamos votando por gente que quiere seguir repartiendo la renta petrolera y no aplica politices de desarrollo de la producción y los servicios, estamos condenados a vivir d la limosna de un estado que siempre ha sido corupto. 56 años seguidos de esta medicina, ya tienen al enfermo intoxicado, ya llego el tiempo de enseriarnos y aplicar otro tipo de gobierno .
Lamentablemente la MUD ofrece mas de lo mismo pero eso si “mejor administrado”
He aquí la cuestión…hemos aprendido la lección?,